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Parte II del maratón de capítulos: Noelle

La fiesta estaba siendo un éxito. Había mucha, muchísima gente, y todo el mundo parecía estar pasándoselo bien. La música más de moda sonaba a todo volumen para animar el ambiente, un ambiente que olía a alcohol, a humo, a cloro. Todo el mundo estaba bebiendo mucho…pero no importaba. Esa era, en realidad, la gracia de la fiesta. Había chicos, la mayoría del equipo de fútbol del instituto, que se tiraban a la piscina gritando y casi no podían nadar de todo el alcohol que llevaban en el cuerpo. Muchas chicas se quitaban el bikini incluso, o bailaban haciendo twerking para que todos las miraran. Era un espectáculo un poco lamentable.

-¿Lo estás pasando bien?

Me preguntó Maya. Parecía un poco estresada…pero no dejaba de beber vodka. Ninguna de nosotras solía pasarse con el alcohol, pero esa noche estaba siendo una excepción. No queríamos sentirnos fuera de lugar.

-Mucho.

Le di otro sorbo a mi vodka con limón y le guiñé un ojo. Empezó a sonar en el reproductor una canción que me encantaba, y no pude evitar empezar a bailar sin moverme del sitio. El alcohol me subía muy rápido, y estaba empezando a sentirme un poco mareada.

-Y lo mejor está por llegar.

Maya me guiñó un ojo también y yo me reí…pero se equivocaba. Lo mejor ya había llegado. Harry llevaba un bañador amarillo, solamente un bañador amarillo, y se paseaba por la piscina como si fuera un modelo de Calvin Klein. Sonreía a todo el mundo, tonteaba con todas las chicas…y era muy, muy frustrante. Él y su grupo de amigos, los de último año, eran como un grupo aparte en aquella fiesta, como un grupo lejano e inalcanzable que miraba al resto de mortales con lástima y superioridad. Uno de los amigos de Harry, de hecho, estaba fumándose un porro. Como si fuera algo normal (y legal). Si seguían así no iba a ser fácil acercarse a hablar con Harry, intentar tontear con él. Por mucho que me hubiera puesto mi bikini verde, el más insinuante de todos los que tenía, seguía siendo invisible para él.

-Podríamos jugar a algo.

Gritó Anne, que estaba sentada en el borde de la piscina. También había bebido bastante, también llevaba un bikini que dejaba poco a la imaginación, un bikini azul a juego con un pareo. Se había recogido el pelo en un moño, y éste lo había decorado con un lazo negro. Yo había optado por el pelo suelto. ¿Qué le gustaría más a Harry?

-¿Qué juego?

Preguntó un chico que estaba cerca de ella, pero dentro de la piscina. Anne sonrió, sabiendo que tenía la atención de la mayoría de la gente de la fiesta.

-Yo nunca.

Hubo gritos y silbidos. ¿Yo nunca? ¿No era un poco infantil jugar a eso? Me dio miedo que Harry pensara que era infantil, que nosotras éramos infantiles. Le miré, mordiéndome el labio inferior…pero Harry sonreía, con su vaso en la mano. Bueno, si Harry estaba dispuesto a jugar, yo también.

-¡Venga, pues empieza!

Gritó Maya. Casi le costaba estar de pie…y eso era peligroso. Cuando Maya bebía, podía acabar enrollándose con cualquiera. Debía vigilarla. No podíamos bajar nuestros estándares tan fácilmente. Anne miró a todos los asistentes, miró a Harry…y dijo:

-Yo nunca lo he hecho dentro de una piscina.

Hubo risas, comentarios…y mucha gente que bebió de su vaso. ¿Era una indirecta para Harry? Él se había reído…y había bebido. Bueno, pues yo no iba a beber.

-Yo nunca me he acostado con dos tías a la vez.

Gritó uno de los chicos del equipo de fútbol. Muchos chicos bebieron, pero seguro que la mayoría estaba mintiendo. Anne seguía lanzándole miradas a Harry, miradas insinuantes…y me dolía. El alcohol cada vez hacía más efecto en mi cuerpo, en mi cabeza, y quería actuar. Debía actuar. Alcé mi vaso y dije:

-Yo nunca me he querido tirar a un chico que le gusta también a mi amiga.

De nuevo hubo un murmullo generalizado, hubo risas…y Anne bebió, mirándome. Genial.

-¡Yo nunca me he colado en una fiesta a la que no me han invitado!

Todos nos giramos ante aquella voz que interrumpió el juego. Eran ellos. Luke. Iban sólo tres, pero una chica les acompañaba, una chica rubia de ojos azules que iba vestida con el estilo de su banda. Pantalones negros ajustados, camisetas de tirantes rotas con logos de grupos que no había escuchado en mi vida, colgantes…no era la mejor forma de vestirse para una fiesta. Una fiesta a la que, además, no habían sido invitados.

-¿Qué hacéis vosotros aquí?

Preguntó Maya, molesta. Me coloqué a su lado, cruzándome de brazos, y Luke me miró. ¿Qué era lo que pretendía?

-Sólo hemos pasado a saludar.

Respondió el del pelo teñido, el que Maya decía que se llamaba Michael. Uno de ellos, el que iba a clase con Cat, empezó a reírse de forma escandalosa. Parecía que también habían bebido…aunque lo parecía siempre, en realidad, y no podía estar segura.

-¿Por qué no cambiáis la música?

Preguntó Luke, frunciendo el ceño. La gente empezó a hacer comentarios, empezó a incomodarse. Uno de los chicos del equipo de fútbol preguntó que si pasaba algo, que si necesitábamos ayuda, pero le indiqué con un gesto que no se preocuparan, que siguieran disfrutando de la fiesta.

-Largaos ahora mismo de aquí.

Dijo Maya. No imponía mucho estando tan bebida. Ellos se rieron y la ignoraron. De hecho, empezaron a caminar alrededor de la piscina como si no llamaran la atención, como si fueran bien recibidos.

-¡Vaya fiesta!

Gritó el que iba a clase con Cat mientras entraba dentro de la casa a coger algo de alcohol. Miré a Luke, enfadada.

-¿Por qué tenéis que liarla siempre? 

Los ojos de Luke brillaron, un segundo, con arrepentimiento. Pero sólo fue un segundo.

-Somos así.

La chica rubia que había llegado con ellos se acercó a Luke, me miró de arriba a abajo con un poco de asco…y le cogió de la mano. Así que sí, había escuchado bien la conversación en clase de matemáticas. Luke tenía novia. Y la había llevado allí, justamente, para restregármelo en las narices. Bien, pues no me importaba. No me importaba una mierda él o su novia rubia. Ni siquiera sabía por qué llevaba una semana pensando en él, una semana preguntándome por qué me gustaba su sonrisa, una semana imaginándome cómo sería besarle con el piercing del labio, cómo sería sentir sus manos en mi cuerpo. Ni siquiera entendía por qué había dejado de odiarle de repente, cuando no se merecía otra cosa. Ninguno de ellos se lo merecía.

-Dais asco.

Les dije, a él y a su novia, mientras sentía un nudo en la garganta. La novia rubia empezó a reírse y, después de darle un beso a Luke, un beso en el que le importaba más mi reacción que la de su novio, se quitó la camiseta y se lanzó a la piscina. La muy guarra tenía un cuerpazo. Yo me quedé allí mirándola, con los brazos cruzados, intentando que no se notara que estaba perdiendo mi dignidad por un niñato que ni siquiera merecía saber mi nombre.

-Noelle, escucha.

Luke se acercó hasta mí y me agarró de la muñeca, pero yo le aparté con brusquedad. No podía pensar de forma clara, no podía hablar sin decir cosas de las que seguramente me arrepentiría a la mañana siguiente.

-¡No! ¡No quiero escucharte! ¡Te odio, Luke Hemmings, te odio a muerte!

¿Por qué tenía ganas de llorar? El alcohol me estaba haciendo perder la cabeza. No debería haber bebido. Escuché a Maya gritar algo, escuché un golpe, pero no quise mirar lo que ocurría. No quise ver nada de lo que había a mi alrededor, porque bastante tenía con lidiar lo que había dentro de mí.

-Esto no tendría que ser así, Noelle. Si me dejaras explicarte…

Miré a Luke con rabia, apretando los puños. Quería pegarle. Quería destrozarle esa bonita cara que tenía. Sus ojos seguían tan azules como siempre…y hacían daño.

-Escúchame, Luke, y escúchame bien porque no quiero volver a tener que dirigirte la palabra en toda mi vida: DÉJAME. EN. PAZ.

Me di la vuelta aún enfadada, aún con ganas de llorar…y fue entonces cuando vi a Harry enrollándose con una chica que no era yo…pero que tampoco era Anne.

Crossed 》5SOSWhere stories live. Discover now