Epílogo

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Aquel día soleado fue cuando lo conocí. Estábamos de “vacaciones” en París y él me salvó de morir atropellada por un carruaje. Era un hombre alto, rubio y pálido, vestía elegantemente y portaba un bastón en su mano. Dos de sus acompañantes me pidieron que me marchase y dejase al conde continuar con su paseo. Esa fue la última vez que nuestras miradas se cruzaron.

En verano de 1879 conseguí reunir el dinero suficiente como para comprar aquel apartamento cochambroso y en el otoño  hice una reforma. Quedó precioso, francamente. Caminando por Edimburgo choqué un día contra una figura de sombrero y chaqueta larga, era él. El conde de Weiz-Lons, Friedich de Scheler-Weiz. Un alemán de mi edad que vivía en Londres y permanecería hasta el otoño en Edimburgo para mediar con el consulado escocés. Nos enamoramos al instante y empezamos un romance que duró seis meses. Me pidió matrimonio y en verano nos trasladamos a Londres. Dejé mi trabajo como institutriz al quedarme embarazada, y en marzo del 81 nació nuestra primera hija, como le prometí se llamó, Leire Wilhelmina. Dos años después mi hijo William, y en el 85 mi última hija Rose Vanessa. Nuestro tiempo juntos fue lo más bonito que había sentido nunca, pero a los doce años del matrimonio, la muerte lo apartó de mi lado y se lo llevó para siempre.

Mi amigo Phileas McGham me ayudó a sacar algunas deudas y la familia adelante, tanto que nos casamos en 1896 después de quedar encinta de mi hija Helena. En la última década del siglo XIX, me reunía con los grupos feministas de Londres, me convertí en una activista que luchaba por los derechos de la mujer, los desfavorecidos y por el voto femenino.

Nos trasladamos de nuevo a Edimburgo a principios de la primera década del XX, y mi hermana Elizabeth ya viuda y sus dos hijas, Hannah y Audrey vinieron  a vivir con nosotros.

Leire consiguió trabajo como profesora de escuela en Londres, William heredó el condado de su padre y volvió a Alemania, Rose se marchó a Estados Unidos para trabajar en la industria artística, y Helena se quedó conmigo.

Hospital de Ste. Madeleine, Londres. 29 de Enero de 1911, 12 p.m.

 

No tenía fuerzas para caminar, ni para comer, y tampoco para levantarme. La última vez que me miré al espejo no me reconocía, mis cabellos eran blancos como la nieve, estaba más delgada que los perros que caminan abandonados por las calles; los párpados arrugados, como mis manos y mis brazos. Yo no podía ser aquel ser. Me quité la manta, estaba sudando y tenía calor. Otras veces parecía tener frío. Sentía dolores en el estómago y mi aliento sabía a puré de hacía tres días. Por las noches tenía visiones, mi marido se aparecía en sueños y mi tomaba de la mano, recordaba a mi madre tumbada en aquella camilla como en la que me encontraba yo ahora. Llegué a pensar que me volvería loca. Había pasado una semana desde que me tumbé en aquella cama de sábanas roídas, mi sobrina Audrey escribía con rapidez a mi lado todo lo que yo la dictaba. No era capaz de leer mi propio diario; tampoco de escribirlo. Phileas y mi hermana Elizabeth cuchicheaban con los doctores mientras Helena hacía dibujos con el vaho de las ventanas. Mi voz carraspeaba, era seca.

-Querida Audrey… ¿has apuntado todo? –expresé tosiendo como si fuese a ahogarme.

-Por supuesto, tía, hasta el último punto. Tenéis que descansar, eso han dicho los médicos –marcó mi sobrina tomándome de la mano y acariciándome la frente.

-Debes guardarlo como oro en paño, no lo pierdas jamás, dame esa pluma para que pueda firmarlo.

Tomé la pluma y firmé con letra muy floja mientras Audrey me guiaba la mano. Una lágrima cayó en su mejilla. Acaricié su cara con suavidad. Me sentía en paz como nunca antes lo había hecho. Friedich estaba allí tendiéndome la mano. La tomé y los dos juntos nos elevamos y desparecimos en el ocaso.

Anne Gallagher

(Es un epílogo bastante breve y conciso, quizás detallé demasiado cosas sin importancia, pero me pareció que necesitaban saberlo, muchas gracias por leer :) Nos vemos en Julio en La Lectora 2.0) 

Aquella tarde de inviernoWhere stories live. Discover now