Capítulo ocho.

5.6K 621 166
                                    

Mi cabeza está palpitando como si mi corazón estuviera allí dentro en lugar de mi cerebro, duele mucho. Apenas puedo abrir los ojos o soportar mi propio olor, me siento con el estómago revuelto.

—¡Santísima madre! —escucho el grito de Spring y eso me hace doler más la cabeza. Estoy a punto de regañarle—. ¿Qué rayos es ese olor?

—El mío —murmuro.

Es sábado por la mañana y ni siquiera sé cómo llegue a casa, pero sí recuerdo haberme casi comido los labios de Laurélie anoche en la playa. Me siento avergonzado y eufórico, también extraño... pero mucho más avergonzado.

—La primera borrachera nunca es buena, levántate para que tomes el desayuno.

Asiento a lo que me dice mi madre, apenas puedo levantarme y apesto. Realmente huelo mal.

Entro al baño y tomo una ducha, casi gasto todo el shampoo y el jabón líquido de este. El olor sucio sólo me recordará lo que pasó anoche y justamente no quiero recordarlo, realmente no quiero hacerlo porque estoy a punto de vomitar de la vergüenza y ni siquiera sé si eso es normal.

—Míralo, aquí viene el adolescente ebrio.

Tumn me mira de reojo mientras sigue sosteniendo su cuchara. Mi padre no hace más que burlarse de mí y mi madre niega con la cabeza. Aunque sé que está aliviada.

—Ese chica que vino a dejarte... tenía los labios muy hinchados —menciona mi padre, lo hace a propósito.

—¡Oh, Dios! —exclamo, colocando mi cabeza en mis manos.

Apenas toco mi desayuno cuando Channing entra asustado a la casa, realmente está muy asustado y da miedo su rostro. Sigue con el traje de ayer y huele algo mal.

—Debo hablar contigo —él me dice.

Tomo mi sándwich antes de que él me saque de la mesa y me lleve a lo más lejano del patio de mi madre. Estamos atrás de los arbustos, sentados como dos niños y él me mira como si todo estuviera realmente mal.

—Voy a matarme —me dice.

Me río, debe ser una broma.

—Realmente voy a matarme antes de ir a la cárcel.

—¿De qué hablas? ¿Por qué irías a la cárcel?

Él suspira, su rostro palidece. Algo va mal, algo va muy mal. Este no es el Channing que conozco, al que observé, ¿qué ha pasado?

—Dios, ¿asesinaste a alguien? —me atrevo a preguntar.

—Sí —responde—. Asesiné la virginidad de Crystalie Lawler.

Un trozo de lechuga vuela disparado de mi boca. Me quedo a medio tragar y mi bello y apetitoso sándwich se queda a medio comer, ¿él acaba de decir eso?

—¿Qué dijiste? —pregunto—. Deja de andar de broma, Chan.

—¿Crees que si estaría bromeando estaría tan asustado? —él me mira—. Me acabo de meter con una menor cuando estoy a días de cumplir los dieciocho.

—¿Tuviste sexo con ella?

—¿Cuántas veces vas a preguntarlo?

—¡Santísima madre! —exclamo.

Channing se frustra, su cabello está revuelto y sus ojos tienen ojeras.

—Fue momentáneo, no sé cómo se dio, ¡sólo estábamos allí en esa casa de playa!

—Espera, ¿cuál casa de playa?

—Después del baile, Tegan nos invitó a su casa de playa y Crystalie aún no quería volver a casa. Su padre confiaba en mí.

Complicado es sólo una palabraWhere stories live. Discover now