2. Despierto para el desayuno

2.6K 391 134
                                    



Había pasado el día entero, y también la noche. Eran las siete menos cuarto de la mañana cuando el chico rubio abrió sus ojos. Se dio cuenta de que estaba en una habitación desconocida. Desnudo pero bien abrigado, el bóxer aún lo llevaba puesto. Se fijó en las fotos de la mesita de noche y entonces reconoció al chico moreno. Salía junto a otro muchacho, bastante guapo y sonriente, pero no sabía quién era. Se fijó en la habitación quedando sentado en la cama hasta que sus ojos terminaron por ver aquella ropa doblada, suponía que era para él así que se puso en pie y se colocó aquellos pantalones grises y aquella sudadera azul. Le quedaban algo grandes debido a lo delgado que estaba.

Con curiosidad fue mirando las fotos que había en el escritorio, alguna en la pared. También salían con un perro. Había fotos de los dos y también individuales. Se fijó en un par de cajas que había en el suelo y otras fotos que había esparcidas por la mesa. Las miró, eran todas del otro chico y en algunas salían ambos. Otras eran solo del perro, se preguntó si acaso ese chico era su novio.

Salió de la habitación, en el pasillo había señales de haber habido cuadros colgados que ahora ya no estaban. Entonces llegó al salón, en él había otras dos cajas. Sus ojos se fijaban en cada cosa que llamaban su atención. La decoración era bonita y estaba todo limpio, aunque no veía ni rastro del perro u objetos para jugar con él.

-¡Estás despierto! –gritó Hoseok que se acercó hasta él enseguida que lo vio allí, quieto y de pie mirando a todos lados.

El chico solo desvió la mirada hacia él y sonrió un poco, agachando la cabeza como agradecimiento, algo avergonzado.

-Estuviste toda la noche, todo el día de ayer y toda esta noche durmiendo sin parar. Ya estaba empezando a preocuparme... ¿Te encuentras bien? Tu cara está mucho mejor ahora... ¿Tienes hambre?

Pero no tuvo la necesidad de responder, su estómago rugió en su lugar y aquello le hizo sentirse aún más avergonzado.

-Creo que sí, tienes hambre. Ven a desayunar. Usualmente desayuno fuera pero hoy haré mi excepción por ti. ¡Ah! Lavé tu ropa, está seca y planchada. ¿Me vas a hablar hoy? –preguntó Hoseok caminando hacia la cocina.

El chico parecía realmente alegre, o al menos era muy sonriente. Así cualquier podría estar animado. Lo siguió hasta la cocina y el chico se giró, pero antes de que pudiera seguir preguntando cosas, el rubio alzó la voz.

-Gracias...

-¿Oh? Así que sabes hablar mi idioma... ¿Cuál es tu nombre? Yo me llamo Hoseok.

-Me llamo Jimin... Gracias.

-No hay de qué. ¿Qué quieres desayunar, Jimin? Es un nombre bonito. Tengo cosas dulces y saladas. Acércate a ver lo que te apetece.

-Fruta.

-Mh... Solo me quedan plátanos, no sé si te gusten. Si quieres cosas dulces tengo zumos de piña y de naranja y algunas galletas. También leche. ¿Por qué no me hablabas la otra noche? ¿Te encuentras bien? ¿Sabes dónde vives? ¿Tienes familia?

Jimin se abrumó con tantas preguntas y tanta información. Se acercó a él esperando a que le diera algo de comer, pues no iba a revisarle los armarios ni la nevera.

-Estaba muy cansado, no era capaz de hablar o de caminar... Mi familia vive muy lejos de aquí.

Hoseok se acercó al frutero que había en una de las estanterías y le ofreció coger los plátanos que quisiera. Jimin solo cogió uno.

-Vas a morir de hambre. ¿Cuántos días llevas sin comer? Coge más.

Avergonzado y con timidez, el rubio cogió otro.

Wings [Hopemin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora