Capítulo 19

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La idea pasó por mi mente como una rápida sombra.

Pensé en la araña moviéndose en el frasco. Pensé en el tiranosaurio alzando sus ojos al cielo. Imaginé aquel planeta rojo resplandeciendo.Pero ahora el tiranosaurio veía también otra cosa: una nave espacial. La nave era tripulada por un grupo de seres de otra galaxia que conocían la órbita de Hercólubus y se presentaban, en cada catástrofe, a través de los siglos, para rescatar alguna forma de vida y conservarla. Acaso esa araña había sido hallada en una época anterior a la era de los dinosaurios. Los extraterrestres la habían rescatado de uno de los cataclismos provocados por Hercólubus y la habían mantenido con vida mediante una tecnología impensable para la mente humana. Eso me daba una esperanza. ¿No sería yo una forma de vida que aquellos seres tenían pensado rescatar? Sin embargo, también era probable que no me rescaten sólo para conservar mi vida sino para someterme a terribles experimentos y estudios. Los nefastos y enormes ojos negros de aquella criatura no parecían capaces de planificar acciones demasiado bondadosas. En la oscuridad abismal de su mirada sólo podían engendrarse propósitos siniestros.

Hercólubus, el destructorWhere stories live. Discover now