18. Más Recuerdos

204 25 27
                                    

"

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

"...Solo adviertes la maravilla de un amor cuando ya lo has perdido..."
Francisco Martín Moreno

**********

XIMENA

¡Buenas tardes princesa!

Me sobresalto y un hilo de luz se enciende en mi cabeza y cómo un balde de agua fría, recuerdo la primera vez que escuché esa voz y esas mismas palabras.

Levanto mis ojos hasta encontrarme con los de mi interlocutor y finalmente sale de la oscuridad el rostro de aquel hombre en el juzgado.

—¿Qué quieres?

—Solo saludarte, después de todo... ya me conoces a la perfección.

—Pues debió ser una muy mala impresión, porque no tengo ni un recuerdo suyo.

Y sin que lo invite se sienta al otro extremo de la mesa.

—Vamos, solo quiero que conversemos, recordar viejos tiempos...

—No tengo nada que hablar con usted y mucho menos recordar "viejos tiempos" —hago comillas con mis dedos—, levántese de la mesa, que no lo he invitado y no me tutee que ni amigos somos para eso.

—Pero podríamos serlo ¿no crees? —su tono no me gusta y estoy por ser yo quien se levante y se vaya, cuando otra voz conocida es quien habla por mí...

—La dama ha dicho que se vaya... además, está ocupando mi lugar en la mesa. —Jonathan está a mi lado, respirando con dificultad, se le nota que está que hierve del enojo y tiene los puños apretados a cada lado de su cuerpo.

—¡Disculpen! Solo quería aprovechar y acompañar a la licenciada, hasta que llegara a quien esperaba. —Se levanta y antes de irse a otra mesa, se agacha hasta casi respirar sobre mi rostro y agrega—, ¡nos veremos pronto!

—No lo creo —dice Jonathan, tomándolo por los hombros y empujándolo hasta chocar con otra mesa—. Aléjese de ella, no le voy a permitir que se le vuelva a acercar.

—Tranquilo, que no le queda para nada el papel del novio ofendido... perdón, ex novio ofendido... —sonríe de forma burlista y hace que Jonathan apriete aún más los puños hasta que sus nudillos se tornan blancos—. Solo tengo curiosidad de saber que tiene esta mujercita que tiene como locos a tres hombres a su haber...

No había terminado de hablar cuando el puño de Jonathan se estampó en su rostro.

—Al fin pude hacer lo que quería, el día que atacaste a mi mujer... —«Ha dicho su mujer» y cuando me giro para aclarar ese punto, lo noto tan enojado que hasta miedo me da ver la expresión en su rostro.

Salgo de mi estupor y me levanto de inmediato, me pongo de pie frente aq Jonathan y trato de hacer que no avance hasta donde se encuentra ese hombre, tirado entre las sillas, tocándose el rostro en el lugar donde le propinaron el golpe.

LO ÚLTIMO DE MÍ - DESPERTANDOWhere stories live. Discover now