16.

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-Punto de vista de Noelle-

Había un día al mes, un día aleatorio, en el que mi hermano me llamaba para que comiéramos juntos. Puede parecer algo poco especial pero, para mí, era el mejor día del mes. Mi hermano se había ido de casa hacía varios años, se había ido dejándonos solas a mi madre y a mí…y, a pesar de todo, yo seguía deseando pasar tiempo a su lado, seguía deseando contarle mis problemas para que me aconsejara. A pesar de todo, le seguía queriendo muchísimo.

-Te veo muy cansada.

Eso fue lo primero que me dijo cuando me senté en la mesa del restaurante, justo en frente de él. Él, sin embargo, parecía muy tranquilo. Muy despreocupado. Me había vestido con mi mejor vestido, me había maquillado…pero a él no se le escapaba una. No cuando se trataba de su hermana pequeña.

-Lo estoy. Es lo que tiene trabajar todos los días.

-¿Sigues planchándole la ropa a los vecinos?

-También trabajo en una cafetería.

Cogí la carta para no mirarle fijamente, para que no supiera qué era lo que me pasaba en realidad.

-¿Y las clases van bien?

Seguí con la mirada fija en la carta, aunque no estaba leyendo qué era lo que el menú ofrecía. Mi hermano no sólo compartía sangre conmigo, también era mi amigo. Mi hermano era, además de las chicas, la única persona con la que tenía plena confianza. ¿Por qué me coartaba entonces? ¿Por qué no me atrevía, ese día, a abrirme delante de él?

-Como siempre.

Me encogí de hombros y él apoyó los codos sobre la mesa, mirándome. Me estaba analizando.

-Noelle, ¿sigues saltándote clases? ¿Sigues robando en las tiendas? Ese camino no te lleva a ningún sitio.

-Tengo mucha presión, Ray.

-Ya lo sé, pero sabes que como te descubran todo se irá a la mierda.

En ese momento llegó el camarero, y yo lo agradecí más que nada en el mundo. Mi hermano pidió la comida para los dos y yo aproveché esos minutos para mirarle, para fijarme en que no había cambiado nada…para darme cuenta de cuánto lo echaba de menos. Estuve tentada de decírselo, de pedirle que volviera a casa, que volviera con nosotras…pero cuando el camarero se marchó y mi hermano volvió a centrar su atención en mí, decidí no hacerlo. Preferí quedarme quieta, en silencio, mirándole.

-¿Qué es lo que te pasa, Noelle? Normalmente hablas por los codos y hoy tengo que sacarte las palabras a la fuerza.

Empecé a juguetear con el tenedor que había sobre la mesa y volví a apartar mi mirada de sus ojos, esos ojos que eran tan parecidos a los míos. No le respondí. No lo hice porque, si empezaba a hablar, empezaría a llorar. Y no podía llorar delante de él. No podía llorar delante de nadie.

-¿Es por un chico?

No aparté la vista del tenedor, pero la pregunta me inquietó. La imagen de Luke vino a mi mente, de repente. Me había llamado tres veces desde nuestro extraño encuentro, desde que había salido huyendo, literalmente…y no había respondido a ninguna de esas llamadas. No estaba preparada para enfrentarme a él, para enfrentarme a lo que sentía. No estaba preparada para aceptar, como había hecho Patrice con Calum, que en ningún momento había estado realmente interesado en mí.

-Tiene novia.

No sé por qué le dije eso a mi hermano, pero lo hice. Quizá necesitaba desahogarme, quizá necesitaba hablar de Luke de una forma distinta a como lo hacía con las chicas. Quizá necesitaba odiarle un poco más…o un poco menos.

Crossed 》5SOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora