9. Frankenstein

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Camino por el pasillo hasta llegar al último casillero, el mío; dejo algunos libros y sigo caminando. A medida que avanzo, las personas me miran raro, no entiendo qué miran, ¿acaso tengo un grano?

Llego al lugar donde el chico ojiceleste está de espaldas con los audífonos puestos guardando un libro en su casillero: "Ciudades de papel".

-Me gusta ese libro- digo sin que me haya invitado a hablar. Jack sigue de espaldas y me está ignorando, igual que en el chat de ayer, así que decido llamarlo por su nombre- Jack...

Me doy cuenta que no nota mi presencia, pero eso va a cambiar, sí que va a cambiar.

Empujo su hombro con mi brazo derecho y él se tambalea, se ve tan tierno, pero seguro es porque lo tomé desprevenido.

-Jack...- vuelvo a repetir esperando una respuesta, pero sigue sin hablar- ¡¡¡JACK!!!

-¡¿QUÉ QUIERES, HELEN WECKER?!- me grita volteando bruscamente y quitándose los audífonos.

Yo me quedo boquiabierta...me gritó.

Tengo que abrir la boca para recuperar la respiración, ya que esta se fue por el asombro.

-Yo...- logro tartamudear con las manos temblorosas. Espero que se retracte por haberme alzado la voz, pero lo único que consigo es distinguir en sus pupilas una chispa de...¿ira? Sí, creo.

-¡¡¿Tú qué Helen, tú que?!! ¡¿Ahora te harás a la víctima y me darás un discurso ensayado sobre tu "arrepentimiento"?! ¿¡Fingirás algo que no sientes!? Apuesto a que armaste todo un guión sobre qué decirme, ¿verdad? ¡Tal vez necesitas tu hoja en el que está escrito! ¡Lárgate a buscar tu discurso y a decírselo a otra persona! No me interesa verte más ni ver tus tontos rulos porque es lo único que te sirve, ¿usas a la gente, verdad? ¡genial, Helen Wecker! ¡Ya me usaste para darle celos a tu amigo! ¡Ahora desaparece! - me reclama agitando los brazos. Sus mejillas están totalmente rojas y hay algunas venas marcándose en su frente. 

Mis palabras se fueron, mis hombros caen.

No creí que él sería capaz de hablarme de esa manera sabiendo que las personas nos están mirando. Creí que dentro de toda esa aura de chico malo, había alguien educado, considerado...no sé. Supongo que son vanas ilusiones, soy una tonta que creó un falso concepto sobre su crush dentro de mi cabeza, que se guió por su sonrisa adorable y su mirada celeste que parecía reflejar por lo menos un poco de cariño. 

Siento mi cuerpo temblar cuando me percato que somos el centro de atención de todo el pasillo. Quiero convertirme en un pequeño microbio y llegar hasta mi casillero para esconderme de la gente.

No puedo evitarlo, una pequeña y fría lágrima se desliza por mi mejilla izquierda y mi labio inferior empieza a temblar, mi pecho duele, y siento mi cabeza punzar.

-Olvídalo, Th-Thomson, t-tengo que ir a clases- digo con la voz quebrada.

Camino sin importarme los susurros entre los grupos de estudiantes, simplemente escucho voces distorsionadas y algunas risas burlonas. Apuesto a que soy el rumor del momento.

-Helen...- dice Jack persiguiéndome- Helen....- insiste tomando mi mano, pero rápidamente la aparto.

-Déjame- indico con los ojos cristalizados por las lágrimas.

Soy muy sensible y sobre todo si se trata de una persona que se ha vuelto alguien muy importante para mí, alguien a quien quiero y permito infinidad de cosas que no permitiría a cualquier otro chico.

Lo miro por un momento teniendo esperanza que me abrace y me diga que todo estará bien, que no llore y que me llame "pequeña" como otras veces, pero ni el abrazo ni las palabras llegan; entonces corro resignada hacia el baño que está tras los casilleros, con más lágrimas cayendo de mis ojos cafés.

Y...llegasteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora