Capítulo cuatro.

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—¿Qué quieres decir con los términos "besar" y "primer beso"? —me dice Channing con espanto.

No he tenido a otra persona para recurrir porque Channing es mejor en esto que yo y no huye como una niña... como yo. Porque sí, terminé huyendo de Laurélie después de su muy extraño y repentino beso-presión que me dio como si yo le hubiera pedido que me quite mi vergonzosa virginidad de labios.

—Deja de decirlo en ese tono —tapo su boca con mi mano.

—¿En qué tono quieres que lo diga? ¿Con espanto o sorpresa? —pregunta con severa duda.

—¡Eso no es importante ahora mismo!

Yo no había mantenido una conversación tan fluida con alguien más, y Channing parece no notarlo. Aunque el sudor y el temblor no se va, me digo a mí mismo que necesito estas medidas desesperadas por lo que pasó el otro día con la pelirroja.

—A ver —dice él—. Amigo mío, me estás diciendo que esa chica bonita se llevó tu primer beso, el cual debiste haber dado en octavo año pero recién fue dado hace dos días, y que luego te diste a la fuga dejándole en la lluvia como un perro abandonado a su suerte.

—Oh Dios —me cubro la cara con las manos con vergüenza—. Si lo dices así suena peor de lo que parece.

—¡Oh, créeme, tengo palabras mucho peores para esta situación! —exclama.

Estamos casi empujando el cuerpo del otro y no sé porque esta conversación es tan, tan fluida.

—Realmente tienes que disculparte con la chica bonita —dice él.

—No puedo —niego—. No quiero, ni siquiera estoy seguro de poder volver a verle a la cara.

—Estás aquí sentado hablando conmigo, superando un poco tu fobia —dice como si fuera la cosa más obvia—. Claro que puedes verle la cara a Laurélie.

No, yo no estaba tan seguro de eso.








La maestra de literatura me hablaba sobre el papel de Romeo pero no puedo evitar sentir náuseas porque todos me están nirando, no olvidan mi ataque de ansiedad en la clase del sorteo. Channing me mira con preocupación, mi cara está casi verde por las náuseas y lo sé porque están decorando una luna con papel plateado y mi reflejo es más claro que el agua de ríos que no han sido tocados por la mando del hombre.

—Rowe, ¿me estás escuchando? —pregunta.

—Disculpe, profesora —la voz de Channing me devuelve al planeta—. Yo quisiera tomar el papel de Romeo, o sea, sólo míreme. Estos rizos y estos ojos son sólo un pequeño pero hermoso presente por parte de los dioses.

—Muy gracioso, River —responde ella y casi puedo sentir su negativa—. Suerte para la próxima, siga participando.

La maestra se aleja de nosotros mientras escucho a Channing decir:

—¡Auch! —su mano se posa en su pecho.

—Hicimos que lo que pudimos —digo.

—¡Rowe, ensaye ese libreto con Bass!

La voz de la maestra hace que quiera tirarme a un río y que jamás me encuentren porque Laurélie me mira fijamente, a la espera de que yo me acerque o diga algo.

Pero después de lo sucedido me queda muy poco que decir.

Agarro el libreto con temblor y me dirijo hacia Laurélie, ya mucho desplante le he hecho así que mi cargo de conciencia hace que me mueva hacia ella. Nos sentamos en la parte del público, primero me quedo tan quieto como un cactus mientras veo como los demás chicos trabajan en la escenografía y Channing... intenta coquetear con Lannie, pero le sale tan falso que siento pena por su intento de coquetear con alguien que no sea mi prima de trece años, Crystalie.

Complicado es sólo una palabraWhere stories live. Discover now