Como un Slytherin.

7.2K 758 979
                                    

Jamás en su vida se había sentido tan cobarde como en aquel momento, jamás había sentido tal nivel de repugnancia hacia sí mismo y aquello le estaba carcomiendo muy lentamente. No sabía lo que le había sucedido, no había pensado, no se había detenido a cavilar nada, simplemente se había dejado llevar por la excitación que golpear a Malfoy en poca ropa le había causado, una terrible decisión, debía agregar, por que aquella noche no solo traicionó su propio juramento de mantenerse fiel a Ginny, si no también aquel de ayudar a Malfoy, de mantenerlo a salvo de todos aquellos que solo querían hacerle daño. Se había trasformado en aquello que tanto había aborrecido y lo peor es que lo había disfrutado, muchísimo, porque follarse a Malfoy había sido una de las experiencias más placenteras que hubiese tenido nunca.

No se sentía como él mismo, se sentía sucio, se sentía corrupto, se sentía sumamente Slytherin, porque aquello que había hecho había sido el producto de sus propios deseos, aquellos que había tenido mucho cuidado de mantener ocultos, bien dentro, donde ni él pudiera percibirlos y aquel sentimiento había salido en el peor —o en el mejor, dependiendo desde que punto de vista se viera— de los momentos, había aprovechado la oportunidad, se había aprovechado de la posición de Draco y de la suya misma como beneficiario de un servicio para obtener aquello que había deseado desde hace meses, pero que su sentido de la bondad, de la justicia, el honor y la pureza le habían impedido hacer. Y se había salido completamente de control, se había dejado llevar por el placer y el deseo, en las sensaciones que el cuerpo de Ángel le había regalado.

Y lo peor era que si pudiera volver a hacerlo lo haría. Había pasado noches y días enteros pensando en aquello y siempre había llegado a la misma conclusión; Draco Malfoy se había convertido en su mayor obsesión sexual y deseaba con todas sus fuerzas repetir, hundirse en él, escucharlo jadear a su causa, azotarlo contra la pared, ver su blanca piel enrojecer por los golpes, admirar su flexible cuerpo doblado mientras él le penetraba, ver sus manos perder el color por las ataduras, hacerlo silenciar por besos rudos que terminaban en saliva y sangre por todas partes. Y se sentía sumamente enfermo por pensar de aquella manera, pero no podía evitarlo, su pene reaccionaba positivamente ante la idea del sadomasoquismo, mejor que ante el sexo mojigato que había intentado mantener con Ginny.

Dejar que ella se acostara y penetrarla ya no le causaba nada extraordinario, ponerla en cuatro tampoco y que lo cabalgara apenas y podía describirse como algo medianamente pasable. El colmo de todo era que Potter necesitaba pensar en aquella noche con Malfoy si quería terminar o que se le pusiera dura si quiera y aquello era como parte de su tortura personal por sus pecados, por que ver a Ginny disfrutando, sonriente y amorosa le llenaba el pecho de culpa, duda y remordimiento. Cada día que pasaba junto a ella creía que no podría más con sus acciones, pero se aferraba a aquella relación por motivos que él mismo desconocía. Ginevra era su ancla a la cordura, a lo bueno, a lo que él siempre había sido, a lo que siempre había deseado, al menos hasta que descubrió que había una vida más allá de casarse, tener hijos, una esposa feliz y una casa en el campo lleno de arcoíris y flores.

El haber tenido sexo con un hombre le abrió un panorama completamente diferente de la vida, de repente, la vida que había deseado durante y después de la guerra le parecía patética, él quería experimentar, quería descubrir todos los placeres que el sexo podría brindarle, quería experimentar aquello que él mismo se había prohibido por haber estado demasiado ocupado tratando de no ser asesinado desde su más tierna edad, quería aprovechar su juventud, de repente atarse a una persona le aterraba, de repente poder ser libre y follar con Draco Malfoy le parecía la mejor de las ideas y aun así permanecía atado a su novia como si su vida dependiera de ello, aunque tal vez era verdad.

Estar con Ginny era mantener su estilo de vida intacta, era pertenecer a algo, era pertenecer a los Weasley que siempre le habían visto como un hijo, era estar junto a Ron como un verdadero hermano —político— y no como un par de amigos que decían serlo, era estar en las portadas del profeta por algo bueno como "una comida en familia" o "una tarde romántica en el parque", era mantenerse dentro de la costumbre, de lo seguro y de lo conocido. Todos, desde que se habían enamorado en Hogwarts habían esperado que Ginny y él formaran una familia y de cierta forma él mismo creía que era lo mejor, pero su cuerpo opinaba lo contrario y aquello lo tenía confundido.

Lonely Hearts Night Club.Where stories live. Discover now