Capítulo 21

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Sangre y muerte por todas partes. Mi mente volvía a las escenas de batallas. No quería recordarlas, pero mi memoria había recorrido casi toda mi vida, había agotado casi totalmente su contenido más tolerable. Quedaban los malos momentos, los que de alguna manera había reprimido, como suelen decir los psicólogos. Y tenía que pensar, tenía que recordar continuamente para sofocar la idea de que el planeta destructor estuviera a punto de golpear el refugio. Si volvía siempre a los mismos recuerdos, a los mismos pensamientos, me hubiera vuelto loco. El tiempo que estaba transcurriendo en esa quietud, esa oscuridad y ese silencio se dilataba increíblemente. No existían los años, pero quizá había transcurrido el tiempo que durante la existencia de la tierra se hubiera considerado un año. No era mucho lo que mi mente podía variar. Los mejores momentos de mi vida, en Berlín, los había rememorado una y otra vez. Pero no siempre podía dirigir mi memoria. Los recuerdos vienen solos. No sé qué pensamiento estaba elaborando mi mente, qué recuerdo repetía mi memoria, cuando aquel resplandor rojo y fugaz volvió a iluminar el refugio.

Aquella cosa había vuelto a pasar.

Me pareció que, en esta ocasión, el resplandor era más intenso. Pero eso no importaba. Quizá aquello pasó más cerca que la primera vez. No era probable que el trayecto del refugio y la órbita de Hercólubus hayan vuelto a coincidir en algún punto, salvo que ambos estén viajando a gran velocidad. ¿Pero por qué no sería probable esto? Podía estar pasando cualquier cosa. Me pareció sentir que el refugio fue sacudido por el resplandor, como si aquella cosa que lo emitía hubiera rozado el refugio. Quizá mi nerviosismo me hacía creer eso. Pensé:"la próxima vez que pase, golpeará el refugio", e inmediatamente traté de llevar mi mente a otra clase de pensamiento. Busqué, entre mis memorias, nuevamente, como tantas veces, los parques de Berlín, la universidad, mis conversaciones con Daniel, mi encuentro con Kristen frente al lago... Pero no era fácil aplacar un pensamiento como ese: se extendía sobre los demás pensamientos, se movía por debajo de todos los recuerdos con los que yo pretendía cubrirlo. Era como una araña que empujaba la tapa de un frasco en el que había sido conservada durante siglos por una criatura cuyos ojos reflejaban la oscuridad infinita del espacio.

Hercólubus, el destructorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora