Capítulo 4

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―No sé como sobreviví sin ti todo un día, Lily ―confesó James, limpiando la barra con un viejo trapo, mientras yo por mi parte limpiaba las mesas. En una hora abríamos y tenía que estar todo listo para los clientes― Juro por Dios que no dejó de mirarme, nunca. Creo que un par de veces me fotografió mientras estaba distraído, pero no podría asegurarlo.

Reí sin poder evitarlo, imaginando la escena, que por más increíble que sonara, era completamente probable que hubiera sucedido.

―No seas exagerado, ella es inofensiva.

Coloqué un salero, pimentero y diferentes aderezos en su lugar nuevamente, y pasé a la siguiente mesa de mi lado. Al otro lado del local, Rachel limpiaba sus mesas. Por suerte para James, Rachel estaba bastante alejada de nosotros, porque su lado estaba al fondo.

Hoy Millie no venía, ya que como ayer me había cubierto, hoy tomaba su turno de noche.

Tres hurras para mí.

―¿Inofensiva? ―preguntó lanzando el paño en la barra y acercándose a mí para que nadie nos oyera― ¡Me esperó a la salida para insistirme de que saliera con ella! ¡Tocó mi trasero cuando pasé por su lado más veces de las que puedo contar! No lo sé, cariño, pero en mi diccionario, esa es exactamente la definición contraria de inofensiva.

Negué con la cabeza, mirando de reojo a la pelirroja, quien balanceaba sus caderas al ritmo de la música que oía con sus auriculares.

―Bueno, por suerte para ti ya estoy aquí.

Selene, la cocinera del lugar, salió de la cocina con su uniforma y una radiante sonrisa.

―Lily, cariño, ¿podrías decirle a Jeremy que necesito más pepinillos y tomates? ―preguntó en mi dirección.

Selene era una adorable mujer de cuarenta que trabajaba en Jack's como cocinera desde hace dos años. Tenía una simpática nariz respingona, lindo cabello rubio rizado y un cuerpo curvilíneo.

En Jack's no solamente emborrachábamos a las personas, eso solo sucedía de noche. De día, los engordábamos con deliciosa comida y Selene era la encargada de que todos estuvieran satisfechos.

Luego los encerrábamos en una jaula para engordarlos aún más y luego comérnoslos.

―Por supuesto, no hay problema ―respondí terminando la mesa con la que estaba y lanzando mi paño en dirección a James, quien lo recibió hábilmente, haciendo alardes de sus habilidades de arquero.

Me dirigí a la oficina de Jeremy, tarareando suavemente la melodía que venía desde la pequeña radio detrás de la barra.

Jeremy era un muy buen jefe. No era el típico que se quedaba en su oficina, echado sin hacer nada, regodeándose de su dinero y siendo un tacaño y tirano. Él aportaba y ayudaba cada vez que se le requería. Como ahora, cuando se necesitaba comprar algo que hacía falta. También ayudaba cuando el local se llenaba demasiado y hacían falta manos.

Además, era muy generoso con la paga.

Su abuelo había sido el anterior dueño del lugar, y cuando el había muerto, le había heredado Jack's a su nieto.

Golpeé la puerta de mi jefe antes de entrar.

―Jer, Selene dice que necesita más tomates y pepinillos ―informé con una sonrisa, mirando de reojo la foto en su escritorio. En ella aparecían Jeremy, una niña pequeña y el abuelo de Jeremy.

Jeremy levantó la cabeza de unas facturas que tenía en sus manos y sonrió.

―Sí, claro, en cinco me encargo ―dijo dejando de lado las facturas y uniendo sus manos― ¿Lista para ese doble turno?

Equal Halves. MADLY IN LOVE #2Where stories live. Discover now