26. La Cita

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"...La verdad no se razona; se reconoce, se siente y se ama..."
José Martí

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XIMENA

Boston, ese mismo día, cinco horas antes.

Me preparo para salir con Arthur, al hacerlo me siento extraña al ver como mi marido me observa desde la cama, donde está acostado con su laptop sobre su pecho y de tanto en tanto, me mira por encima del monitor.

—¿Qué te ocurre, preciosa? —deja su computador a un lado y se sienta en la orilla de la cama. Me extiende su mano para que me acerque y camino hasta su lado, tomándola. Me sienta en sus piernas y acaricia tiernamente la piel de mis mejillas.

—Ya no estoy tan segura de que sea una buena idea... lo siento tanto. —digo mimosa y me refugio en su cuello.

Ayer durante nuestro regreso al hotel, le comenté a Damián de mis intenciones; le he pedido miles de veces perdón, porque a pesar de ser tan comprensivo entiendo que estas cosas no son nada fáciles de tolerar.

—Tranquila preciosa, confío en ti. No tienes que pedirme ninguna disculpa, mi vida.

Muchas personas pensarán, que no debería de estar justificándome ante Damián. Que un matrimonio se basa en confianza y en miles de cosas más. En "estar pidiendo permiso" pero no tiene nada que ver con eso, simplemente es respeto.

Veo la hora y me salgo de aquel lugar que me siento segura, mi refugio personal y vuelvo a terminar de alistarme, mientras camino hasta el espejo, le reafirmo—: Hoy es la última vez que estaremos solo, simplemente siendo amigos.

—Lo sé. —dice abrazándome por la espalda y apoyando su barbilla en mi cuello, observando mis últimos arreglos para bajar al lobby en donde, ya debe esperarme Arthur. Tengo más de diez minutos de atraso.

—¿Estoy bien así? —pregunto viéndolo a través de la imagen en el espejo.

—Estás perfecta. Soy un maldito afortunado al tener a la esposa más bella. —Me gira frente a él y toma mis manos, abriéndolas para observarme de pies a cabeza.

—Sabes que te amo. —me abrazo a su cintura y me refugio en su pecho, colocando mi oído sobre su corazón, mi lugar favorito.

—Bueno, a ver si vas saliendo ya, no vaya a ser que Arthur crea que te secuestré para que no salieras con él. —me lleva de la mano hasta la puerta de la habitación y me da un cachete en el trasero, que hace que de un respingo—. Anda ya, que entre más dures en salir más tardarás en regresar y ya te extraño.

—También te extrañaré. —digo con un mimo. Le doy un último beso y camino hasta el elevador.

Estando dentro, siento una mezcla de sentimientos. No me gusta la idea de salir con alguien que no es mi esposo, pero me ilusiona la idea de volver a estar con Arthur, solucionar o más bien responder a sus dudas y aunque me tengo que armar de paciencia, contestaré todas y cada una de ellas.

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⏰ Última actualización: May 08, 2018 ⏰

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