Capítulo 34

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-Tengo una idea

-Cállate

-Es una excelente idea

-No

-¡Oh vamos Bieber!

-Todas tus ideas son muy malas Anderson

-No, esta es genial –solté un suspiro y voltee a verlo, estábamos en el salón de economía y él estaba sentado al lado mío-

-¿Cuál es tu maravillosa idea? –Pregunte casi en sarcasmo-

- Estos aparatos se llaman audífonos inalámbricos –me dijo mostrándome uno-

-Se lo que es un audífono inalámbrico Anderson

-Ok Bieber, entonces tú te pones uno y yo otro, nos llamamos y tú me dices todas las respuestas del examen

-¿Qué te hace pensar que te voy a decir todas las respuestas del examen? –pregunte sonriendo-

-Eres un genio

-¿Y qué tiene que sea una genio?

-Pues como genio tienes que aprovechar tu súper cerebro y decirme las respuestas a mí, además es lo único para lo que sirves –me lo quede mirando mientras él seguía con esa expresión en su rostro como si estuviera convencido en verdad de lo que decía-

-O sea que para ti para lo único que sirve mi inteligencia es para decirte las respuestas del examen

-¡Exacto!, comprendiste el punto Bieber


Audrey entro al salón y comenzó a repartir las hojas de los exámenes, de un momento a otro el salón quedo en silencio mientras todos comenzamos a responder el examen, mire mis hojas y con solo ver ya sabía cuáles eran las respuestas.

Aunque me había puesto el audífono de Anderson no había querido contestar a nada de lo que me decía aunque ya hubiese terminaba el examen hace mucho.


-Bieber para que veas que soy buen amigo te voy a decir algunas respuestas a las preguntas –escuche que me decía por el audífono-, la respuesta de la numero veinticinco es la B

-No es la B

-Si es la B, Collins me dijo que era la B y el también es inteligente

-No es la B y ya termine el examen hace  media hora

-Pero si hace media hora apenas nos entregaron el examen

-Soy yo, que esperabas –el me tiro el borrador mientras yo seguía riendo-


Pasó veinte minutos más y solo quedábamos Anderson y yo en el salón aun con el examen en nuestros asientos, todos se habían ido, y aunque ya yo hubiese terminado el examen no me atrevía a dejar solo a Anderson.


-¡Termine! –grito y Audrey rio-

-Por fin –le dije al lado de el-

-Tome –corrió hasta donde Audrey y le entrego el examen-, ya puedo morir en paz

-Es el primer examen del semestre señor Anderson –le dijo Audrey riendo mientras él me miro a mi casi horrorizado-

-Sinceramente no se porque entre a la universidad si sé que no voy a pasar –comento desalentado-

-Ya has pasados tres semestres, pasaras este -le dije mientras lo veía salir del salón con la cabeza abajo, mire a Audrey y le entre mi examen-

-¿Por qué lo entregas hasta ahora? –me pregunto-

-Tengo la costumbre de entregar los exámenes de último

-Pero si ya habías terminado hace mucho

-¿Cómo lo sabes? –pregunte acercándome a ella-

-Solo lo se

-Me has estado viendo, cierto –dije con un sonrisa mientras me acercaba más a ella, ella retrocedió algo incomoda-

-No, no es eso

-¿Entonces cómo te diste cuenta que termine hace rato? –Pregunte acorralándola frente a su escritorio-


Sus ojos se conectaron con los míos y de la nada me sonrió, puso sus manos en mis hombros y me empujo un poco haciendo que esta vez ella me tenga acorralado, le sonreí y la bese.

Mientras nuestras lenguas guerreaban en nuestras bocas sus dulces manos desabrochaban mi pantalón hasta bajarlo un poco.


-¿Qué vas a hacer? –le pregunte entre besos-

-Demostrarte que yo también se jugar –me dijo mirándome a los ojos y entonces se agacho frente a mí-


Me aparto de su mirada sensual y con su mano saco mi pene palpitante. Lame mi glande hinchado y, muy despacio, mueve la mano. Gimo desde lo más profundo de mi garganta, sé que está jugando con la punta de mi pene y sé que también está jugando conmigo, pero ella no sabe en qué se está metiendo. Quiero metérsela entera en la boca. ¿Se contendrá?

Se me acelera la respiración con cada caricia. Maldigo cuando chupa mis testiculos antes de deslizar la lengua de abajo arriba hasta poder llegas hasta la punta.


-Métela toda Audrey –digo con la voz totalmente ronca y de ella sale un gemido-


Rodea el glande con los labios y dibuja delicados círculos con la lengua, gimo. Me encanta esto. Por su cara se le que le encanta provocar los gemidos que salen de mi boca y observar cómo reacciona mi cuerpo.

Me estremezco cuando la mete entera en su boca, hasta que choca contra el fondo de su garganta. ¡Maldición!. Reprime un gemido cuando la saca, envuelta en sus labios, y la vuelve a meter.

Sigo entrando y saliendo de su boca sin cesar. Deja una mano en su mi trasero y con la otra me agarra los testículos. Ya está.


-¡Joder! -grito sacándola para sujetársela firmemente por la base- abre la boca Audrey


Obedece  y abre la boca mientras me mira a los ojos. Entro y salgo a toda velocidad. Los músculos de su cuello se tensan y con un gemido ahogado apoyo mi glande en su labio inferior y descargo un líquido caliente que inunda el interior de su boca a lo cual ella traga sin chistar mientras continua chupando la punta de mi pene hasta dejarme seco. Le da un pequeño beso en mi glande y sube ante mí, me observa como mi respiración aún sigue acelerada y mi pecho sube y bajo sin control, se me acerca y me da un sonoro beso para luego volver a alejarse.

-Yo también se jugar Christian, y muy bien

Me sonríe y procede a salir del salón. 

Christian BieberDonde viven las historias. Descúbrelo ahora