Potter.

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Se quedó quieto mientras aquellas palabras terminaban de ser procesadas por su cerebro. El cuerpo de Potter aún estaba demasiado cerca del suyo haciéndolo sentir inevitablemente reconfortado, como desde que se había aparecido en su habitación de trabajo algunos meses atrás y se sentía irremediablemente confundido, pero sobre todo, utilizado. Aquel hombre frente a él había llegado un día, habían intercambiado pajas y mamadas durante semanas, en algún punto él había decidido que quería detenerse y ahora lo besaba como si sintiera algo diferente a atracción sexual por él y le confesaba que en realidad él era Harry Potter, el héroe del mundo mágico, el salvador, San Potter, cara rajada, cuatro ojos, Potty Potter y todo parecía parte de un sueño realmente humillante porque de todos los benditos magos en el mundo, Potter tenía que haber sido quién descubriera su repugnante trabajo nocturno y además, había presenciado de primera mano de que constaba.

Su mente trabajó rápidamente en lo que aquellas palabras significaban y en lo que conllevaban, porque tal cual llevaba haciendo años, desde que había sido obligado a emplearse en aquel lugar, él había cumplido con todas sus obligaciones y peor aún, en frente de aquel que había sido su rival durante años, Potter quién al igual que él, no desaprovechaba las oportunidades que tenía para humillarlo y al parecer aquella no había sido la excepción. Potter le había visto bailar, le había visto embriagarse, le había visto irse a acostar con otros tipos y le había visto ser follado y herido, si hasta le había pagado por un privado en el escenario y le había hecho un puto descuento.

Y de repente se sintió sumamente enojado, el que Potter lo hubiese tratado mejor que cualquiera en años dejó de importar, su ira ciega le impedía sentir empatía y los viejos rencores que creía olvidados hasta solo unos segundos atrás regresaron con fuerza, como cuando era un adolecente estúpido, como una de las muchas veces que Potter se salía con las suyas por quién era y le enervó profundamente, hasta hacerlo enrojecer por completo. Su mente solo podía repetir una y otra vez "Se estuvo burlando de ti, se estuvo burlando de ti por tres putos meses".

La necesidad de saltar a su cuello y apretujarlo hasta hacerlo fallecer a falta de oxígeno pronto se volvió insoportable, pero Draco no era idiota y demás de todo era un Slytherin, sabía que Potter era un auror entrenado, el mejor del departamento, según había oído y además él tenía varita y él había dejado la suya en casa, muy rara vez la cargaba o la sacaba si quiera de su caja, aquella que mantenía sobre una repisa en su miserable apartamento. Y además estaba eso que le obligaba a no tocarle un solo cabello a alguno de sus clientes. Así que, con sus instintos asesinos reprimidos y con el rostro completamente descompuesto por la furia tomó al moreno por la camiseta y lo levantó con fuerza, él no era ningún debilucho, ya no más.

Sabía que estaba respirando porque escuchaba el aire entrar por sus fosas nasales de manera violenta, tenía sus dedos tan apretados contra la tela de aquella camiseta que se le estaban poniendo completamente blancos y le dolían, pero la expresión tranquila de Potter solo intensificaban aquella sensación de furia ciega que le invadía, como en aquella ocasión en que el mismo idiota le había descubierto llorando en el baño, su frustración y humillación había sido tanta que por poco le había lanzado un crucio que solo se vio interrumpido por el estúpido sectumsempra que aún marcaba su torso, de manera casi invisible pero que, de vez en cuando, aún le causaba dolor.

Acercó el cuerpo del moreno el suyo, aprovechando la diferencia de estaturas y apuñalándolo con su peor mirada de odio antes de empujarlo, haciéndolo caer sobre la alfombra con un ruido sordo, pero Potter no se inmutó ni un poco, solo mostraba la única cosa que Draco detestaba más que nada en el universo, la lástima.

Soltó un grito que ni si quiera sabía que estaba reprimiendo y se lanzó contra Potter, golpeándolo directamente en el rostro y haciéndolo sangrar de la nariz, pero éste no se defendió como antes y aquello solo lo hizo enfurecer más. Se trepó sobre su cuerpo y siguió repartiendo puñetazos sobre su rostro, su pecho y cualquier parte de su cuerpo que estuviera disponible, reprochándose por haber sido tan iluso y tan débil nuevamente, reprochándose por haber bajado la guardia frente al primero que lo trató como en años nadie lo había hecho; con algo de respeto y una pizca de camadería, reprochándose el haber confiado solo un poco en un completo desconocido que bien podía aprovecharse de sus debilidades, como todos en Londres hacían últimamente.

Lonely Hearts Night Club.Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum