Capítulo 1

86 36 31
                                    


Había salido de clase y estaba recorriendo el mismo camino de todos los días, ya estaba en la universidad y hoy he salido unas horas antes, así que estaba andando con mucha tranquilidad, hasta que mi móvil sonó y era mi amigo.

-Hola amigo, ¿qué tal? ¿Cómo es que me llamas?

-Hola, solo quería saber qué tal estabas.

Y hablamos un rato de muchos temas, hasta que sacó ese maldito tema.

-No empecemos por favor.

Como sabía que esta conversación se iba a alargar, decidí sentarme en un banco, al lado de un chico ya que era el único que había libre, y él se encontraba leyendo y comiendo, pero sin quitar la vista de su deseoso libro. ¿Será el mismo chico de hace un mes? No tuve tiempo de preguntármelo mucho porque mi amigo seguía hablando, y cuando me senté, el chico me dedicó una sonrisa.

-Y dale con el mismo tema, siempre que hablamos me lo acabas sacando.-le dije a mi amigo ya enfadada.

-Porque me parece un tema importante.-me replicó él.

-Pues ahora mismo para mí no es tan importante, tengo cosas más importantes que hacer.

-Tienes que seguir escribiendo, no puedes dejar esa historia por la mitad.

-Pero yo quiero dejarla por la mitad, no vale la pena.

-¿Por qué no vale la pena?

-Porque es una historia de mierda, nadie la leería, además no tengo tiempo de escribir.

-No es una mierda de historia, tú misma lo reconoces.

-Pero no fue bien.

-Que la primera vez no fuera bien no significa que la segunda también tenga que ir mal.

-Irá mal.

-¡Eres demasiado negativa con tu propia creación!

-A lo mejor porque solo me ha dado dolores de cabeza.

-Te los ha dado porque has querido, has querido darle atención a tu historia.

-Pues no me ha servido de nada darle atención a mi historia, no me puedo creer que me sigas animando a escribir, es una tontería.

Las lágrimas ya empezaban a caer por mi rostro y yo no lo pude controlar, me sentía demasiado débil hablando de este tema.

-Amiga, no llores por favor. Sabes que lo único que quiero hacer es animarte a seguir escribiendo porque ...

-Porque mi historia vale la pena y tengo capacidad para seguir escribiendo aunque yo no lo crea y que tú confías en mí y me vas a ayudar todo lo que puedas hasta que siga escribiendo. ¿Sabes qué? ¿Has pensando alguna vez en ser editor? Te vendría muy bien.

-Justamente eso es lo que yo tanto te repito y veo que te ha entrado en la cabeza aunque sin ponerlo en práctica.

-Déjame en paz, a mí y a mis pocas de escribir.

Sin dejar que se despida de mí, le colgué, no quería seguir hablando con él, me sentía débil y ahora mis lágrimas no dejaban de salir de mis ojos. Me tomé un momento para mirar a mi alrededor, en el pequeño parque, ya había bastantes niños jugando y yo estaba sentada en un extremo del banco, cuando me di cuenta de que el chico que estaba en el otro extremo me miraba con pena, me había olvidado completamente de él y de que lo tenía al lado. Entonces, lo pude observar atentamente, su tono de piel no era muy moreno, su pelo era castaño y resaltaban unos ojos color avellana y con un toque verde y también me pude dar cuenta de que era el mismo chico de hace un mes. A pesar de las lágrimas, lo pude distinguir.

Él me observaba atentamente, sus ojos eran profundos y yo tuve que bajar la vista porque me empezaba a avergonzar de que me mirara tanto. Para cuando levanté la vista a los pocos segundos, el chico estaba cerrando su libro y se acercó a mí. Nos seguimos mirando durante un tiempo, en un silencio cómodo; pero yo no sé porque razón me acerqué a él y lo abracé, en ese momento solo necesitaba un abrazo. Al principio se asustó y se tensó; normal, una desconocida le estaba abrazando, pero él aceptó y me dio el abrazo. Metí mi cabeza en su cuello mientras las lágrimas seguían cayendo, y no me podía parar, pero tampoco me quería separar, estaba demasiado cómoda. Yo seguía llorando mientras mis manos estaban alrededor del cuello del desconocido y sus manos se encontraban en mi cintura acercándome más a él. Cuando me di cuenta de que ya llevábamos mucho tiempo así, me separé de él.

-Lo siento ... no sé por qué lo hice.-le dije mientras miraba mis manos, no era capaz de mirarle a los ojos después de eso.

-No lo sientas.-me dijo acariciando mi mano y cuando levanté la vista el chico me estaba sonriendo.-Soy Andrew, encantado.

-Yo soy Eleanor.-le contesté con una sonrisa.

Nos volvimos a mirar y nos reímos, ya estaba un poco más tranquila.

-Así que escribes.

-Se puede decir que sí.

-Y estás escribiendo una historia.

-Más bien, estaba.

-La quiero leer.-me sonrojé al instante en el que me dijo eso, me ponía muy nerviosa cuando alguien quería leer algo que yo escribía.-Si me dejas claro.

-Pues para eso, te tendrás que ganar mi confianza.-le dije de manera pícara.

-Pues que sepas que me la pienso ganar, cueste lo que cueste.

Me tendió la mano como si de una promesa se tratara.

-¿Trato hecho?

-Trato hecho.

Después de ese gesto, nos dimos nuestros números para poder seguir en contacto y me acompañó hasta mi casa.

-Pienso ganarme tu confianza para poder leer esa famosa historia.

-Y no dudo de que lo consigarás.

Al llegar a casa, me quedé asombrada, no me esperaba que hoy me pasara algo así ni nada por el estilo, me esperaba que fuera un día como otro cualquiera, pero un chico se había acercado a mí de una manera muy especial, y no estaba acostumbrada. Soy una chica normal, con unos ojos demasiado oscuros según mi perecer, un pelo de un tono extraño (medio rubio, medio castaño) y no era muy chica atractiva físicamente, pero Andrew me hizo sentir segura, y espero poder volver a sentir esa seguridad.

Todo sucede por una razónWhere stories live. Discover now