El cuarto rosa.

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El sillón donde decidió sentarse no solo lucía cómodo, realmente lo era, el cuero negro lo recibía y le hacía sentir reconfortado mientras el show del otro lado de la traslucida pared comenzaba. Tomó un gran trago del whisky de fuego mientras se acomodaba una vez más, olvidando la verdadera razón por la que se encontraba ahí y encontrándose a si mismo disfrutando de verdad, ansioso y nervioso, pues aquella era la primera vez que presenciaba algo similar. Harry no había sido como ninguno de los jóvenes de su edad que conociera, ni él, ni sus amigos habían aprendido sobre sexo y sexualidad hasta mucho tiempo después, habían experimentado con sus cuerpos de manera tradicional y recatada, dando entrada a que muchas cosas fuesen desconocidas para él, como el sexo homosexual o los fetiches sexuales como el masoquismo, el sadismo u otros que existieran.

Por supuesto que Potter había tenido sexo, pero solo con una persona, con Ginny y como generalmente se limitaban a la posición del misionero, la verdad era que, experimentado no era. El sexo era genial, no se quejaba, sobre todo porque su novia era ardiente, mucho, pero lo que Draco Malfoy estaba haciendo en aquella cama al centro de aquella habitación de neón rosa era otra cosa, completamente diferente y Harry, que juraba no disfrutar de los placeres homosexuales, había terminado con la imperiosa necesidad de bajarse los pantalones, beber más alcohol y tocarse mientras sus ojos se llenaban de aquel momento que no le pertenecía.

Ángel y su acompañante habían entrado y casi de inmediato habían comenzado con los besos y caricias que se figuraban grotescas y aun así imposibles de ignorar. El rubio aún tenía la correa alrededor de su cuello, por lo que su cliente halaba de ella con rudeza mientras susurraba obscenidades con voz jadeante y excitada que hablaba de lo mucho que estaba disfrutando del momento. La pareja se encaminó hasta una pequeña barra en la esquina del cuarto, donde Malfoy rápidamente fue montado y acariciado, "Sirius" por su parte, buscó a tientas una de las botellas de alcohol que les ofrecían y prácticamente la derramó sobre el ojigris para comenzar a beber del líquido directamente sobre su piel.

Harry debía admitir que ver a su difunto padrino en medio de aquella situación le parecía un tanto extraña pero no desagradable, después de todo, ese ni si quiera era el verdadero Sirius, y Black siempre había sido atractivo, aún como un adulto maduro. El pelinegro dio un sorbo más a si whiskey ya sintiéndose mareado mientras Malfoy bajaba de un salto de la barra y se dirigía hasta el tubo privado de la habitación, comenzando a bailar de manera tan provocativa e invitadora que, por un momento el auror se vio tentado a lanzarle un bombarda a aquella pared que los dividía y pasar del otro lado, pero claro, estaba borracho y por eso no pensaba con claridad, él nunca se acostaría con un hombre.

Black sin embargo, no parecía demasiado entusiasmado por ver bailar a Ángel, al menos ya no más, porque casi de manera inmediata de acercó a él y tomándolo por los cabellos lo arrastró hasta la cama, le dio de beber casi tres cuartos de una botella con alcohol y luego lo arrojó sobre el enorme y mullido colchón de sábanas blancas que brillaban por las luces de neón. Rudamente el rubio fue colocado bocabajo, luciendo realmente mareado, Harry suponía que por la cantidad de alcohol que le habían obligado a beber tan rápido. Su platinado cabello escurría alcohol en pequeñas gotitas rosadas y su pálida piel lucía algo rojiza por el esfuerzo, era claro que no le había sentado nada bien beber de aquella forma, pero tampoco parecía que tuviese otra opción o al menos era la sensación que le daba a Harry.

El cliente hacía lo que se le daba la gana con aquel cuerpo y Malfoy ni si quiera replicaba, ni cuando lo golpeaba en las nalgas hasta dejarlas rojas, ni cuando le mordía las caderas o el cuello hasta dejarle los dientes marcados, y entonces, Harry sí que comenzó a sentirse asqueado, lo estaba lastimando, y joder que aquel trato debía de doler y no entendía como era que Ángel no hacía nada más que apretar los ojos con fuerza y morderse el labio inferior, porque Malfoy podía estar medio borracho, pero aquello no parecía mitigar el dolor ni un poco y Harry casi se vio en la necesidad de parar aquello, solo parando recordándose que no había nada que pudiese hacer, nada.

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