siete

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—¿Te gustan los idols? Veamos... ¿Girls' Generation?—Abrí mi boca para hablar pero me interrumpió con un gesto con la mano—. Si no te gusta eso pues... ¿Justin Bieber? ¿Beyoncé? Beyoncé mola, ¿no?

Todo lo que había estado maquinando en mi cabeza mientras hablaba se esfumó por un momento al darme cuenta de que estaba mostrándose más que interesado en mis gustos musicales y, lo más importante, en mí.

—...no conozco música española, ¿escuchas música en español? ¿Es flamenco? ¿Te gusta el flamenco?

—Eh... No.—Reí nerviosa colocándome el pelo detrás de las orejas.

—¿No? ¿Segura? Yo te veo bailando flamenco.

—Pero si seguro que ni siquiera sabes cómo se baila—dije aún riendo y provocando una leve sonrisa en el rostro del chico.

—No dudes de mis conocimientos en baile. Yo lo sé todo.

—Ya. Cuando bailes contemporáneo o flamenco, me llamas y me lo dices.

—Tal vez piensas que no sé lo que es el contemporáneo pero, guapa—sonrió de lado y se remangó la chaqueta negra que llevaba puesta—, sé lo que es.—Alcé una ceja y esperé a que continuara—. El contemporáneo es lo de tirarte por el suelo, ¿no?

Reí fuertemente sin controlarme llamando la atención de varias personas en la calle. Noté unos golpecitos en la rodilla derecha por parte de Yoongi, que me mandaba callar también entre carcajadas.

—Entonces, ¿qué tipo de música escuchas?—preguntó al fin cuando dejamos de reír.

—¿Por qué estás en empeñado con que te lo cuente?—Se encogió de hombros—. Escucho de todo, bueno, casi de todo.

—¿Escuchas el canto de apareamiento del cenzontle antes de irte a dormir?

—¿Pero qué dices? ¿Qué es un cenzontle?

—Nada, déjalo.

Terminé hablándole de todo lo relacionado con la música en mi vida, hasta empecé con el típico "Todo empezó un tres de octubre de mil novecientos noventa y tres". Al comienzo pareció de lo más interesado, sus ojos brillaron cuando nombré lo obsesionada que estaba con el R&B americano a mis trece años, pero se acabó cansando cuando empecé a hablar de grupos de idols. Ese día aprendí la poca gracia que le hacían aquellos ídolos coreanos que traían locas a todas las adolescentes del país... Y de fuera también.

—Tras escucharte recitar el Antiguo Testamento, he llegado a la conclusión de tienes la voz de pito.—Se levantó y yo le imité, dudosa—. Ah, y de que en tu cabeza hay más de un millón de canciones que podrías cantarme sin ningún problema.

—Cierto.

—Vale, ¿y por qué no lo haces?

Comenzamos a andar en silencio, despacio. No tenía ni de idea de qué hora sería pero no estaba preocupada por ello, la única cosa que ahora mismo me tocaba la trastienda era tener que ponerle fin a mi salida con Yoongi. No era la persona más abierta y expresiva del mundo, no era como yo o como Taehyung... Más bien era lo contrario, aún así al estar a su lado me sentía cómoda, sentía que podía ser yo misma. Sentía que podría comenzar a cantar en cualquier momento.
Llegamos a nuestro edificio aún dejando en el aire aquella conversación. Yo le dejé claro que no quería cantar y él parecía no querer insistir más. Íbamos andando a la par, al mismo ritmo y muy juntos, tanto que hubo un momento en el que mis dedos chocaron con el dorso de la mano de Yoongi. Mi reacción fue dar un saltito y recoger mi diestra, la reacción de Yoongi fue esconder sus dos manos en los bolsillos de su chaqueta negra. Juro que pude ver un leve color rosa en sus mejillas cuando comenzó a morderse el labio avergonzado. Y así, en menos de lo que canta un gallo, nos encontrábamos en el ascensor. Fui a darle al tercero cuando paró la trayectoria de mi brazo con su cuerpo.

Blue | Min Yoongi; BTSOù les histoires vivent. Découvrez maintenant