Capítulo 11.

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—¡Sam! ¡Vuelve aquí perro estúpido!

Me refregué los ojos para despertarme completamente. Miré por la ventana de mi cuarto que daba hacia el patio trasero y vi que Sehun tenía en sus manos lo que parecían los restos de alguna prenda desgarrada, mientras probablemente regañaba a Sammie. Solté una carcajada y me puse unas sandalias para salir a ver qué sucedía.

—¿Qué pasa? Supongo que serán las 9 de la mañana y me despertaste—Alegué yo mientras me acercaba. Sehun me miró y su ceño fruncido se fue de su cara, siendo remplazado por un intento de contener la risa, mientras miraba mi pijama.

—Lindo, muy lindo pijama—Murmuró.
—¿No es sexy?—Dije mientras reía y apuntaba mi pijama: eso era todo menos sexy: unos pantalones holgados color rosa con ositos y una sudadera con un unicornio de adorno que me quedaba volando.
—Sí, creo que vi uno igual mientras pasaba frente a una tienda de lencería sexy.

Yo sonreí y acaricié a Sammie, quien aún tenía la prenda desgarrada en la boca. Hacía una semana todo iba tan bien entre nosotros que incluso llegaba a asustarme.

—Así que… ¿Y eso?—Apunté la prenda.
—Es mi playera para dormir, me la saqué en la noche y como estaba medio dormido la tiré a su suerte, ahora Jazzy le abrió este tonto y lo primero que hizo fue agarrarla del suelo.
—No seas duro con él, es un perro, tú eres el que no debería tirar las cosas.
—¿Estás culpándome?—Negó con la cabeza divertido y tiró de mi cabello. En toda esta semana, me había dado cuenta de que muchas cosas seguían siendo igual que hace 11 años, como por ejemplo el hecho de que odiaba cuando Sehun tiraba de mi cola de caballo cuando era pequeña y aún lo seguía odiando.
—Que no me tires el pelo—Dije como una niña pequeña y él rió.
—Recuerdo que hacía eso cuando tú decías algo que me molestaba, te enojabas muchísimo—Se rio.
—Y me sigue enojando así que ya déjalo—Bufé y me acomodé el cabello en donde él lo había desordenado. Entré a la casa y Jazzy miraba divertida algún programa para niños, y Jaxon solía despertarse a eso de las 11—. Buenas días, princesa, ¿Cómo amaneciste?
—Muy bien, _______—Respondió con su tierna vocecita y con una sonrisa. Le sonreí de vuelta y me metí en la cocina para preparar el desayuno.

Sehun entró justo antes de regañar a Sam por querer entrar a la casa también, mientras yo servía el desayuno a Jazzy que estaba sentada ya en la mesa aún pendiente de la televisión.

—Jazzy, debes dejar de dejar entrar al perro—Murmuró y cerró la puerta, obligando a Sam a salir. 
—¿Por qué?—Preguntó ella haciendo una mueca.
—Porque se comió mi pijama—Reí por lo bajo gracias al gracioso tono que empleó al responder.

Cuatro horas después, estaba desperezándome en mi cama luego de haber tomado una larga y reconfortante siesta, me levanté para ir a comer algo pero me detuve a mitad de las escaleras cuando oí unas voces y una risa femenina. Miré a hurtadillas para ver quién era la dueña de esas risas. Era una chica de cabello castaño claro, casi del mismo tono del de Sehun; sus ojos eran de un hermoso color verde eléctrico que jamás había visto antes, hasta parecían lentes de contacto; estaban demasiado cerca y se reían cómplices. El estómago me dio un vuelco pero no supe la razón exactamente, retrocedí con cuidado y sin hacer ruido por las escaleras; le había dicho a Sehun que ‘No chicas en la casa’ pero ahora nos llevábamos bien y yo no quería arruinar eso; aún así no lograba ignorar la sensación que parecía de disgusto, aunque no estaba segura.

Cinco minutos después, escuché las risas desaparecer detrás de un portazo casi estruendoso. Ahora sí bajé al primer piso y me preparé unos huevos revueltos, suponía que la desagradable sensación de mi estómago era porque tenía hambre.

Estaba casi segura.

A eso de las 12 de la noche, el timbre sonó y yo bufé porque me despertaron. Bajé y miré por la mirilla de la puerta, era la misma chica de esta tarde, le abrí la puerta. Cuando le abrí se puso pálida, me miró de arriba abajo, y a pesar de que yo estaba con un short de pijama holgado y una sudadera de Bob Esponja que yo había cortado para que dejara al descubierto mis hombros, ella me miró como si estuviera vestida como stripper.

—¿Quién diablos eres tú?—Preguntó con tono enojado.
—Eso mismo podría preguntarte yo, no vienes a la casa de una persona a las 12 de la noche a preguntarle quién es—Dije con tono irónico, esa chica no me caía ni una pizca de bien y no tenía idea el porqué. 
—Fuimos a la feria con Sehun y nos perdimos luego de que yo fuera a comprar algodón de azúcar, pero ya veo la razón—Me miró de arriba a abajo con gesto despreciativo y se arregló bien la cartera en el hombro—. Dile que puede irse bien a la mierda.
—Espera… Sehun y yo no…—Ella no se giró, y yo no pensaba gastar fuerzas en explicarle nada a nadie, menos a ella. Rodé los ojos y cerré la puerta, encendí el televisor y me quedé viéndolo; me había costado un resto quedarme dormida y dudaba que ahora fuera a lograrlo luego de haber dormido tanto.

Salté cuando la puerta se abrió, ya que estaba viendo una película de terror y justo estaba esa música de fondo que ponen cuando algo malo va a pasar.

—Joder, casi me da un infarto—Susurré mientras llevaba la mano a mi pecho. Por la cara de pocos amigos que traía Sehun sabía que no era buena idea preguntarle cómo le había ido en lo que sea que haya ido a hacer con la chica esa, y por alguna razón algo me decía que ese enojo tenía que ver conmigo—. ¿Pasa algo?

Sehun me miró enojado y apagó el televisor, se cruzó de brazos.

—¿Por qué le hiciste creer a Jennie que tú y yo teníamos algo, eh?—Preguntó. Yo me encogí de hombros.
—Ella sacó sus propias conclusiones, yo no le dije nada—Respondí demasiado simple, creo que eso lo hizo enojar más.
—¿Y qué tanto te costaba explicarle?
—No es algo que esté obligada a hacer, tú explícale.
—Dudo que pueda, me la he encontrado justo cuando venía de acá y me ha gritado varias cosas que dudo que le pueda perdonar. ¿Por qué te molesta tanto que traiga chicas a la casa? ¿A caso estás celosa?

Yo me encogí de hombros, despreocupada.

—Sí, estoy demasiado celosa, Sehun, no soporto verte con otras chicas—Dije tan sarcástica que hasta un niño de 4 años lo hubiera notado. Él frunció el ceño—. Además, intenté explicarle pero ella no me dejó hacerlo, no es mi responsabilidad lo que haces con tus conquistas. Supongo que te perdiste un buen sexo esta noche, déjame recompensarte.
—¿Recompensarme?—Preguntó, y una sonrisa se curvó en su rostro.
—Claro—Dije sonriendo y me levanté, abrí la puerta de la calle y grité—: ¡Hey mundo! ¡El gran Oh Sehun se quedó sin sexo esta noche!, ¿Alguna voluntaria?

Me reí cuando vi que Miranda y Natalie, las vecinas del frente me miraron, había gritado porque sabía que estaban sentadas en la vereda de su casa y que estaban prendadas por la belleza de Sehun hace años, pero eran demasiado inocentes como para que Sehun incluyera a alguna en su lista de conquistas. Sehun me tapó la boca y me obligó a entrar, yo me estaba riendo.

—Oh, muy graciosa, muy graciosa—Murmuró sarcástico—. Deja de reírte, dios.
Yo me sigo riendo así que él abre la puerta de nuevo y grita:

—¡Hey mundo! ¡Ya no es necesario, _________ se ha ofrecido como voluntaria! —Y cierra de un portazo, yo ya no me estoy riendo y me pongo a regañarlo, ahora él se está riendo.

|*|

-Sí, unos gritos de ustedes nos llamaron la atención—Murmuró la señora Stella y mis mejillas se incendiaron.

-Solo estábamos jugando, lamento si la importunamos.
-No te preocupes querida—Dijo sonriendo—¿Así que estás cuidando a los hijos de Jeremy y Pattie, verdad?
-Sí, se fueron de viaje y no confían demasiado en Sehunn como para dejarlo a cargo.
—Esos niños son unos amores—Dijo con tono cantarín— El otro día fui a verlos y me quedé viendo una película con ellos y con Pattie, ¿Puedes creerlo? Yo, una vieja de 60 años entreteniéndome con una película de niños de hasta 5 años.
—Me lo imagino—Dije riendo.
—Y bueno, linda, ¿Tú y Sehun…?

Me puse pálida en cuanto entendí lo que quería decir.

—¿Qué? ¿Sehun y yo? ¡Claro que no! ¡Ni aunque fuera el último hombre en el mundo!
—Lo niegas demasiado—Dijo con tono burlón la señora— Cuando niegas demasiado algo, es porque quieres convencerte más a ti misma que a los demás.
—Sehun y yo no tenemos nada—Dije intentando que mi tono sonara calmado—. Ayer solo estábamos jugando.
—Pero te gusta…
—¡No me gusta!-La señora Stella se rió y yo tenía unas ganas inmensas de salir corriendo de allí
—Hace años, ustedes eran los mejores amigos—Sonrió melancólica y yo solo tuve ganas de vomitar— Hacían todo juntos, era como si una especie de fuerza no los dejara separase. Recuerdo una vez que estaba mirando por la ventana a mi nieto, estaba jugando con ustedes a las escondidas. Sehun y tú se escondieron detrás de un auto ¿Y sabes qué vi? ¡Se besaron!

Mis mejillas estaba ardiendo y Stella me sonreía con gesto burlón.

—Teníamos ocho años, quizás menos.
—Donde hubo fuego, cenizas quedan—Dijo con aire misterioso.
—Realmente, señora Stella, el día en que yo y Sehun tengamos algo, será el día en que el mundo se acabe—Dije, controlando el rubor de mis mejillas y el tartamudeo de mi voz.
—Oh, cariño—Ella se rió— No tomes las cosas tan textuales, solo estoy bromeando, creo yo
—¿Cree usted?

Ella solo me respondió con una sonrisa que no estaba muy segura de qué significaba y se entró a su casa. Suspiré resignada y me acerqué a la entrada de la casa de Sehun. Jazzy y Jaxon estaban obligando a Sehun a jugar a las escondidas y Sehun tenía que fingir que no sabía dónde estaban para así está tranquilo unos cuantos minutos antes de encontrarlos y que ellos comenzaran a decirle que era un tramposo por alguna razón.

—Eh, ________—Dijo Sehun notoriamente fastidiado—. Te toca jugar con ellos.
—¡No Sehun!-Alegó Jazzy mientras tiraba del pantalón de Sehun—¡Te toca a ti!
—Pero si ya jugué demasiado—Le dijo Sehun con tono de reproche.

Jaxon estaba prácticamente amarrado a la pierna de Sehun y Jazzy le estaba tirando el pantalón de la otra así que era imposible no reírse.

—Oh, casi lo olvidaba—Dije—. Ayer llamaron tus abuelos y dijeron que estaban en un avión de camino aquí, así que estimo que van a llegar en una hora.
—Sí, y por eso ustedes dos suéltenme—Gruñe Sehun. Ahora tiene a un hermano en cada pierna y no puede ni caminar, así que yo solo me puse a reír.
—Eso chicos, no lo dejen escapar—Los animo y Sehun gruñe de nuevo.
—_________…—Dice en tono de súplica.

Antes de que yo pueda decirle que no pienso ayudarlo, escucho unos saludos desde el otro lado del patio y Jazzy y Jaxon salen corriendo a abrazar a unos señores de avanzada edad que obviamente deben ser sus abuelos. Me quedé detrás de Sehun mientras él caminaba hacia ellos, los abrazó.

—Abuelos, ella es _________—Dijo Sehun presentándome, yo solo les dediqué una sonrisa de saludo.
—¡Pero si ésta preciosura no puede ser la pequeña _________!-Dice emocionada la abuela de Sehun y se acerca a abrazarme (o a estrangularme) y luego me pellizca las mejillas y yo tengo que hacer un gran esfuerzo por no apartarme— Mira qué bella estás, la última vez que te vi fue cuando tenías no más de 10 años, y mírate ahora, eres una preciosa jovencita, ¿Qué digo? ¡Toda una mujer!
—Abuela, no la agobies—Dijo Sehun y yo le agradecí mentalmente porque su abuela dejó de estrangularme.
—Mírate, qué grande estás, cómo pasan los años—Dice el abuelo de Sehun y me palmea la espalda como si fuéramos amigos de toda la vida, yo solo sonrío.

Entran a la casa y ahora Jazzy y Jaxon están molestándolos a ellos, así que con Sehun nos quedamos afuera, o más bien yo me quedo afuera y como a este tipo le gusta acosarme…

—Supongo que van a divertirse juntos—Dice y luego me mira con su típica sonrisita pícara—¿Qué tal si nos divertimos también?

Levanto mis cejas y lo miro con el ceño fruncido, él se ríe y luego niega con la cabeza.

—Eres una mal pensada, con divertirnos me refería a salir a hacer algo, aunque si quieres…
—Completa esa oración y mi puño va a acabar en tu cara—Dije con una sonrisa fingidamente tierna.
—Oh bien, pues entonces salgamos a comer afuera.
—¿Por qué iría?—Dije frunciendo el ceño.
—Porque estás loca por mí.
—¡Claro!-Dije y me reí estruendosamente alto—¿Loca por ti? Muy gracioso, eres tan, tan gracioso, que en vez de leyes deberías estudiar para payaso, ¿Te parece?
—Oh, vamos, preciosa, solo por una vez podrías no hacerte la difícil conmigo, ¿Es mucho pedir?
—Bueno, solo porque no quiero que tu abuela vuelva a acercarse a mí—Dije y él se rio. Entré a la casa y él venía detrás de mí.
—Lo dices solo para tener una excusa, porque no puedes decirme que sí sin que haya algo de por medio—Dijo desordenándome el cabello, yo lo fulminé con la mirada.
—Voy a cambiarme—Dije y subí las escaleras.
—¿Necesitas ayuda?—Me pregunta con una sonrisa torcida mientras se apoya contra la pared con las manos en el bolsillo, viéndose condenadamente sexy.

Me detuve a mitad de las escaleras.

—Te avisaré si la necesito—Le guiñé un ojo y terminé por entrar a mi pieza, sin saber si mi anterior comentario había sido un comentario sarcástico o un descarado coqueteo.

Me tengo que cambiar porque estoy vestida con una playera holgada y unos pantalones rotos y desgastados, así que me pongo un jeans oscuro y un top sin mangas color blanco, acompañado por unas converse negras y de cordones blancos, me peino el pelo hasta dejarlo lo más liso posible y luego me pongo un pinche al lado derecho que tiene una flor margarita de adorno, tomo mi cartera y bajó las escaleras de dos en dos.

Sehun está de nuevo apoyado en la pared en la misma posición de hace rato, con la diferencia de que se cambió el pantalón Adidas de buzo y la musculosa negra por unos jeans caídos y una camisa a cuadros color roja y blanca. También lleva puesto unas supras del mismo tono rojo de la camisa y tiene el pelo en puntas, a diferencia de hace rato que lo tenía despeinado para todas partes.

Le avisa a sus abuelos que vamos a salir y nos despedimos, alcanzo la puerta del auto antes de que él la abra por mí y el suelta una carcajada, no voy a dejar que Oh Sehun me haga favores.
Nos detenemos en McDonald’s porque yo se lo pido y nos sentamos en una mesa. Él se dirige a la caja y compra dos Coca-colas grandes, dos hamburguesas, dos paquetes de papás fritas medianas y dos vasitos de helado de vainilla con crema de manjar. Cuando termino de comer el estómago está a punto de explotarme.
Hacemos una pequeña parada en la playa y nos sentamos a unos metros del agua.
Estamos hablando de cosas banales, sinceramente tampoco pongo mucha atención porque el sonido del mar y de las personas alrededor me desconcentran.
Entonces pasa, siento los labios de Sehun de la nada atentar contra los míos y no sé qué es peor. El hecho de que me haya besado o el hecho de que yo le estoy correspondiendo el beso igual o quizás más fervientemente que él.

la niñera || sehun y tú Where stories live. Discover now