Continúa leyendo la historia de Ximena, despues de su despertar.
..."Se dice que muchas vidas están ligadas a través del tiempo, conectadas por un llamado ancestral que hace eco a través de los años... y algunos la llaman destino"... y ahora me toca...
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"...No hay nunca un porqué para un recuerdo; llega de repente así, sin pedir permiso. Y nunca sabes cuándo se marchará..." (Tengo ganas de Ti) Federico Moccia
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XIMENA
Al abrir los ojos, los siento resecos y arenosos, me cuesta enfocar la hora en el celular y la luz de la pantalla me incomoda; cuando logro distinguir algo, me doy cuenta que aún es de madrugada y nos quedan al menos unas tres o cuatro horas para despertar.
Siento el brazo de Damián rodeando mi cintura y su pecho pegando a mi espalda. No hay otra forma de dormir en la que me sienta más segura que esta, haciendo "cucharita", sentir como él cuida de mí y me protege de cualquier cosa mala que pase a mí alrededor.
Cada vez que despierto en la madrugada y observo a mi marido dormir, me hace recordar la primera vez que lo vi hacerlo a mi lado, en una cama de hospital y el sujetando mi mano. En ese momento, algo en mí se despertó, una ternura que jamás creí capaz de sentir.
Hospital Cima, hace más de un año
Abro mis ojos y siento molestia al hacerlo. La luz es demasiado brillante y escucho un pitido muy cerca, el sonido cada vez es más fuerte o al menos hasta ahora soy consciente de lo molesto que es ese ruido.
A pesar de tener la vista nublada, la luz ya no me molesta como antes . Trato de distinguir en dónde me encuentro y no reconozco el sitio. Es un cuarto blanco pero hay algunos colores que puedo distinguir, creo que hay un cuadro en la pared (bueno si es que es una pared) pero el perfume de rosas es el que gobierna en el lugar. Inspiro y lleno mis pulmones con uno de mis aromas favoritos.
«¿Quién me traería flores?» Aún sin verlas sé que estoy rodeada de ellas. Hago un esfuerzo por enfocar, para lograr admirar su belleza, pero se me hace difícil.
Trato de recordar lo que ha pasado y un dolor punzante se apodera de mi cabeza y duele demasiado. Los recuerdos son vanos. Cierro de nuevo los ojos y me dejo llevar en un nuevo sopor de adormecimiento. Me siento cansada y no sé de qué o por qué.
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No tengo idea de cuánto tiempo ha pasado desde que desperté la primera vez. Creí haber escuchado voces, pero al abrir los ojos, no distingo la silueta de personas a mí alrededor. La luz es menos fuerte esta vez y con esta intensidad puedo distinguir mejor los objetos que me rodean. Es una habitación bastante grande y varios aparatos están a los lados de la cama en la que estoy postrada, por el sonido constante de ese infernal monitor puedo jurar que estoy en un hospital, pero uno muy elegante, por cómo luce debe ser de esos que tienen habitaciones privadas, porque no veo otras camas a mi alrededor.
Siento mi cuerpo como adormecido, la misma sensación de cuando se duerme demasiado o cuando te acuestas en una cama muy suave. La espalda me molesta, necesito cambiar de posición.
