Capitulo 38

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Leer nota, ¡Importante!

"Narra Alejandra"

Ya esta todo listo, preparado para mí llegada. Ahora mismo vuelo en mi jet de regreso a mi tierra. Habíamos partido el mismo día que Daniel me explico la gran noticia y ahora estaba de camino. Es de noche y aún que se supone que debería estar cansada, era todo lo contrario. Siento que mi energía está a tope y que aún que lleve muletas, estaba preparada para hacer cualquier cosa.

Yo sigo mirando por la ventana las iluminadas estrellas mientras Pietro duerme recostado en el cojín del avión y Daniel chatea por su teléfono.

La recuperación de Pietro había estado rápida, aún que no lo suficiente para colaborar. Ese golpe en la cabeza estuvo bastante fuerte pero no obstante, no tanto para que tuviera que reposar tanto tiempo. El verdadero inconveniente y preocupación por mi parte, era la infectación que podría llegar a tener en la obertura. Y aún que el se rehusaba al no poder hacer nada, por lo menos ayudó en lo que pudo a Damián.

Después de una larga charla y algunos reproches, acepté que el hablara con Adda después de estas largas semanas. Cuando le contestó a una de sus diarias llamadas, los ojos le brillaron como dos bombillas, los dos se echaban muchísimo de menos y se le notaba en el rostro...Cuando se enteró de que por fin podría volver a casa junto a su novia y su hijo se puso muy alegre, y como para no estarlo. Mi hermana ya sabía el sexo del bebé y sin duda el esta muy ansioso por desvelar lo de una buena vez. Y aún que yo no lo transmitiera en público, yo también lo estoy.

Con disimulo miro de reojo a Daniel quién observa embobado la pantalla que brilla en su cara. Se veía raro, esa sonrisa no la había visto antes. No era la típica risa burlona que siempre llevaba consigo mismo, era todo lo contrario.

-Se te va a caer la baba como sigas así.-quiero molestarlo un poco pero el plan me salió fallido. Parecía que no me había escuchado, que era sordo y que seguía en su mundo de color rosa.-¿Me has escuchado?

-¿Que?-pregunta desorientado mientras me mira fijamente. Frunzo el ceño y tuerzo la cabeza.

-Que a qué hora llegamos.-mira su reloj de mano y me devuelve la mirada.

-Dentro de media hora.-deja su teléfono en la mesa de madera que se interpone entre nuestros asientos marrones y bosteza.-Sera mejor que descansemos, o por lo menos este rato... Nos espera un día largo y tendríamos que descansar un poco.

-Estoy de acuerdo...Buenas noches Daniel.

-Buenas noches Alejandra.-se recuesta más en su asiento y cierra los ojos.

Con un mando a distancia apago las luces y sigo mirando por la ventana. No iba a descansar, no tenía absolutamente nada de sueño. He pasado estos días durmiendo sin hacer nada y ahora no soy capaz de dormir. Y menos lo haré cuando la curiosidad me come por dentro. No puedo dejar de pensar con quién estaría hablando Daniel, y puedo mucho menos si su teléfono lo tengo a escasos centímetros. Sé que no me tengo que meter en sus asuntos y bla, bla, bla...
Pero no le haría daño a nadie ni tampoco el se enteraría.

Después de esperar unos minutos, los ronquidos de Daniel aparecieron de la nada, dándome la señal para la pequeña misión de adolescentes que tengo por delante. Con mucha precaución elevó mi brazo y cojo el teléfono, lo enciendo y el brillo de la pantalla casi me deja ciega.

Joder, eso podría servir de linterna...

Deslizo la pantalla y cómo no, me aparece un control de la huella dactilar. Acerco el teléfono hacía la mano que reposa en el brazo del asiento de el,  y con cuidado junto la pantalla con su dedo índice.

Número Uno® [Sin Editar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora