12. Lugar favorito

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Es casi un milagro que te den permiso de desaparecer por un mes, sobre todo si sólo faltan 3 semanas para que los exámenes comiencen. Supongo que las porristas tienen suerte. Mucha suerte.

Sirvo un sándwich de pollo, una ración de fresas y un jugo de manzana; Caroline hace lo mismo y caminamos hacia la mesa más cercana, mientras me habla de su vestido para la graduación y lo que piensa estudiar. Al parecer quiere ser ingeniera química. Una rubia ingeniera química.

-Mamá dice que estudie diseño gráfico- indica dándole un mordisco a su sándwich- no me gusta, así que siempre le cambio de tema, pero últimamente está insistiendo mucho.

-¿Sabe que te interesa otra carrera?- pregunto llevándome una fresa a la boca con el ceño fruncido.

-No, hoy se lo diré.

La mamá de Caroline es muy controladora, quiere manejar su vida a su manera y pocas veces deja que su hija tome decisiones importantes. Cuando mi amiga se inscribió en las olimpiadas de básquet a escondidas, su mamá se puso como loca, se encerró en su habitación e hizo una rabieta. Al final la cambió a natación argumentando que ayudaría a controlar el asma de Caroline.

Paseo mis ojos por toda la cafetería buscando algo interesante y me detengo al ver a Leo conversar con Natalie (la chica osito); están junto a algunas chicas que no conozco y un tipo rubio.

Se ven tiernos.

Sigo buscando algo y me detengo una vez más al ver a Jack recostado en una de las columnas de cemento. Me sonríe de lado y con un movimiento de cabeza invita a que lo siga. Y se va. Y lo quiero seguir.

-Caro...- digo tocando el hombro de la rubia.

-Dime.

-¿Estaría bien si te pido que me cubras para que nadie note que la dueña del cuadro de honor se escapó a no sé donde con el chico guapo y enigmático de los tatuajes que además es su crush?

Mi amiga tarda un minuto en asimilar mi pregunta y finalmente me sonríe con complicidad.

-Tú solo sal cuando te diga- me guiña un ojo y toma un pedazo de su sándwich para lanzarlo a una morena que se encuentra cerca.

La chica abre la boca con indignación y voltea con un pote de guiso en sus manos, se lo lanza a Caroline, pero ella se esquiva y le cae a un chico del equipo de rugby. El castaño y sus amigos dejan de reírse de lo que sea que hayan dicho y toda la cafetería se queda en silencio.

-¡¡¡GUERRA DE COMIDA!!!

Le lanzan un caldo al chico que gritó y con ello la comida comienza a volar por los aires. Salgo en cuanto escucho el «¡¡CORRE!!» de Caroline y trato de esquivarme de las personas con alimentos en mano.

Un gran alivio me recorre cuando atravieso la puerta de la cafetería, casi soy alcanzada por un pote de helado. Espera, ¿había helado? Rayos. Quería helado.

-Me seguiste- murmura Jack a mi oído, haciendo que me sobresalte y lance un grito del susto.

-Acabas de provocar la más épica guerra de comida de la historia de este instituto- contesto respirando agitadamente. Él me mira serio y alza una ceja.

-Tú la provocaste- habla recostado en la pared.

-Yo te seguí, así que es tu culpa por hacer que te siga.

-Es tu culpa por parecer un lindo pastelillo que quiero robar- agrega sin ninguna expresión en el rostro.

Me ruborizo ante su comentario y cubro mi rostro con mi rizado cabello; hay costumbres que no cambian.

Y...llegasteWhere stories live. Discover now