Todo

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Hay una persona...una persona, en mi vida. No es lo que todos esperan, es... mucho más. No sabe quién es, lo que hace, ni cómo, pero es especial. Y creo que todo lo que he sentido a lo largo de mi camino, lo es todo—se detuvo— ¡No, no está bien! 

Bakugou apretó los puños y dio un golpe directo al espejo de la pared. Se rompió en mil pedazos. 

Suspiró, gritó y volvió a golpear. Una y otra y otra vez. 

Se había despertado a las cinco con treinta y dos minutos de la mañana, con hambre, calor y esperanzas. Estuvo cerca de dos horas frente al espejo practicando su confesión. Y no, no era una confesión de amor. 

Era mucho más complicado. 

Su confesión era propia, para él. Quería sacar de su cuerpo cada sentimiento que se había embotellado en él desde hacía ya mucho. Amor, odio, ira. Todo. Y para una sola persona. 

Uraraka. Con su cabello del color de la hojas en otoño, o su cuerpo un poco más corpulento que el resto, pero igual de bonito. Y por qué el pensaba estas cosas. 

No quería, no podía, no debía. 

Hace siete semanas, todo estaba Ok con él. Era el mismo capullo de siempre, con las manos nerviosas, el entrecejo arrugado y la rabia culminando en su cuerpo. Ahora, era lo mismo, solo que el corazón le palpitaba demasiado rápido, las manos le sudaban y se ponía tenso cuando Ochaco Uraraka le hablaba. 

Y no entendía nada. 

No era amor, lo creía, lo sabía. O lo quería creer. 

Las mujeres siempre fueron un punto X en su vida. ¿Pero ahora? Nada. 

Y es que —. 

Ya no entendía nada. 

Por qué ella, se había transformado en su todo. 


Ufff, capítulo corto, sí. 

¡Por cierto! Estoy subiendo un nuevo fanfic TodoMomo, podéis encontrarlo en mi biografía con el nombre de "Fuego". 

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