Capítulo 21

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Había pasado cinco meses desde el accidente, casi todo había regresado a la normalidad, todos habían vueltos a sus trabajos, escuela o universidad, todos menos ella que aún seguía acostada en aquella cama rodeada de cuatro paredes conectada a algunos aparatos.


-¿No te duele Christian? –Pregunto la doctora que me había atendido la fractura aquel día, había quedado con ciertos dolores desde ese día en mi pierna, por lo cual me habían mandado terapias físicas, pero por fin hoy se acabaron-

-No

-¿Molestias?

-No

-¿Adormecimiento?

-A veces, pero supongo que es la falta de costumbre

-Si, después que comiences a caminar y que sobre todo no esfuerzos mucho la pierna, todo mejorara con el tiempo

-Gracias, supongo que ya me puedo ir

-Sí, solo te receto esto –dijo entregándome un papel con dos medicamentos escritos en el- por si llegas a sentir dolor, si no lo sientes pues no lo tomes

-Está bien, gracias doctora

-De nada Christian, que te sigas mejorando –ella me sonrió y procedí a salir de aquel consultorio-


Camine con cierto fastidio en mi pierna por los pasillos del hospital, fui directo a la habitación veinte cero tres donde estaba Nathalia, he tomado la costumbre de venirla a visitar todos los días, todos me dijeron que podía ser contraproducente ya que podía caer en depresión, pero caer en depresión era lo que menos me preocupaba en estos momentos.

Acomode algunos mechones de su cabello, dejando aquel que siempre ella dejaba en su rostro, se veía tan tranquila, tan en paz, como si solo estuviese durmiendo y en cualquier momento de repente despertaría.


-Disculpe señor no puede estar aquí –escuche a la que supongo es una enfermera entrar-

-Pero si siempre me han dejado entrar –le explique-

-¿Usted es? –pregunte y voltee a verla, al frente mío tenía una joven, una mujer muy joven para estar trabajando aquí, tenía el cabello negro el cual lo tenía recogido en un coleta y en su frente caía un pequeño flequillo, tenía los ojos azules, su piel era blanca y en sus mejillas se podía ver unas cuantas pecas, no traía maquillaje pero supongo que por la política del hospital con sus trabajadores-

-Soy Christian Bieber –vi como bajo su mirada a aquellos papeles que traía en su mano-, su...

-Su prometido –dijo ella sonriendo-, disculpe soy nueva aquí, apenas llevo una semana pero según los papeles si es su prometido y si puede estar aquí

-¿Usted es su enfermera? –pregunte-

-No, soy su doctora –dijo sonriendo-

-¿Doctora? –pregunte al ver como se acercaba a Nathalia para hacerlo lo que supongo es chequeo de rutina-

-Sí, ¿Por qué?

-El doctor Wayans es su doctor

-Lo sé, desafortunadamente falleció esta semana por un paro en su corazón, pensé que le habían avisado a todos sus pacientes

-Pues a mí no –le dije, ella seguía revisando algunos papeles y comparando con algunas cosas-, eres muy joven para ser doctora

-Gracias, supongo

-No era un cumplido –le dije y sus ojos azules se pusieron en mi-, quiero que la atienda alguien que tenga experiencia, que sepa atender cualquier crisis que le dé, no una recién egresada de la universidad –ella me quedo mirando serio y suspiro-, no quiero que por el error de una novata mi prometida muera

-Me gradué a los catorce años del colegio porque me adelantaron varios cursos ya era súper dotada, hace tres años logre graduarme de la universidad pasando con honores y siendo la primera, no en mi clase, en toda la universidad, el año pasado gane el premio Hawk por ser la mejor doctora y además la mejor neurocirujana en los estados unidos y la tercera en todo el mundo, por eso soy tan joven–dijo dejándome con la boca callada-, creo estar bien capacitada para ejercer mi labor aunque si aquí el señor quiere alguien más, pues pueden ponérselo, pero sinceramente no creo que encuentre mejor neurocirujana en los Estados Unidos señor Bieber

-Yo...

-Oh y por si se lo preguntaba, tengo un IQ de ciento sesenta, igual que el de usted ¿o me equivoco?

-¿Cómo sabes que ese es mi IQ?

-Porque he odio hablar de ti, es difícil no saber de los Bieber

-Asi que los dos somos genios

-Puede ser, pero no somos iguales, a diferencia tuya yo llegue donde estoy con esfuerzo y mi intelecto, no por uno lindo y famoso apellido que me adorne –sonrió mientras yo permanecía callado, nadie me había dejando callado nunca, excepto mi mamá-, ahora, la señorita Landi parece estar estable, nada ha cambiado desde que el medico la dejo, de todos modos seguiré en su caso y estaré al pendiente, fue un placer hablar con usted señor Bieber

-Lo mismo digo señora... -me quede callado ya que no me había dicho su nombre-

-Soy la doctora Audrey Mayer –dije y me sorprendí al escuchar su nombre, ella era la ídola de mi hermana, había odio hablar de ella y si, efectivamente estaba con la mayor promesa de las medicina ante mis ojos-

-El gusto es mía señora Mayer

-Señorita, señor Bieber –me corrigió- ¿alguna pregunta?

-¿Ella algún día puede despertar? –había preguntado esto a todos los médicos de este hospital, sabia la respuesta perfectamente, pero la pregunto aun asi con el anhelo de que algún día la respuesta sea diferente. Ella me quedo mirado por unos segundos-

-Le soy sincera

-Al ser una genio es lo más que espero de usted

-Nathalia no va a despertar, no sé si los médicos se los dijeron pero según los estudios y las tomografías, Nathalia sufrió demasiado daño señor Bieber, nunca había visto una tomografía con tanto daño como el de ella, yo... -se quedó callada al ver mi suspiro-, lo siento...yo...

-No, dígame todo, los médicos nos ocultan muchas cosas como si nosotros en realidad no entendiéramos, pero no había encontrado un médico con las mismas capacidades mentales que yo hasta ahora, asi que dígame todo señorita Mayer, le voy a entender todo

-No hay más nada que decir señor Bieber, el golpe de Nathalia fue muy grave, de hecho me sorprende que aguantara dos operaciones antes de esto y menos que pudiera hablar en ese transcurso de tiempo, ella lo sabía señor Bieber –dijo y la mire extraño-

-¿Ella sabía qué?

-Ella sabía el daño que tenía, en los informes el doctor Wayans dejo por escrito todo lo que le había dicho ella antes de hacerle la operación por eso firmo los papeles que aun no entiendo porque los anulo

-Porque yo se lo pedí –le dije y ella asintió-

-Sé que no es de mi incumbencia, pero por algo ella los había firmado, sé que es doloroso que un familiar firme esos papeles, pero a veces lo hacen por amor a sus seres queridos

-¿A qué se refiere?

-Estoy segura que ella no quería tenerlo en esta situación señor Bieber, es una hermosa chica –dijo mirándola- y parece ser inteligente –sonrió-, si yo estuviese en su lugar hubiese hecho lo mismo –nos miramos a los ojos-, si me disculpa tengo que seguir haciendo mis rondas

-Gracias doctora Mayer

-De nada señor Bieber. 

Christian BieberDonde viven las historias. Descúbrelo ahora