"Narra Nikolay"
Conduzco lo más rápido posible por la calle saltándome más de un semáforo nervioso.
-Alejandra, ¡Despierta por favor!-grito sin apartar la vista de enfrente.-No me dejes...-susurro. Detengo el coche delante de la puerta de el hospital y rápidamente salgo de él para poder cogerla en brazos y llevara al hasta allí adentro. Cierro la puerta del coche de una patada y corro hacia la puerta del hospital. Observo su rostro nervioso y me percato de que su tono de piel bronceada ha dejado de serlo para ser muchísimo más pálida. Está perdiendo mucha sangre, demasiada.-¡Ayuda!-expreso al entrar.
-¡Dios Mio!-comenta un doctor corriendo hacia mi- ¡Una camilla!-grita a todo pulmón. Segundos después aparecen varios enfermeros con una camilla a toda velocidad y yo con cuidado deposito el débil cuerpo de Alejandra.-¡Vamos!-los especializados empiezan a correr por el pasillo y un fuerte golpe de nerviosismo impactan mi corazón.
Joder, ¡Que hago! ¡¿Que hago?!
Una idea se me cruza por la cabeza y rápidamente corro hacia el coche mal aparcado en la acera afuera del hospital. Busco el bolso perlado de Alejandra entre medio de los asientos y después de extraer su teléfono marco a Daniel que está en el primer puesto de su lista de contactos.
-¿Todo bien, Alejandra?-inquiere al contestar la llamada.
-No soy Alejandra, soy Nikolay.-sentencio rápidamente.-Hemos sido atacados por un grupo de hombres y ahora Alejandra esta inconsciente en el hospital. Le han disparado y...
-¿Dónde estáis? ¡¿Dónde está ella?!-pregunta interrumpiéndome nervioso.
-Estamos en el Hospital Meissen.-Sin comentar nada más cuelga la llamada y yo decido volver hacia el hospital.
Tiro mi cuerpo en una de las sillas de la sala de espera, coloco ambos codos encima de mis piernas y posiciono mi cabeza entre mis manos. Cierro mis ojos intentando buscar paz interior pero lo único que puedo detectar con facilidad es el ruido de mi respiración agitada. Las imágenes del disparo se clavan en mi cabeza y el momento en el cual Alejandra cayó se guarda en mi corazón.
El vibroteo de mi teléfono guardado en el bolsillo de mis pantalones me espanta bajándome de mi nube de pensamientos y sin ni siquiera prestarle una mínima de atención a la pantalla contesto la llamada.
-¿Sí?
-Le avise a tu zorra que no se metiera más porqué saldría perjudicada. Ella se lo buscó.
-Te mataré, Michael.-sentencio apretando el teléfono con rabia.
-Sólo te estoy devolviendo mi sufrimiento, Nikolay.-tenso la mandíbula con fuerza y sacudo mi cabello nervioso.
-Ya te dije que no fue mi culpa.
-Я отвечу так же, когда закончу с ней.-Por unos cortos instantes la respiración se me corta y el corazón me da un vuelco removiendo todo mi cuerpo. Trago saliva secamente y cierro ambos puños con fuerza.
No lo permitiré. Nunca dejaré que nadie logre hacerle un mínimo rasguño. Y es que maldita sea, ¡Esto es por mi jodida culpa! Si ella tan solo no me hubiera ayudado nada de esto estaría ocurriendo. Esto ha sido sólo por mí y lo tengo que arreglar lo todo de una vez por todas. ¡Me tengo que alejar de ella maldita sea! No puedo seguir a su alrededor porqué sé que a la próxima; Michael no fallará. ¿En qué coño estaba pensando cuándo estaba a su lado? ¡¿En qué joder?!
Mi destino siempre ha sido enfrentarme a ese hijo de puta no el suyo y si todo esto supone que tengo que matar a ese cabrón por tal de mantenerla sana y salva, lo haré.
(...)
"Narra Alejandra"
Miro el puñetero brazalete del hospital y suspiro por décima vez.
-¿Se puede saber cuándo narices podremos marcharnos?-Le inquiero a Daniel que me mira fijamente.
-Pues hasta que el doctor te de el alta.-baja su mirada hacia la revista.
-¡Al cuerno el puto doctor! ¡Vayámonos ya!-ríe.
-Voy a buscar un café.-se levanta del sillón-Ahora vengo.-ruedo los ojos y hundo mi cabeza en la diminuta almohada.
Desde lo ocurrido llevo seis días encerrada en estas cuatro paredes. Y lo peor no es la comida, el ambiente agobiante o el asqueroso olor a substancias irreconocibles sino su ausencia. Desde aquella noche no lo he vuelto a ver y tampoco tengo ningún tipo de acontecimiento sobre él. Ha desparecido sin decir nada y aunque me cueste decirlo, me jode saber que se ha ido sin ni si quiera despedirse de mí después de todo. ¿Porque se ha marchado? ¿Porque no se ha esperado a que saliera de mi urgente operación? ¿A saber si finalmente moría en mi intento de supervivencia? ¿Tan poco le importaba lo que me había pasado?
Todo se ha convertido en una gran bola de preguntas y de nerviosismos al recordarlo todo. Y por no hablar de ese inesperado golpe hacia nosotros que fue ocasionado, claramente, por Michael. ¿Qué necesidad tenía de hacer esto? ¿De hacérmelo a mí? Yo no he cometido nada en su contra en cambio él ante la mía sí. ¿Acaso cree que voy a dejar pasar esto por alto? ¿Piensa que le tengo miedo? Él, cómo la mayoría de personas, no sabe quién soy y eso de creer sin saber absolutamente nada le hará una mala jugada.
-¡Alejandra!-me llama Daniel alternadamente entrando corriendo a la habitación.-Lo encontramos.-Despego mi mirada del alto techo y me acoplo en la cama notando la tensión de los cables que envuelven mi muñeca y un pequeño dolor junto a un mareo.
-¿A quién? ¿A Michael?-Asiente con la cabeza.
-Lo tenemos, pequeña.-sentencia sonriente.
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Número Uno® [Sin Editar]
RomanceNúmero uno. Dos palabras muy importantes para todos. La mejor mafiosa de América con identidad secreta se enfrentará a uno de sus mayores problemas cuando el número dos regresa. ¿Qué significa eso? La guerra. Secretos, caos, adrenalina, sentimientos...