Babysitter ❴DESTIEL❵

7. Corona o truco

Resumen #6: Dean le pide ayuda a Castiel para pedir prestado un disfraz. Ambos se dirigen a un parque en el cual se organiza un juego de rol en vivo, donde los jugadores interactúan en un reino llamado Moondoor. Como Dean tiene prohibida la entrada a ese lugar, Castiel y él entran a escondidas a la tienda de la reina de Moondoor para tomar su corona y su capa, ya que a Charlie le había gustado la vestimenta de la reina. Ambos son atrapados por los mismos jugadores y son llevados para recibir un castigo. Para escapar de ahí, Castiel finge tener un ataque de pánico, sembrando el caos entre los jugadores. Dean y él aprovechan esta distracción para correr hacia el auto y conducir hasta el departamento de Dean, donde ambos se terminan riendo de todo.

Halloween finalmente había llegado, y aunque ese día no se había librado de su trabajo, cuidar de Charlie en su propia casa lo hacía mejor de lo que ya era. Castiel estaba en medio de su desayuno cuando Dean se presentó en su casa acompañado de su hija. La niña lucía un hermoso vestido rojo a la par de una capa, eso sin excluir la corona que Dean y él habían "tomado prestada" a los jugadores de rol del parque hace pocos días.

Charlie corrió hacia Castiel para abrazarlo por las piernas. Su padre soltó una sonora carcajada.

—¡Señor Ángel! —la niña recibió varias caricias en su cabeza. Castiel nunca dejaría de abrumarse con su alegría.

—¡Hola, manzanita! —exclamó con tono cariñoso— Me alegra verte aquí.

—A nosotros nos alegra verte a ti —añadió Dean a espaldas de su hija, guiñándole un ojo al niñero.

Castiel apenas sí pudo ocultar sus mejillas prendidas en carmesí cuando los invitó a pasar, siendo Charlie la primera en correr hacia el interior. No tardó en verse maravillada con el cálido ambiente hogareño que ese lugar irradiaba.

—Me gusta mucho su casa, señor Ángel —declaró la niña, sonriéndole al ojiazul.

—Solo dime Castiel, ¿sí? —Charlie agitó su cabeza en aprobación. Castiel dejó que la niña se aventurara por la sala para aproximarse a Dean.

—Conozco a esa niña como la palma de mi mano, así que puede ser un poco difícil sacarla de tu casa una vez que le guste —le murmuró Dean apenas lo tuvo en frente. Castiel le dio un rápido vistazo a Charlie antes de responder.

—Si ese es el caso entonces no habrá problema con dejar que se quede aquí. Es una niña encantadora.

—¿La invitación no corre para mí también? —bastó un simple gesto coqueto de cejas para que la firmeza de Castiel se derrumbara, y detestaba aquello. No era la primera vez que Dean le hacía esa clase de preguntas y seguramente esa no sería la última.

—Bueno, si tú quieres quedarte aquí yo no tendría problema con darte alojo, después de todo tengo un cuarto de sobra y... —Castiel habló con tal rapidez y nerviosismo que Dean no pudo evitar sonreír.