ocho

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Habían pasado ya tres meses. Durante esos meses había estado casi todo el tiempo estudiando o saliendo con Taehyung y Yoongi. Por separado claro, no se soportaban.
Poco a poco Yoongi entró en confianza conmigo hasta el punto de obligarme a ir a su casa todas las tardes para que le ayudara con los deberes y luego le diera conversación. Al parecer su compañero de piso se había vuelto a su ciudad natal y había dejado ese lujoso apartamento a Yoongi, así que las normas extrañas desaparecieron permitiéndome profanar su casa siempre que me apeteciera. Supongo que me lo permitía con el fin de no estar solo, pero me hacía un favor al distraerme porque en mi casa las cosas no estaban bien. Mi madre empezó a perder peso y a estar cada vez más y más cansada. Sus ojos estaban tanto hinchados como un poco amarillos y yo podía notar la debilidad en sus palabras y movimientos. No hablaba ni leía tanto como antes, se limitaba a intentar dormir bien y a comer lo mínimo. Ver a mi madre de esa manera me ponía muy triste. En octubre fue mi cumpleaños, e invité a comer a mis dos amigos con toda la ilusión del mundo, mas solo se presentó Taehyung con una caja de bombones entre sus manos como regalo. Admito que me dolió bastante la ausencia de mi nuevo amigo, aunque estuviera luego esperándome en la puerta de nuestro portal con una sonrisa y los brazos abiertos para darme un par de palmaditas en la espalda. Tristemente mi cumpleaños número diecisiete me marcó porque mi madre tuvo una crisis de dolores, por lo que no fue al trabajo. Adoraba tenerla en casa conmigo, encima en mi cumpleaños, aún así me dolía muchísimo verla fingir normalidad cuando se encontraba fatal.
Así, lentamente, me fui dando cuenta de que nada estaba bien. Mi madre no estaba bien y me afectaba tanto que dejé de escribir canciones y tocar el piano con Yoongi o Tae, solo estudiaba para mis exámenes y evitaba todo lo que fuera una distracción.

Recordaré ese lunes por el resto de mi vida ya que marcó el inicio de un capítulo, demasiado relevante para mi gusto, en mi vida.
Llegué tarde porque me quedé dormida y, para colmo, a primera hora tenía un examen de Biología. Me bloqueé en la penúltima pregunta y contesté como pude a la última, pensando en lo peor.

—Si no sonríes me voy al baño a vomitar por falta de alegría—me dijo Yoongi en el intercambio después del examen—. ¿Tan mal te ha salido el examen?

—Para limpiarse el culo con él—contesté fingiendo una sonrisa.

Seguramente se diera cuenta de mis pocas ganas de conversar, pues durante las siguientes clases no contesté a ninguna de sus notitas o susurros.
En el recreo fui a la clase de música con el deseo de estar sola. Taehyung llevaba un par de semanas ensayando en los recreos para un evento que organizaba la escuela y yo me quedaba sola frente al piano comiendo. Y sí, me negaba a tocar, ya que sabía que me saldrían sonatas tristes que me recordarían a la mala salud de mi madre en ese momento.

—Vengo todos los días con la esperanza de escucharte y me voy con las ganas—dijo una voz a mis espaldas.

Sorprendida me di la vuelta para encontrarme con el profesor Lee. Sus gafas de pasta negra se encontraban colgadas en el cuello su impoluta camisa blanca y vestía unos pantalones grises perfectamente planchados sujetados con un cinturón negro de hebilla brillante.

—Oh, profesor Lee—dije guardando mi merienda. Se me había quitado el apetito igualmente—. Pensaba que estaría en el ensayo del coro.

—¿Lo de certamen? No, los profesores que imparten Inglés se encargan de eso... Gracias a Dios—suspiró y se colocó las gafas sobre la nariz—. Aunque la profesora Rhee quiere que dé el visto bueno a los mayores y tengo verdadero miedo por lo que voy a escuchar. No suelen ser cantos gregorianos bien afinados.

Sonreí. Me incomodaba que me contara su vida pues no me importaba ni lo más mínimo, pero no quería ser una maleducada.

—¿No vas a tocar?—preguntó acercándose a mí.

Blue | Min Yoongi; BTSWhere stories live. Discover now