Capitulo 12

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Veo a Lissa sonreír coqueta a Dax Morgan, Gray rueda su ojos e intenta alejar a su amigo de su extravagante hermana. Chasqueo mi lengua y guardo la botella de agua en mi bolso.

—No viene por tres días y ya lo esta olvidando con otro—murmuro con disgusto.

—Su relación no es sería cariño, no es nada—se limita a decir Delijah observando sus uñas pintadas de amarillo—. Wade pronto entenderá que Lissa es un arma de doble filo.

—Uno de los dos se cansará—Kara desvía su mirada de su teléfono hacia el par—. Ese chico no sabe lo que dice.

Dean me había restregado en la cara la relación de Wade y Lissa, y había logrado bajar mi buen ánimo. ¿Por qué había hecho eso?. No entendía su actitud tan desagradable conmigo.

—Por cierto, ¿sabes por qué a desaparecido tan repentinamente?—pregunta Delijah clavando sus ojos en mi. Me encojo de hombros.

—No lo se, tampoco lo he visto—dejo de observar y tomo mis cosas. Sabía que estaba bien por el orden en su casa, todo seguía igual excepto que el no salía pero sus padres y hermanas tenían la misma rutina.

—Tal vez deberías preguntarle a Lissa—dice en un tono burlón. Entrecierro mis ojos hacia Delijah y le lanzo una bola de papel en el rostro—. Ya tranquila, deja tus celos rojita—eleva sus manos con una sonrisa inocente.

—No es es...—Delijah me interrumpe.

—Como sea—hala un rizo de Kara y ella le da una manotazo—. No seas tan agresiva.

—Sabes que odio que toquen mi cabello—dice Kara entrecerrando sus ojos.

—Si fuera Lenar lo dejarías—dice fingiendo estar dolida.

—¡No empieces Delijah! Sabes que no soporto a Lenar—Kara se acerca y pellizca su brazo.

Antes de que las dos comiencen una pelea me levanto ignorando sus insultos, golpes y reclamos.

—Me tengo que ir, Riley no puede quedarse sola mucho tiempo o hará otra estupidez—cierro mi mochila y bajo los escalones. Elevo mi mano y me despido de mis dos amigas.

Meto mis manos en mi bolsillos y camino con mi cabeza baja observando el suelo. Al llegar a la salida siento un fuerte empujón en mi hombro que me remueve de mi lugar, pierdo el equilibrio y mi rodillas chocan con el suelo. Jadeo bajo por el dolor, con mis manos me apoyo ayudando a impulsarme, miro sobre mi hombro y veo a un hombre de espaldas.

—Deberías alejarte de Hedeon—su tono lento y grave. Frunzo mi ceño y entreabro mis labios por la sorpresa.

—No se de que hablas, creo que te has confundido. No conozco ningún Hedeon—el me ignora y se aleja rápidamente—. ¡Oye!—cruza en la esquina y desaparece.

Me giro y me siento, veo mi pantalón roto y sucio, mis manos rojas por el golpe. El miedo me invade y vuelvo mi vista a la esquina donde desapareció el hombre, no logre reconocer su rostro de perfil. Tomo mi mochila del suelo y me levanto entre quejidos, mi mente recorre cada espacio de mi memoria.

¿Quien era ese hombre? ¿Y quien era Hedeon?

...

 Wade O'Connor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora