17. Princesa

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"...La prensa es una boca forzada a estar siempre hablando. En consecuencia habla una y mil veces aún sin tener nada que decir..."
Alfred Víctor De Vigny

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XIMENA

El ambiente se relajó, luego que Damián se retirara, lo cual no sé si tomarlo de buena o mala manera. Es mi esposo y deben aceptarlo como tal.

No niego que me hacía falta interactuar cómo solíamos hacerlo, compañeros de trabajo y amigos. Con Zendy, siempre hubo camarería pero sobre todo un sentido de responsabilidad y formalidad durante el horario de la oficina, los clientes eran prioridad, pero una vez fuera de horario éramos solo unas chicas que compartían algo en común, el estudio además de tener edades parecidas.

Si bien es cierto han pasado muchos meses y las cosas pueda que cambiaran, pero ver la confianza que existe entre Arthur y Zendy, llama mucho mi atención.

Como un rayo cae una interrogante a mi cabeza... y aunque estoy atenta a los relatos que entre los dos, no dejo de darle vueltas y sin más, pregunto antes de seguir torturándome.

—Arthur ¿puedo preguntarte algo?

Y con una de sus enormes sonrisas contesta —Lo que quieras.

—¿Cómo te diste cuenta que estaba en Costa Rica?

Las reacciones no se hicieron esperar. Zendy casi se ahoga con un bocado de su comida; me levanto de la mesa para darle unas palmadas por la espalda, Arthur abre tanto los ojos que parece que se le va a desorbitar.

Zendy deja de toser, pero palidece y hace un cruce de miradas con Arthur por unos pocos segundos, respira hondo y confiesa que intervino el teléfono de Zendy; aunque me molesta que lo hiciera, creo entender su lado extremo.

Lo que no me esperaba es que Zendy sabía y no dijera nada. Al final termina levantándose y dejándonos solos. Al despedirse se disculpa en mi oído y me pide que lo escuche.

Su comentario me ha dejado trastocada... ella sabía lo que existió entre nosotros y simplemente se hizo la desentendida, guardando todo este tiempo el secreto de un amor imposible.

Al observar de nuevo aquellos ojos color cielo, tristes, en un lucha interna y apagados, hizo que quisiera haberme tragado mi duda y no lastimarlo, no me gusta verlo así y me duele tanto.

—Arthur... yo...

—Ximena, solo te pido que escuches mi versión... ¡por favor! —baja su mirada al suelo.

Me levanto de mi silla y me siento a su lado y lo abrazo por encima de su hombro y tomo su mano —Arthur... lo haré, escucharé todo lo que debas decirme, todo lo que querías decirme cuando me encontraste, pero no ahora. —Levanta su rostro y sonríe aunque su sonrisa no alcanza a sus ojos—. Mira la hora que es, debemos llegar al juzgado en unos minutos.

LO ÚLTIMO DE MÍ - DESPERTANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora