Todo sucede por una razón

Capítulo 3

Esa mañana me desperté de muy buen humor aunque fueran las siete de la mañana cuando mi despertador sonó, como todas las mañana después de prepararme me fui a casa de los niños que cuidaba y llevaba al colegio, y tengo que admitir que me gustaba mucho porque me sentía más cerca de mi futura profesión.

-Venga chicos, dentro del cole.-los dos se acercaron y me dieron un beso en la mejilla cada uno.

Al darme la vuelta me encontré con un cuerpo más alto que yo en medio de mi camino, no le podía ver la cara porque estaba pegado a mí y por la altura no pude observarle la cara, pero reconocí esa cazadora.

-Buenos días Andrew.

Andrew dio un paso hacia atrás y por fin pude ver su rostro con esos preciosos ojos avellana.

-Buenos días Eleanor.

-¿Qué haces aquí?

-Ayer dijiste que te gustaría que fuéramos juntos un día hasta la universidad pues hoy es uno de esos días.

-¿Te has levantado para hacer algo que a mí me hace ilusión?

-Si sigues así voy a tener que volver.

No lo pude evitar y me abalancé sobre Andrew para darle un cálido abrazo.

-Ya veo que me has echado de menos.

-No lo sabes tú bien Andrew.

Y nos encaminamos hacia la universidad, el camino se me hizo mucho más ameno que de costumbre cuando iba sola. Estuvimos hablando de muchos temas como de nuestros libros y películas favoritas.

-¿Te gusta mucho leer?-le interrogué.

-Me encanta, también he escrito algunas cosas, y mi otra pasión es la química.-le miré con cara de sorprendida cuando me dijo que escribía, no me lo había mencionado nunca.-Sí, escribo, y sí, lo podrás leer.

-¿Cómo lo has sabido?-era lo que le quería preguntar, pero él se ha adelantado.

-Porque lo he podido ver en tu cara, expresas mucho con tus expresiones y con tu mirada.-en ese momento noté como mis mejillas se teñían de rojo, me avergonzaba que se hubiera fijado tanto en mí, nadie lo había hecho.-Eso me gusta mucho de ti Eleanor.

-Gracias supongo.-dije con la cara todavía roja.-Por cierto, ¿qué libro estabas leyendo cuándo nos conocimos?

-28 días, de ...

No le dejé terminar, conocía demasiado bien la respuesta.

-David Safier, me lo he leído.-Andrew me miró con una gran sonrisa.-Otra cosa en común mi querido Andrew.

Y con eso, llegamos a mi facultad.

-¿Vendrás a buscarme?

-Como siempre.-se acercó a mí y me dio un beso en la mejilla como ayer cuando nos despedimos.-Que te vaya bien la mañana.

-Igualmente Andrew.

La mañana se me pasó muy rápido, en las clases estuve atenta ya que no me distraje y pude atender todo lo que me decían los profesores. Me encanta todo lo que me dicen, venga, un poquito más cerca de mi sueño y poner todo en práctica.

Al salir de mi última clase, me encontré con Andrew esperándome.

-Hola Andrew.

-Hola, ¿quieres que nos pasemos por tu antiguo instituto? Vamos justos para llegar a la salida, además así ves a tu amiga.

Una sonrisa salió de mis labios, en ese instituto he vivido unos de mis dos mejores años, he hecho muchos amigos, he conocido a mucha gente y he encariñé mucho con los profesores. Andrew al ver que no decía nada, únicamente me miraba y yo le cogí de la mano para emprender el pequeño camino hasta mi instituto. Por el camino no dijimos nada, solo nos dedicamos a andar lo más rápido posible y yo con una sonrisa en mi rostro con la mano de Andrew sobre la mía, al llegar me puso delante de la puerta apoyada en la verja que hay enfrente de la puerta. Andrew estaba cansado.