10. Ladrón de besos

24 3 4
                                    


Miro por enésima vez la pizarra y trato de entender que son todos esos garabatos, pero me es inútil.

Suspiro cansada y bufo apoyando mi cabeza sobre mi mano, permanezco así unos cuantos segundos hasta que un papel me cae en la cabeza. Al abrirlo, leo el mensaje y mis comisuras se alzan lentamente al reconocer la letra.

«Me estoy durmiendo...¿qué dices? ¿nos vamos por ahí?

Pienso un momento antes y de contestar y finalmente comienzo a escribir.

«Sé que voy a arrepentirme»

-Profesor Ed- llamo la atención del señor calvo levantando mi mano- ¿puedo salir al baño?

El señor alza la ceja y me mira por un momento hasta que termina cediendo algo inseguro.

Camino lentamente por el pasillo observando a través del cristal de la puerta al conserje que se encuentra limpiando las baldosas del campo de básquet. Pobre hombre.

Voy a dar un paso más, sin embargo, alguien me voltea rápidamente y rodea mi cintura. Tengo su rostro a pocos centímetros y puedo contemplar perfectamente sus bellos ojos celestes.

En un movimiento rápido le doy un beso fugaz en una de sus mejillas y sonrío tímidamente. Jack abre los ojos tanto que creo que se van a salir, por lo que lanzo una suave risita. Él se da cuenta y alza una ceja sonriendo de lado, para luego reír conmigo.

-Buena idea escaparse conmigo ¿verdad, señorita Wecker?- dice acomodando tras mi oreja un mechón de mi rizado cabello.

-Eso está por verse- respondo sonriendo.

Él alza las cejas divertido y yo río de nuevo hasta que siento mis mejillas calientes. Oh no.

Con algo de nervios cubro mis mejillas con mis manos, ya que no encuentro los mechones delanteros de mi cabello. Jack ríe al ver mi reacción y quita mis manos de mi rostro.

-No trates de ocultar tu nerviosismo, es en vano, ambos sabemos lo que provoco en ti, pequeña- me dice con voz ronca. Me llamó "pequeña", ya extrañaba eso.

-No...es...ci...cierto- ¡genial! Ahora estoy tartamudeando, ya no lo hacía. Creí que había superado eso.

-¿Ah no?

Niego con la cabeza frenéticamente, lo que lo hace sonreír de lado.

De un momento a otro toma mi mejilla, mientras que con la otra sostiene mi cintura e inesperadamente estampa sus labios con los míos.

Se separa a los pocos segundos y yo respiro rápidamente, está claro que este chico hace que mi sangre circule con mayor rapidez y mis células se alteren.

-¿Me sacaste de clases para besarme en medio del pasillo?- cuestiono recuperando mi respiración y coloración normal.

-Pero si tú saliste sola- habla con una ceja alzada- yo solo te pregunté si querías escaparte conmigo- agrega haciéndose al inocente.

-Sí, sí, como sea- ruedo los ojos y lo miro fijamente- ¿nos quedaremos aquí?

-¿Quieres quedarte aquí?

Y...llegasteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora