Capítulo 20 |Final|

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—Me lo pensaré.

Dos semanas más tarde ingresamos a la universidad. El fin de las vacaciones y de mi trabajo como niñera. Pattie y Jeremy me habían pagado 800 dólares, doscientos dólares de más por el gran trabajo que según ellos había hecho.

Sehun y yo estábamos perfectamente; era tan divertido ir por el campus de la mano o abrazados y ver como todas las chicas me envidiaban, y yo me encargaba de cualquier manera de mostrarles que él era exclusivamente de mi propiedad.

El problema iba con Vanessa, todavía no le había hablado, dos semanas desde la discusión. Luhan está con ella, los he visto tomados de la mano. No me molesta, ella se ve feliz, solo me molesta el hecho de que no me lo dijera. ¿Desde cuándo mantenía esa relación Sehun? ¿Desde antes de que nosotros dos nos conociéramos? Me dolía que estuviera presente la posibilidad de que un chico que decía amarme me hubiera engañado con mi mejor amiga mientras éramos novios.

Me olvidé de los problemas con Vanessa cuando me encontré con Shannon Price, una rubia (teñida) hueca y estúpida que me había odiado desde que en tercero de primaria le había echado pintura roja en su cabello perfecto. Me echó pintura negra encima de mi camisa y comenzó una guerra de pintura en el salón, nos llevaron a dirección y al final la culparon a ella de todo. También sabía que había tenido una aventurita con Sehun.

Se plantó frente a nosotros y miró nuestras manos entrelazadas. Una sonrisa burlona se adornó en su cara.

—Oh, corazón, ¿Haciendo tu obra de caridad del día?
—No la he hecho, realmente—Respondió Sehun—. Pero puedo hacerla ahora.
—¿Qué?—Preguntó sin entender.
—Esa falda te hace ver como puta, es mi obra de caridad del día; evitar que hagas el ridículo y que parezcas prostituta.

Ella frunció el ceño pero luego sonrió y me miró.

—Sí que disfrutaste de mi falda hace unos meses.
—Si lo hubiera hecho me hubiera vuelto a acostar contigo—Murmuró Sehun.
—Venga, Shannon, ¿no tienes que irte a prostituir a la esquina? No tenemos tiempo para ti—Murmuré fastidiada
—Vamos, Sehun, la odio, pero no tienes que ser malo con ella. No merece que le hagas ilusiones, todo el mundo sabe que no te durará más de una semana—Y se fue.
—No le hagas caso—Gruñó Sehun.
—No lo hago—Dije y me encogí de hombros. Sehun pasó su brazo por mis hombros y besó me nariz.
—Nos toca juntos la siguiente clase, amor, ¿dónde demonios queda el salón C28?—Preguntó mirando extrañado la hoja con los horarios de sus clases y el mío.
—No sabía que existiera el salón C28—Murmuré mirando también las hojas.
—Está en el segundo piso.

Dimos unas vueltas buscando el salón, lo encontramos justo a tiempo porque la campana sonó invitándonos a entrar a clases. Me di cuenta de que ya estaba en el salón Christian, el amigo de Sehun. También estaba Vanessa, y a pesar de que probablemente me iba a sentar sola, no quería que Sehun se sintiera amarrado a mí.

—Mira, es Chen. ¿Por qué no te vas a sentar con él?
—¿Y tú?
—Me las apañaré sola…
—Pero…
—Sehun, no quiero que sientas que tienes que estar las 24 horas del día conmigo.
—No tengo problemas con hacer eso—Murmuró sonriendo.
—No, no lo harás.
—Pero _______—Reclamó como niño pequeña.
—Deja de hacer el tonto—Le dije y lo empujé hasta el asiento de al lado de Chen. Él nos miró.
—Hola tortolitos. ¿Al fin te haces un tiempo para estar con tus amigos?
—Solo porque ella me está obligando—Bufó Sehun y yo lo empujé para que se sentara—. ¡Puedo solo!

Chen y yo reímos. Sehun no me dejó irme hasta que le di un corto beso en los labios. Caminé hasta el final del salón y me senté en un asiento vacío.

—Hey—No habían pasado más de 10 segundos cuando sentí a Vanessa a mi lado. La miré pero ni siquiera me molesté en saludarla—. _______, tenemos que hablar.
—Te escucho—Dije, seria.
—¡Lo siento en serio! Te prometo por todos nuestros años de amistad que mientras tú y Luhan eran novios yo jamás lo dejé besarme.
—Cuando me decía que me amaba, ¿lo hacía pensando en ti?
—No lo sé, ________—Dijo. Sonó sincera así que la dejé continuar—. Solo sé que no quiero perder a mi mejor amiga.

Entonces una idea vino a mi cabeza, era algo malévola pero tenía que hacerlo, para comprobar hasta qué punto su amistad llegaba.

—¿Quieres que te perdone?—Ella asintió levemente con la cabeza—. Termina con Luhan. 

Me miró, completamente sorprendida. Sus ojos azules exorbitantemente abiertos.

—Estás bromeando—Dijo, con una sonrisa tenue que desapareció en cuanto yo negué con la cabeza—. _________…
—Es la única solución, Vanessa. ¿Cómo quieres que confíe en ti si lo prefieres a él sobre mí?
—Jamás lo preferiría a él ¡eres mi mejor amiga!
—Luego de esta clase, le dirás, quiero estar ahí para verlo y cerciorarme.
—_________…—Gimió.
—Es la única forma, Vanessa, no hay más opción.

Ella cerró los ojos un momento, meditando mi oferta. Con esto demostraría cuánto significaba nuestra amistad para ella.

—Está bien—Su voz era un susurro apenas audible. Nuestra conversación no continuó porque el profesor entró al salón.

Fueron dos largas horas de introducción a nuestro nuevo año universitario. No era nada importante, solo explicarnos los funcionamientos y… otras cosas, por eso era que estaba en el mismo salón con Chen y con Sehun, porque mi novio estaba un año más adelante que yo en la universidad y Chen me llevaba por dos.

Cuando el timbre sonó, le dije a Sehun que lo vería en el almuerzo. Él me sonrió y besó mi mejilla antes de irse con su grupo de amigos, dejándome con un hormigueo en el lugar en donde sus labios rozaron.

Miré a Vanessa que tenía la mirada perdida.

—¿Vamos ya?

Ella asintió y caminamos en silencio hasta que divisamos a Luhan, cuya sonrisa desapareció en cuanto me vio.

—_________…—Intentó hablar.
—No digas nada—Le pedí con tono serio pero calmado.
—Necesito decirte algo—Susurró Vanessa. La mirada de Luhan se dirigió a ella, confundida—. Es… importante.
—¿Qué sucede?
—Luhan quiero que…
—Ella quiere decirte que te quiere mucho y que yo ya te he perdonado por ser un maldito idiota—Interrumpí. Vanessa me miró sin entender nada, igual que Luhan—. Entiendo que se quieran, sinceramente no me importa porque acepté ser tu novia solo por despecho a Sehun, y eso no estuvo bien, no soy quién para juzgarlos a ustedes, pero antes que nada, quiero preguntarte por qué me pediste ser tu novia si querías a Vanessa.
—Pues… am—Él tartamudeó, pero luego sacudió la cabeza y una media sonrisa adornó su rostro—. Porque pensé que ella ya no sentía nada por mí y… pensé en darle celos contigo. Lo siento.
—Y yo quería hacerle a creer a Sehun que lo que hacía no me afectaba—Hice una mueca y negué con la cabeza—. Estamos a mano, Xi.
—A mano, Jones—Dijo él. Yo extendí la mano y él la apretó antes de tirar de ella y unirnos en un abrazo. Nosotros nos reímos mientras Vanessa chillaba algo sobre que me odiaba y que casi le dio un infarto por mi culpa, pero luego se unió al abrazo también.
—Bien, los dejo solos para que hagan las cosas que los novios hacen—Dije y reí, antes de dirigirme a la cafetería.

No tenía ganas de buscar a Sehun porque probablemente estaba con sus amigos y no quería molestarlo.

Me serví el almuerzo y gruñí cuando vi que ya no quedaba postre. 

Malditos cerdos.

Llevé mi bandeja a una mesa que quedaba al lado de la ventana. Me acomodé y comencé a comer, pensando en que ahora todo en mi vida estaba flotando establemente.

—Dios santo, una señorita tan guapa no debería estar sola—Susurró él en mi oído, causándome un escalofrío en mi espina dorsal. Se sentó frente a mí—. ¿Le importa si le hago compañía?
—Siento tener que rechazar su oferta, señor, pero tengo novio—Dije haciéndome la tonta. Él rió.
—Apuesto a que no es lo suficientemente bueno para usted—Me siguió el juego.
—Claro que lo es. Es tierno, divertido, extrovertido y sobre todo muy, muy guapo.
—¿Qué tan guapo?—Preguntó frunciendo el ceño—. De seguro no tanto como yo.
—Mmm—Fingí estar pensándolo—. Ambos están muy, muy bien.

Sehun se mordió el labio.

—Pero apuesto a que él no le habría guardado un postre.
—¡Oh dios mío al diablo con mi novio me caso con usted!—Chillé antes de coger el postre. Sehun soltó una carcajada mientras yo abría con casi desesperación el envase; no era cuento nuevo para nadie que yo era una fanática del flan, sobre todo del de chocolate.
—¿No es el postre luego del almuerzo?—Preguntó, riendo.
—Sí, pero esto es encantador—Dije cerrando los ojos, disfrutando del delicioso postre.
—Te guardé el mío también, sé lo mucho que amas el flan—Yo sonreí con mi mejor sonrisa de comercial, pero cuando fui a agarrar el postre Sehun lo alejó—. No, no, éste tendrás que ganártelo.
—¡Sehun!—Reclamé—. ¿Cómo?
—Primero, comiendo tú almuerzo antes que el postre.
—Sí, papá, enseguida—Rodé los ojos y me encargué de comer.
—¿Cómo te ha ido con Vanessa?—Preguntó de repente.
—Bien, muy bien.
—Y con Luhan.
—Supongo que bien también.
—A considerar por el amistosos abrazo que le diste diría que mejor, ¿no?

Yo rodé los ojos, controlando la carcajada que estaba amenazando con salir de mi garganta. Solo Oh Sehun me hacía querer besarlo entero cuando estaba celoso.

—Por favor, ¡no seas celoso! Solo fue un abrazo de tregua. Él está con Vanessa, ¿sabías?
—Bien, como sea.

Luego de lograr reprimir por completo mi risa seguí comiendo. Mi estómago estaba lleno cuando terminé pero ese postre podía conmigo.

—Listo, dámelo—Chillé como niña pequeña.
—Ven a ganártelo—Dijo con aire seductor. Yo me mordí el labio antes de pararme y sentarme a su lado; nuestra mesa estaba al final del casino y a un costado, y pensaba tener una sesión de besos con cierta persona, así que esa ubicación era perfecta para no tener curiosos mirando el espectáculo.
—¿Cómo me lo gano, señor Oh?—Susurré en su oreja antes de sentarme en sus piernas.
—Como usted estime conveniente, señorita Jones.

Yo sonreí y me abracé de su cuello, para luego dejar un reguero de besos por todo su rostro. Sus manos se posaron en mi cintura, y me atrajeron más a él, dejando nuestros torsos completamente pegados entre ellos.

Besé sus labios delicadamente, los delineé. Cuando quise introducir mi lengua en su boca él no me dejó. Yo gruñí sobre sus labios y le tiré el cabello con mi mano derecha, ya que al estar mis brazos envueltos en su cuello tenía un perfecto alcance de éste.

—Au, no te lo estás ganando, niña mala.
—Pues tú no me estás ayudando—Bufé. Otra vez lo besé y él otra vez no me dio el acceso que necesitaba, así que mordí su labio inferior, Sehun soltó un leve gemido, abriendo su boca involuntariamente dejándome el acceso que necesitaba. 

Sonreí, complacida sobre el beso y exploré su boca, que en tan solo tres semanas ya conocía perfectamente bien y que no me cansaba de conocer.

—_________—Murmuró con voz ronca, advirtiéndome, pero yo me reí e hice caso omiso, seguí besándolo, más fervientemente. En un disparate de rebeldía moví mis caderas sobre él. Gruñó—. Joder, ________, que a ti no te pase nada está bien pero soy un hombre y no puedo ocultar mi evidente excitación.
—Mmm, alguien está en aprietos—Susurré y mordí el lóbulo de su oreja un segundo antes de volver a mover mis caderas sobre él. Gimió levemente y yo sonreí remojando mis labios, sintiendo el bulto de sus pantalones despertando.
—¿Te complace torturarme?—preguntó con voz estrangulada. Yo solté una risita y besé su cuello, para luego tomar el envase de flan y levantarme de sus piernas antes de que pudiera agarrarme—. _________ vuelve acá—Gruñó.

Yo me senté de piernas cruzadas en la siguiente mesa, mientras abría divertida el envase del flan y me lo comenzaba a comer con el dedo.

—Ven por mí—Murmuré riendo.
—Sabes que no puedo—Casi susurró. Sus ojos oscurecidos me estaban fulminando
—Oh, qué pena. ¿Por qué no puedes?

Saqué más flan con mi dedo, lo chupé, lentamente. La mirada de Sehun posada en ese punto. Sus ojos oscureciéndose cada vez más ¡oh no pensé que fuera tan divertido jugar con él!

—________—Murmuró otra vez.

Me acerqué otra vez a él. Volví a sentarme en sus piernas. Saqué otro poco de flan con mi dedo y lo acerqué a su boca.

—¿Gustas?—Pregunté, mordiéndome el labio inferior.

Sehun no lo dudo y lamió mi dedo, de una forma tan erótica que ahora el juego se estaba volviendo en mi contra, sin despegar sus ojos mieles ahora negros ningún momento de los míos.

—Mmm, Sehun—Gemí en su oído, con cuidado. Él gruñó antes de envolverme en sus brazos y obligarme a besarlo. Nuestras lenguas entraron en una batalla por dominar.
—Te odio, _______. Vas a volverme loco, no puedes hacer esto en público, no es gracioso.
—Me pediste que me lo ganara, no—Susurré en su oído, bajé a su cuello y lo mordí, dejando una marca bastante evidente.
—¿Sabían que el sexo aquí es ilegal?

La voz de Vanessa me hizo dar un respingo, me bajé de las piernas de Sehun y me senté a su lado, fulminándola con la mirada. Ella tenía un semblante divertido y Luhan que estaba a su lado también tenía uno.

—Oh, Sehun—Murmuró Vanessa negando con la cabeza—. Mira lo que esta vampiresa le ha hecho a tu cuello.
—________—Murmuró Sehun en tono de regaño.
—Uy, qué enojón—Rio Vanessa.
—Hola, Vanessa, yo estoy bien, ¿y tú?—Preguntó el sarcástico.
—Hola, Oh—Dijo ella, divertida.
—Hola, Vanessa—Murmuró Suhun de mala gana—. Xi.
—Oh.
—Uy por Dios, ¿Qué no pueden ser mejores amigos o algo? Sería divertido—Dijo Vanessa y rió.
—Ay ¿te imaginas las citas dobles?—Estuve de acuerdo. Por las quejas de Sehun y Luhan ellos no lo estaban, nosotras solo atinamos a reír.
Mi mamá estaba hablando algo con Pattie. Yo prefería evitar la mirada de desaprobación de mi padre sobre mí. No había aceptado muy bien la idea de que me iba a vivir con Sehun incluso luego de que lleváramos cinco meses juntos, siempre había sido muy sobreprotector con respecto a los chicos, ni siquiera a Luhan lo había aceptado y eso que aparentaba ser el chico perfecto. Mi mamá se lo había tomado mal al principio, pero luego se había entusiasmado tanto con la idea de que me fuera a vivir con el hijo de su mejor amiga de siempre que hasta me ayudó con las maletas.

Me despedí de mis padres y de los de Sehun. Ignorando la fría despedida de mi padre. Ya no me importaba qué pasara o qué los demás pensaran de nosotros, solo sabía que lo amaba y él me amaba a mí. Eso era suficiente.

—Siento que tu padre me odia—Murmuró Sehun cuando ya nadie podía oírnos dentro del auto en marcha.
—No eres el único que siente eso. Es que es algo sobreprotector, pero he preferido no intentar persuadir su opinión sobre irme a vivir contigo porque no tiene ningún derecho sobre mí. No puede simplemente ausentarse la mitad de mi vida y luego creerse en el derecho de molestarse porque me quiero independizar de él.

Sehun me sonrió. Agarró mi mano y la llevó a la palanca de cambios y puso la suya sobre la mía. ¡Así cualquiera amaría viajar en auto! Siempre lo hacíamos, porque parecía que estar un segundo separados nos volvía loco a ambos, incluso si era a solo centímetros de distancia.

El apartamento ya estaba amueblado. Sehun me dejó encargarme de la decoración nueva porque uno no podía dejar eso en manos de los hombres. Era bastante espacioso, quizás demasiado para tan solo dos personas. ¿Pero qué importaba? Íbamos a estar juntos sin padres ni niños alrededor, aunque de todos modos no podría no extrañar a mis padres y a Jazzy y Jaxon.

Saludamos al guardia del edificio quien nos abrió con una sonrisa el portón eléctrico. Sehun estacionó el auto en el 1501. El edificio tenía 36 pisos y nosotros vivíamos en el 15, el cual tenía una vista perfecta de una parte favorecedora de la ciudad de California.

Sehun se bajó y me abrió la puerta. Le agradecí con una sonrisa y abrazados nos fuimos al ascensor. Marqué el piso 15 y las puertas se cerraron.

Sehun me besó de improviso, fervientemente, sin que si quiera me lo esperara. A pesar de que me sorprendió, ni siquiera dudé en enredar mis manos en su cabello y apretarme contra él. Seguimos besándonos sin que nos importara si alguien entrara hasta que las puertas se abrieron en nuestro piso. Seguíamos besándonos cuando llegamos a la puerta del apartamento.

—Extrañé hacer esto. Con tu padre mirándome mal cada dos segundos no me parecía algo muy apropiado—Dijo. Yo sonreí sobre sus labios. A ciegas Sehun rebuscó en su bolsillo las llaves y abrió la puerta. Me tomó en brazos y yo rodeé su cintura con mis piernas justo antes de que él cerrara la puerta con mi espalda y me afirmara contra ella. Seguimos besándonos como si no existiera nada más que nosotros en el mundo. Era perfecto.

Nos besamos así solo unos minutos más, hasta que nos dimos cuenta de la hora y de que en 20 minutos teníamos una reservación en un lujoso y caro restaurant que no valía la pena desperdiciar. Así que yo salí corriendo a nuestra habitación y rebusqué lo que me pondría en mis maletas aún no desechas. 

Me puse un hermoso vestido azul que mis padres me habían regalado para mi cumpleaños número 17 y unos tacones color blanco. Me maquillé solo un poco, me puse unos pendientes a juego con los zapatos, una pulsera a juego con el vestido y un anillo de plata.

Había estado lista en un tiempo record de diez minutos. Creí que había sido rápida pero él ya estaba vestido con un esmoquin azul marino que lo hacía combinar con mi vestido. Yo me mordí el labio.

—No hagas eso al menos que no quieras llegar al restaurante—Envolvió mi cintura con su brazo y depositó un suave beso en mi cabeza—. Luces hermosa como siempre.
—Gracias—Sonreí.

No nos tardamos mucho en llegar al restaurant porque quedaba a tan solo unas cuadras del edificio. Un señor impecablemente vestido nos ofreció las buenas tardes.

—¿Reservación a nombre de quién?—Preguntó, con un ligero acento británico.
—Oh Sehun—Respondió Sehun.
—Síganme, por favor—Pidió. Lo seguimos hasta una mesa junto a la ventana. Sehun pidió sin siquiera mirar el menú ni consultarme. Yo lo miré con el ceño fruncido cuando el camarero ya no estaba.
—¿Qué?
—Gracias por preguntarme qué quería comer.
—Solo confía en mí—Dijo al mismo tiempo que me regalaba una hermosa sonrisa y su mano se entrelazaba con la mía. No pude evitar sonreírle de vuelta y que el enojo se fuera volando. 
—Está bien, Sehun, te salvas de ésta—Le advertí, él negó con la cabeza riendo.
—Voy al baño, vuelvo enseguida—Murmuró y se levantó de la mesa, desapareciendo en el pasillo que daba a los baños. Yo suspiré y empecé a jugar con la trenza que me había hecho en el cabello. Tres minutos después el camarero dejó una pequeña carta con una rosa roja encima. Yo lo miré extrañada.
—Disculpe, ¿qué es esto?
—Me disculpará, señorita, pero no sé lo que dice, debería leerla—Me dijo con una sonrisa y se fue. Yo miré el sobre y la rosa, quizás había sido un error, pero cuando vi mi nombre escrito en él me di cuenta de que no lo era. 

Lo abrí con dedos temblorosos, presa de la emoción.

“Querida ________, en realidad no he ido al baño como te dije, me he escondido de ti. ¿Te gusta jugar al escondite? A mí sí, recuerdo que jugando a eso dimos nuestro primer beso, y lo mejor es que fuiste tú la encargada de ser la primera. A ver si me encuentras. ¿Te gusta la rosa? Creo que sus pétalos rojos la hacen perfecta.

Me mordí el labio sonriendo como una estúpida. Dejé la cartita sobre la mesa. ¿Al escondite? ¿Y cómo suponía él que lo encontraría?

Releí la carta y me fijé que las palabras “pétalos” y “perfecta” estaban más oscuras en la carta que las otras palabras.

Pétalos…

Una bombilla imaginaria se encendió arriba de mi cabeza y tomé la rosa. Me fijé en cada uno de los pétalos hasta que encontré uno con marcador negro encima. Sonreí y lo arranqué de la flor.

“Sube las escaleras”

Levanté mi mirada y recorrí el lugar. Unas escaleras en forma de espiral llevaban hasta un lugar que no alcanzaba a distinguir. Me levanté de la mesa y con cuidado me acerqué a ellas. Las subí lo más rápido que mis tacones me permitieron. Llegué a una puerta con una papelito color pastel pegado. Lo arranqué y lo desdoblé.

“Los recuerdos se atesoran en cofres como verdaderos tesoros. ¿Por qué no entras?”

No entendí a qué se refería con eso, pero de todos modos entré. La habitación estaba oscura y solo era iluminada por la luz de la luna, cuyo reflejo se acentuaba en una pequeña cajita que estaba en el suelo. Una enorme sonrisa adornó mi cara cuando me di cuenta de que se la había regalado a Sehun en su cumpleaños número ocho luego de que se quejara de no tener dónde guardar su canica. Era una cajita pequeña y simple, que podría simplemente significar mucho. Me acerqué a ella y la levanté del suelo, abriéndola con cuidado.

Con la luz de la luna de apoyo pude divisar dentro un anillo. Tragué con dificultad mientras lo sacaba de la caja. Era un hermoso anillo que se entrelazaba dos veces antes de terminar con un pequeño diamante en forma de corazón al centro. Todo el aire abandonó mi cuerpo.

—El doble cruce del anillo simboliza las vidas de dos personas, y el diamante significa amor. El cruce doble significa que te elegiría en ésta y en otra vida, siempre, porque te amo—Escuché a mis espaldas. Mi corazón se detuvo y ni siquiera pude voltearme a mirarlo. Sentía las lágrimas abordando mis ojos. Las manos de Sehun me envolvieron por detrás y su rostro se escondió en mi cuello—. Te amo, y te amaré siempre a pesar de todo, no sé lo que me hiciste, ________, pero me gustaría que cuando terminemos la universidad te casaras conmigo. Sé que aún faltan algunos años, pero quiero hacer esto ahora, saber desde ya que voy a obtener un sí por respuesta.

Yo me giré y lo abracé con fuerza, sin poder contener las lágrimas.

—Eres un tonto, Sehun—Dije entre sollozos—. Mira lo que me haces. ¡Por supuesto que sí! Haría cualquier cosa que significara estar contigo, siempre.
—Te amo, preciosa, no sabes lo feliz que me haces—Me dijo y me dio unas vueltas en el aire mientras yo reía. Cuando mis pies tocaron el piso lo besé con fuerza: nuestros labios danzando un dulce baile que ambos conocía tan bien. Sehun se separó con cuidado y cogió el anillo de mi mano. Se arrodilló frente a mí haciéndome llorar aún más. Cogió mi mano y sin despegar su mirada de la mía me puso el anillo en el dedo anular. Se levantó y me abrazó con fuerza—. No llores…
—No me pidas eso—Gemí—, sabes que soy sensible.
—Lo sé, me encantas, _________, te amo.
—También te amo—Susurré y por primera vez nos besamos oficialmente como comprometidos.

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