Misión Rusa parte 3

4.8K 575 208
                                    


Caminar bajo la fría tormenta era más difícil de lo que hubieran imaginado, sobre todo si uno de los suyos estaba herido.

Bill y Sock sostenían a Jonathan de los hombros, ayudándolo a caminar, mientras el inclemente viento gélido golpeaba contra sus rostros.

- Tranquilo Jonathan, no falta mucho, llegaremos y veras que toda ira bien- Le decía el pelirrojo a su novio con voz temblorosa, más que nada, autoconvenciéndose y tratando de ignorar en la situación crítica que se hallaba su compañero.

- Esta bien- Respondió este con apenas un hilo de voz. La herida en su costado derecho era profunda, apenas si podía mantenerse en pie y su respiración se volvió cada vez más irregular. En el fondo lo sabia, sabía lo que le sucedería, pero no diría nada, no quería asustar a Sock. 

- Hagas lo que hagas, no cierres los ojos, eso solo lo empeorara todo- Le aconsejo Bill del otro lado.

Dipper les seguía unos pasos más atrás, culpable. Viendo como la nieve se teñía de rojo delante de sus pies. Todo esto había sido su culpa, él había invitado a Soos a pasar a la cabaña, bueno, al que creyó su amigo.

Pero esa imagen se distorsiono cuando vio sus ojos carmín en la cabaña, mientras apuñalaba vilmente a Jonathan en el estómago con una espada, la cual sacó sin ningún cuidado cuando él y Bill entraron al cuarto.

- Lo siento, viejo amigo, pero es hora de terminar con nuestras aventuras- Murmuró mientras se acercaba sonriente a él con la filosa arma, goteando sangre.

Dipper no pudo reaccionar, quedando estático en su posición y sin poder creer que aquella cosa fuera su antiguo amigo. Fue Bill el que reaccionó, y empujando al ángel con su poder, lo hizo chocar contra la pared, mientras que alambres azules hechos de magia le aprisionaban y lo mantenían a centímetros del suelo.

- ¡Debemos irnos, eso no lo detendrá por mucho tiempo! - Gritó Bill mientras ayudaba a Sock a cargar al rubio, y salían de la cabaña, enfrentándose a la furiosa tormenta de nieve.

Dipper le había dedicado una última mirada a su amigo, que ahora luchaba por liberarse de aquellos alambres, y algo dentro de él... se rompió.

Se preguntó ¿si los humanos serían capaces de sobrevivir esta guerra qué no les pertenecía?

- ¡Veo luces! - El avisó de Sock logró sacarle de sus pensamientos. 

Apresuró el paso y se adelantó al grupo, sacando sus binoculares para ver mejor. Vio la base militar que tanto buscaban apenas a unos metros de distancia, le hizo señas al grupo para que detuvieran su caminata, debían planear muy bien su entrada, sobre todo ahora que Jonathan estaba herido.

Sentaron al rubio apoyado contra un árbol que ocultaba muy bien su posición. Sock no tardó en revisar el vendaje improvisado en su abdomen, mordiéndose la lengua para no dejar salir un gemido de desesperación al verlo empapado en rojo.

- Estaré bien- Le dijo Jonathan, mientras acariciaba su cabeza pelirroja para calmarlo. A lo que Sock asintió y comenzó a cambiarle el vendaje.

Bill y Dipper se quedaron algo alejados del resto, planificando que hacer ahora.

- Es extraño, no veo a ningún guardia- Comentó el castaño mientras le entregaba los binoculares al demonio.

Bill comprobó lo dicho por el investigador.

- Si, es demasiado extraño. Puede significar que los ángeles llegaron ante de nosotros, eso explicaría porque Soos nos hizo una visita.

- ¿Qué haremos? - Preguntó dispuesto a dejarle el mando de líder a Bill, consciente de que él ya no era el más acto para el cargo.

Fundidos [Dipper x Bill]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora