AURORA.

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La celda de la vida es impropia a la hora de liberar.

La señora Aurora se encuentra sentada en su silla, mientras posa su mirada en las caricias que la lluvia le proporciona a su ciudad. La ciudad que fue testigo de su energía cambiante y permanente que ella daba a luz.

Con su arrugada mano apoyada en su rostro lleno de caminos, pensó en el gris y fúnebre futuro que le esperaba. Un futuro, un tiempo, una muerte.

Es ahí cuando el momento de introspección profunda y definitiva llegó.

La anciana deja caer lágrimas en señal de profundo arrepentimiento de las cosas que en su hermosa mocedad no pudo hacer. En los autobuses que nunca tomó, en los besos que nunca dio, en las caricias que nunca se dignó a recibir, en las pistas que nunca bailó, en la vida que nunca vivió.

Se acabó el tiempo, gritó la lluvia, llevándosela a las densas aguas de la muerte.



Pensamientos De Un Sobreviviente ® [ Poemario ]Where stories live. Discover now