Capítulo dieciséis

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✶ INTERFERENCIA ✶

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INTERFERENCIA ✶


Los sueños me retenían. Todavía era capaz de escuchar la melodía yendo en tonos lúgubres, arrastrándome más al fondo de un nexo somnoliento. Estaba aterrada.

Dentro de la completa oscuridad, las siluetas de mi familia oscilaron. Todos como títeres pendiendo de hilos en las extremidades.

Sentía los párpados pegados, tan difíciles de abrir que pude relacionarlo como a parpadear por primera vez. También percibí un olor a limpio con un toque picoso de canela, aquellos que resaltaban entre la espesa capa de polvo que se inhalaba de por medio.

Mis ojos dolieron al contemplar el color caoba de las paredes.

«¿Qué sucedió» —me pregunté—. «¿En dónde estoy?»

Cerré los ojos con fuerza y volví a abrirlos.

Me senté penosamente sobre las sábanas limpias. Miré alrededor y pude advertir que se trataba de la habitación de Thomas, solo que estaba impecable.

Junto a mí, Ashton simulaba estar recostado sobre la cama con los brazos cruzados detrás de la nuca, observándome con curiosidad y sonriendo de lado. Me llamó la atención que siguiera sin la blazer.

Parpadeé, sacudí la cabeza y hasta disimuladamente me pellizqué la pierna. Pero siguió ahí, con la misma expresión radiante.

—Justo ahora, ni ir al paraíso me llamaría la atención —dijo—. Verte dormir me resulta fascinante.

Aún seguía demasiado adormilada como para sonrojarme, pero de todas formas, no pude evitar preguntarme si siempre se me quedaba viendo de esa manera.

—Tengo curiosidad —se incorporó a mi lado y me miró sobre el hombro—. Antes, hablabas entre sueños. ¿Qué viste exactamente?

Consternada ladeé la cabeza, negando. Esperaba no haber mencionado su nombre porque eso resultaría todavía más vergonzoso que cualquier otra cosa. Pero no podía evitarlo, hablar mientras dormía se había convertido en algo así en un mal hábito desde que hacía uso de razón.

Fue así más bien cómo recordé a la entusiasmada multitud.

La puerta de la habitación se abrió de pronto y Thomas ingresó por ella. Lo quedé mirando con la misma expresión perdida cuando se precipitó hacia la cama. Se sentó en la orilla, junto a mí. Su preocupación era evidente. No lucía para nada bien.

—Parecía como si no fueras a despertar —declaró aliviado, mirando hacia sus manos—. ¿Cómo te sientes?

Guardé silencio cuando advertí el bastón de Ashton transitar lentamente en frente de mis ojos. Entorné la mirada hasta la punta y pude ver que el ligero movimiento de muñeca hizo que Thomas cayera fuera de la cama.

El circo de Ashton #1 ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora