Epílogo: Wings

2.8K 447 169
                                    


Hoseok estaba en la cocina de su nueva casa ordenando algunas de las cosas que acababa de comprar. Le entretenía bastante ir a comprar los típicos objetos que en las tiendas uno veía increíblemente útil y luego en realidad casi nunca se usaban. Pero él era feliz sacando de las bolsas y las cajas todos los vasos, los cubiertos, los moldes de colores para magdalenas que igual solamente usaba una vez en la vida...

Estaba canturreando una canción mientras terminaba de colocar todas las cosas cuando su perro se coló por la puerta de la cocina que estaba abierta, daba al enorme jardín que tenía la casa, y enseguida se subió sobre sus dos patas para llamarlo. El castaño se giró y lo abrazó dejando un beso en su cabeza, aunque se tuvo que agachar para ello un poco.

-¡Minnie! ¿Te gusta el nuevo jardín?

-Le encanta –respondió Jimin asomándose por la puerta dejando escapar una sonrisa.

Aquel chico había dejado de ser rubio, su cabello ahora estaba de un color grisáceo y sus ojos se habían oscurecido, aunque su piel no había sufrido tanto cambio como le había dicho SeoJoon, pues no era blanco como la nieve pero tampoco estaba tan moreno.

-¿Y a ti? ¿Cuándo me vas a prestar atención en vez de salir por ahí con Minnie todo el tiempo?

-A mí también me encanta y... acabamos de llegar y ya me estás reclamando atención...

-Te has ido directamente al jardín –se quejó el más alto.

-Y tú te has puesto a colocar en el armario un montón de cosas que sacaré de ahí para lavarlas primero.

-¿Y para qué las coloco?

-Se te ve entretenido...

-¡Jimin! ¿Me tienes ordenando para luego sacarlo todo?

El del pelo gris se echó a reír y lo abrazó por detrás mordiéndole en el cuello haciendo que el otro se encogiera, pero se separaron rápido.

-¿Me vas a ayudar a ordenar nuestra ropa en el armario o te vas a ir a volar por el bosque?

-No sé, igual me voy a volar y entro por la ventana para darte un susto.

-Eras mejor cuando eras un ángel, tan adorable y que no hacía bromas...

-Pero las he aprendido de ti –se quejó Jimin.

Los dos se rieron y entonces fue el castaño quien rodeó al otro por detrás. Caminaron juntos así hasta una de las ventanas que daban hacia el jardín y se quedaron en silencio mirando el paisaje. Hoseok se acercó a darle un beso en la mejilla a su chico y luego lo apretujó entre sus brazos.

-¿Estás feliz? –preguntó el castaño.

-¿Mm? ¿No lo sabes?

-Quiero saber si estás totalmente feliz... Tus alas, nosotros...

Jimin dejó escapar un suspiro y acarició las manos que le rodeaban.

-Cariño... Nunca me arrepentiré de hacer lo que he hecho hasta ahora... ¿Te gustaba más cuando era rubio?

-¿Mm? Eso no me preocupa, te lo arreglo llevándote a la peluquería...

-¿Entonces te gustaba más antes? –preguntó Jimin sorprendido de aquella sinceridad, pero se dio cuenta de que era una broma al escuchar la risa de su novio.

-Me gustas siempre porque eres precioso sea como sea el color de tu pelo... Cada día me encantas más y ese color de pelo te queda hermoso, muy a juego con el color de tus nuevas alas...

-¿Te gustan mis alas negras...? Pensé que te darían miedo.

-Son muy brillantes y preciosas, no me darían miedo, además pensé que no volvería a volar después de aquella noche y estoy feliz cuando me llevas a volar, sean blancas o negras.

-¿Te acuerdas de la primera vez? Gritabas como una niña –dijo Jimin riendo un poco.

-¡Oye! Y ahora me encanta... Pero no hablemos de la estética, no hablaba de tu pelo ni de tus alas...

Jimin se quedó en silencio por unos instantes y luego se movió para que los dos quedaran cara a cara.

-Hoseok... No voy a poder volver a mi hogar nunca, pero ahora mi hogar es este, esta casa, con Minnie, contigo... Además puedo disfrutar de una vida normal sin tener que preocuparme de aquellas normas que realmente me hacían infeliz... Me encanta cuando cocinas y poder comerme hasta que me harto o salir a tomar algo y no tener que mirar cómo todo el mundo come menos yo... Cuando despertamos por la mañana y no me quiero levantar, damos vueltas en la cama con toda la pereza del mundo... Y sobre todo me encanta hacer el amor contigo –con aquello último que dijo, su semblante pasó de ser algo serio a ser algo más divertido e incluso provocador.

-No imaginas lo mucho que noto tu cambio desde que te conocí hasta ahora... Sigues siendo tan bueno y protector o generoso... Pero sin esa vergüenza, siento que ahora confías totalmente en mí.

-Es que confío en ti...

-También me acuerdo de lo mucho que te costaba estar desnudo las primeras veces con luz, siempre te tapabas.

-Es verdad, y ahora mismo pienso que te sobra un montón de ropa –dijo Jimin alzando una ceja y sin pensarlo le quitó la sudadera que llevaba el más alto, abierta.

-Pero...

-Pero nada... ¿No querías atención?

Se miraron con una sonrisa y entonces Jimin echó a correr por toda la casa en dirección a su habitación, seguido del humano que lo atrapó en el pasillo abrazándolo por detrás y pegándolo contra una de las paredes.

-Uh... señor policía... No tienes puesto el uniforme...

-¿Necesito el uniforme para cachearte?

-Pues claro, sino... ¿Estás haciendo un abuso de poder? –bromeó el ángel caído.

Terminaron entrando en la habitación, tenían que estrenar la cama y finalmente hicieron el amor bajo el ventanal que tenían en el techo, como la primera vez que lo hicieron, y bajo el cabecero de su cama que era un gran cuadro. En el cuadro estaban los dos pintados, mirándose enamorados y sonrientes, rodeados de plumas en tonos blancos y negros. En la parte más baja del cuadro se podían leer sus nombres y en el centro, más grande el título del mismo: "WINGS".

Wings [Hopemin]Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum