16| Pesadilla.

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La cena de cumpleaños de Lydia estaba yendo de maravilla, todos hablaban, bromeaban y reían; y no les importaba que fuera un restaurante elegante, y eso quedó claro cuando varias veces el gerente fue a su mesa y les pidió que guardaran silencio pero a ellos les entró por un oído y les salió por otro. Siguieron riendo y aunque a los otros clientes —por muy raro que sea— no les importaba que los chicos estuvieran haciendo mucho ruido, el gerente fue tres veces más después de las dos primeras.

—Derek...—lo llamó Stiles palpando sus bolsillos—. ¿Tienes mi celular?

—No, tal vez esté en el Camaro—le respondió haciendo amago por levantarse—. Iré por él.

—No. Yo voy—lo tomó del brazo para detenerlo y él se levantó. Derek lo miraba con el ceño ligeramente fruncido pero desapareció cuando Stiles se inclinó hacia él y le besó lenta y cariñosamente.

Cuando se separó, giró su cuello hacia sus amigos pues se habían quedado en silencio y vio que todos estaba atónitos, los miraban boquiabiertos y con los ojos abiertos a más no poder. Pero efímeros segundos después sonrieron radiantes y comenzaron a hacer mucho más ruido de lo normal, en especial Scott, Theo, Allison y Lydia, ésta última pudo jurar que ese fue el mejor regalo que le pudieron haber dado.

—¡Team Príncipe de Fuego!—gritaron todos al mismo tiempo.

—Ahora vuelvo—le dijo a Derek, pues los demás estaban muy ocupados haciendo su desmadre.

Stiles salió del restaurante y se encaminó al estacionamiento, fue directo al coche de Derek y —como su novio le había dado las llaves para que las guardara— abrió la puerta y se adentró al coche.

Cuando encontró su celular, salió del coche y al momento de cerrar la puerta sintió unas manos en su cintura. No se dio la vuelta, pues Derek sería el único que haría eso y... ¿Quién era él para evitar que hiciera eso? Cerró los ojos al sentir como unos labios se posaban en su mejilla. Extrañamente ese contacto le erizó la piel y no en el buen sentido.

—¿Ya encontrase lo que buscabas?—seguido de esas palabras unas manos se colaron bajo su saco.

Y entonces todo cambió, porque Stiles ya no estaba tranquilo y feliz, ya no tenía una sonrisa en sus labios; al contrario, estaba tenso, pálido y sentía el pánico apoderarse de su ser a cada segundo que pasaba.

Se separó de Barry y se puso en posición de defensa. Derek le estaba enseñando defensa personal desde que se recuperó bien de las fracturas que Barry le había hecho y había aprendido mucho, había vencido a su novio un par de veces y ahora solo le faltaba controlar el miedo que le provocaban las memorias. Y para qué mentir, también el mismo Barry.

—Esta vez no—escupió Stiles manteniendo su mirada fija en Barry—. No volverás a atormentarme.

—Que lindo, Hale te ha enseñado cómo defenderte.—la sonrisa socarrona que apareció en los labios de Barry no duró mucho, ya que Stiles le había dando un puñetazo aprovechando su distracción—Ha hecho un buen trabajo...

Barry dio un par de pasos hacia Stiles y trató de lanzarle un golpe en la sien pero Stiles lo interceptó con su brazo y dio un golpe en el pecho de Barry. Éste se alejó con la rabia brotando por cada poro de su cuerpo y efímeros segundos después se abalanzó contra Stiles, pero el castaño ya estaba preparado para eso y se corrió a un lado.

—Te crees mucho con esto ¿No es así, cariño?—siseó Barry con la cara roja por el enojo que sentía. No podía creer que Stiles le estuviera ganando, quien no había recibido ningún golpe y eso lo enfadaba más.

—No me digas así—espetó de mala gana. Barry soltó una risa sin humor y le dirigió una mirada socarrona a Stiles.

—Uhm... he recordado cuando me decías eso todas las veces que te hice mío—le dijo Barry pasándose su asquerosa lengua por sus asquerosos labios—. ¿Sabes? Tengo la sensación de que lo volveremos a repetir.

Let me love you| Sterek.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora