🌟C I N C O

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-¡Mierda!-Gritó Colin tapándose el rostro con la sábana. Había pasado el día entero viendo películas. Ya estaba anochesienso y su repertorio de comedias románticas y comedias con acción se fueron a la basura cuando encontró su película favorita de terror.

¡La sangre bañaba la pantalla! Casi la podía sentir salpicando su rostro.

Escucho un gran golpe que resonó cuando el fantasma apareció en la película y después un grito agudo que le hizo timbrar los tímpanos.

Movió la cabeza buscando la procedencia y notó cómo, del otro lado de su ventana, unas cortinas moradas se moviendo dejando ver la silueta de una chica que se sobaba la cabeza.

Colin la miró y ella se detuvo ahí, con su mirada clavada en la del chico. Él no podía verle del todo el rostro gracias a que ella, al igual que él, tenía la luz apagada, pero sabia que abajo de toda la oscuridad ella era hermosa.

-Hola-le sonrió él y la chica no le contestó.

Colin se le quedó mirando y volvió a lanzar un saludo, pero ella seguía muda, ¿Acaso hablaba otro idioma?

-Hello-Volvió a intentar él, pero la rubia sólo levantó su ceja y lo miró con un gran signo de interrogación en el rostro.

Una idea apareció en la mente de Colin y haciéndole señas a la chica para que esperara, se acercó a su ordenador y tecleo, hasta que el buscador le dio lo que necesitaba y después se giró con ella.

-Bonjour-le dijo él haciendo una extraña mueca con la boca al intentar pronunciar el francés correctamente. Al no ver respuesta de ella, Colin volvió a buscar otra forma de saludarla.

-Hallo-le dijo el chico en un idioma cuyo nombre ni siquiera podía pronunciar-, ¿No?-le preguntó a la chica que lo veía sonriendo-. Entonces el siguiente.

-Salve-lo volvió a intentar sin dar resultado y perdiendo la paciencia que le quedaba-, Merhaba-siguió diciendo-, Olá.

Pensando que le había dado en el blanco, vio como ella reía y se acercaba a una mesa de noche junto a su cama, tomaba unas hojas y un rotulador, escribía y después se lo mostraba.

"No te escucho".

Colin se sintió un idiota al darse cuenta de que el cristal de las ventanas impedía que pasara el sonido.

La chica de la ventanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora