Capítulo 17: Un vampiro que renuncia a su protector

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Narra Derek

—Tienes que parar con esto.

—¿Sabes? —dice arqueando ambas cejas hacia abajo—. Es difícil renunciar a alguien que en verdad quieres tener a tu lado. Pero mas difícil es renunciar a la única persona en el mundo que te queda. No me queda nadie más que tú, Derek. Al menos te pido que me dejes estar cerca, para completar mi trabajo y ser tu guardiana.

Eso no.

No tuve momentos para pensar como sería que Aien regresara a mi vida, me costó asimilar el hecho de que la perdí para siempre. Tuvimos mucha historia, estoy seguro de que querrá recordarmela todo el tiempo.

Además ahora Victory llego a mi vida y no tengo sentimientos amorosos por Aien.

Pero yo puedo decidir, renunciar a ella si presento una queja al consejo de guardianes. Así le asignarian a alguien más para proteger, podré librarme de ella.

—Iremos al consejo —hable con dureza. No quería que ella vea en mi alguna oportunidad.

—¡¿Qué?! No puedes hacerme eso —sus ojos se tornaron aguosos.

—Claro que puedo, no te debo nada. Ok, entiendo que te hice daño y lo lamento, pero tu tampoco estas impune.

—No lo harías...

—Si, lo haría —me crucé de brazos—. Y si tu no vienes conmigo sabes que perderás la posibilidad de ser guardiana, para siempre.

Una lágrima cayó por su rostro. No me agrada tratarla de ese modo, pero es lo mejor para ambos.

Me di vuelta y volví a la cafetería.

Victory estaba sentada sola, al parecer Jake se fue. Se ve tan bonita. Sus ojos chocan con los míos y le sonrío.

—Oye —me senté a su lado y la abrace—. Iré el concejo de Guardianes, en cuanto termine te busco ¿Te parece?

—¿Qué carajos, eso existe?

—Existen muchas cosas que no sabes —dije con cierto tono misterioso.

—Que malo —arqueo sus cejas hacia abajo hizo puchero—. Bueno de todas formas, quiero acompañarte.

—Es mejor que te quedes, la audiencia es privada y no te dejarán entrar.

—Pero —noto que lo dice apenada—. Esta bien —susurró junto a un suspiro.

(...)

Nos encontramos esperando que nos toque a nosotros, por suerte aquí funciona todo muy rápido y no creo que tengamos que esperar mucho más.

—Pfft, esto es una perdida de tiempo— Se cruzó de brazos y bufó.

—Es lo correcto.

—Derek Devonshire y protectora, favor de ingresar a la sala —dijo una secretaria que se asomó desde la puerta.

Entramos y tomamos asiento frente a los jurados,  eran unos diez.

—Su excelencia —dijo Aien mientras hacía una reverencia al máximo de ellos, supongo yo. Este simplemente asintió.

Para mí no es alguien importante, pero ella como guardiana y el como su superior debe mostrarle el respeto debido.

—Diganos Sr. Derek ¿Por qué ha decidido renunciar a su protectora? —preguntó el juez.

—Verá —suspiré—. Usted bien sabe que desde hace muchos años recibo los protectores que me brindan. Pero creo que ya es momento de seguir mi camino sin ayuda. Puede estar seguro de que Aien ya cumplió su misión, es momento de que se ocupe de alguien más, claro, si es que ella así lo desea.

Si hablo bien de ella como lo hice, es más probable que consiga alguien más para proteger.

Un/a guardian/a en parte tiene que ocuparse de la felicidad de su protegido. Lograr que este consiga una familia o una vida estable y satisfecha, concluiría su misión. Aunque el vampiro puede elegir conservar su protector, de así quererlo.

—Aien ¿Deseas seguir? —le preguntó.

—Si no fuera por la decisión de Derek, yo jamás dejaría de ser su protectora —hizo énfasis en "jamas" y me miró de reojo.

—Entonces ya esta decidido. Ustedes ya no tienen ninguna clase de vínculo. Se le asignara a alguien nuevo —golpeó con su martillo de Juez.

—Diganme ¿Tendré que irme de la ciudad?

—No agente Speed, Usted ahora tiene el deber de proteger a Dante Devonshire.

Speed, el apellido de Aien.

—¡No puede ser! Tiene que ser un error.

Aien y Dante no se llevaban para nada bien. Siempre que se veían parecían perro y gato.

—Silencio. No hay ningún error, a el Sr. Dante Devonshire  le vendría bien algo de ayuda y alguien como usted podría enseñarle un nuevo camino. No hay nada que discutir, ya esta decidido.

—Como ordene, su señoría —Aien bajo la cabeza. Se que no estaba de acuerdo con la decisión del Juez.

—Hoy se le enviará la noticia a Dante. Puede empezar mañana. Fin de la cesión.

(...)

Abrió la puerta.

— Derek —me abraza de repente—, entra —entro rápido y cierro la puerta detrás de mi.

—¿Qué pasa? ¿Por qué lloras? ¿Y por qué dijiste que no vuelva, quien creías que era?

—Dante —murmuró—, el estuvo aquí.

Sabe que ella me agrada, pero aún así no se aleja ¿Qué pretende? Los celos me quedan cortos, me vuelve loco la idea de que se acerque a ella, de que la toque.

—¿Te hizo daño?

—No —negó con la cabeza—. Quería disculparse, pero yo.. fui yo... él no.

No estaba muy seguro de a que se refería, pero si se que es uno de esos momentos en los que solo hay que escuchar  alguien hasta que se sienta mejor.

—Tranquila  —la jalé hacia mi, para abrazarla.

Me apartó de ella, para hablarme. —Dime que sucedió con Aien.

—Ya no es mi protectora.

—Genial —alzó un puño en victoria.

—Pero permanecerá cerca —bufo—, ahora le asignaron a Dante.

Por un momento percibí que le molesto eso ¿le molestaba que este con Dante? ¿O que siga cerca? Si, seguro de que siga cerca.

VictoryWhere stories live. Discover now