3. Día intenso

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Hoy es un día muy frío, así que decido ducharme con agua caliente; dejo mi cabello suelto y me coloco unos jeans negros, blusa blanca y mis vans. Para abrigarme me coloco un saco y una boina. Suelto un suspiro frente al espejo, tal vez debería comer algo de pizza para agarrar cuerpo, parezco un esqueleto.

En el trayecto al instituto paso por un Starbucks y compro un frapuccino. Río para mí misma: tomando algo helado en un día frío. La cajera me mira extrañada cuando me da el cambio y yo sólo sonrío antes de salir.

-¡Hey! Sabelotodo ¿cómo estás?- me pregunta Leo con entusiasmo apenas llego a mi casillero, se despega de las puertas metálicas para que saque mis libros.

-Yo bien, gracias. ¿Oye, y Caroline?- interrogo. No la veo por ningún lado, y ella no es de las que llegan tarde.

-Pues no sé. Pero es sospechoso que ni ella ni Pat hayan venido; ya sabes lo que dicen, mejor es prevenir a lamentar- dice fingiendo temor. Ruedo los ojos sin contener la risita.

Dos chicos ingresan riendo por una de las puertas corredizas, algo me dice que hicieron alguna travesura; lo confirmo cuando la cocinera los persigue por un buen trecho, hasta que se rinde y los deja comerse los muffins que se robaron, la mujer se va echando humo por las orejas.

Río porque mi crush no es ningún santo, y curiosamente eso me parece adorable.

Pat está con unos vaqueros negros y una camisa celeste, mientras que Jack asistió con unos pantalones de mezclilla y la camisa de ayer. Señor Dios, se ve tan sexy con glaseado rojo en sus labios.

-¿Qué pasa Hely?- interroga Leo- Oh, ya veo quien llegó. Bien, tal vez deba irme.- suelta fastidiado.

Hay veces que no lo entiendo.

Mi pequeña amiga se acerca y se cruza de brazos.

-Hely pareces Aquiles cuando ve sus croquetas- Aquiles es el perro de Caroline, es gigantesco, pero es un amor así que no le tengo miedo.

-No es cierto. Además, no hay nada por qué babear.

-Ajá- dice Caro con notable sarcasmo.- Bueno te dejo, tengo que ir a clases -agrega la rubia y se despide con un beso en la mejilla.

Veo a Pat alejarse tomando de la cintura a Caroline, el listillo la estaba esperando recargado en una pared, como un tipo en onda. Me pregunto cómo será caer por un chico malo, ¿será pasional como en los libros o dolerá la frialdad de sus actitudes? Tal vez prefiera quedarme con la duda.

Jack está caminando con sus típicos audífonos puestos, observo cada detalle del ojiceleste, sus labios delgados, su pálida piel, su nariz respingada, sus rulos despeinados. Tal vez deba bañarlo en cemento y tenerlo de estatua en mi jardín... no sé.

Mis alarmas se encienden cuando de un momento a otro, voltea a mirarme y contacto con sus iris celestes. Siento mis mejillas arder, así que bajo mi cabeza y abro el libro que hay en mi mano, fingiendo interés en Los perros hambrientos.

Siento como se acerca a mí y empiezo a temblar, su perfume se cuela en mis fosas nasales sin permiso, lo disfruto en silencio.

Lo tengo en frente, pero no alzo la cabeza aún, por lo que toma mi barbilla con su dedo índice y me obliga a enfocarlo. Poco a poco se dibuja una sonrisa en su rostro y me guiña un ojo, mas luego se retira serio.

No sé qué ha sido eso, ¿acaba de coquetearme? ¡Me sonrió! ¡Me guiñó el maldito ojo! No debería hacer eso, puedo derretirme y él va a tener que limpiar el suelo.

Muerdo mi labio para no suspirar y me alejo hacia el laboratorio de química trotando, no sé si para llegar puntual, defogar la emoción o para escapar de las miradas curiosas del alumnado.

Y...llegasteWhere stories live. Discover now