🌟V E I N T I U N O

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"—Hoy te mire."

No, que ridículo sonaría si le decía eso, ¿Y si mejor utilizaba un alago como "Te veías hermosa hoy"?

No, sonaba peor y esas eran de las mejores frases que se le habían ocurrido a Colin para comenzar una conversación con la chica justo cuando terminó de podar el césped, subió a su habitacion y notando que la cortina morada estaba corrida.

¿Por qué era tan complicado hablar con ella?

No, para nada era complicado, simplemente no le salían las palabras cuando se topaba con su mirada. Ella era especial.

No se puede hablar de belleza si ni siquiera la había escuchado hablar. No conocía su intelecto ni sus gustos, pero sabía que ella era especial, sus ojos grises se lo gritaban y eso era lo que le impedía hablar.
Temía que al pronunciar palabra sólo saliera basura de su boca.
Temía alejarla.

Sí la chica no salió corriendo por haber visto su pene lo haría por las estupideces que saldrían por su boca.

Entonces, ¡¿Qué le diría?!

Colin llevó las manos a su cabeza intentando pensar cuando escuchó un ruido en su habitación, movió la cabeza buscándolo y dio con una rubia que lanzaba piedras a su ventana. El chico se acerco rápidamente y en cuanto abrió el vidrio, ella cerró el suyo.

Hacia eso para que él no la escuchara hablar.

Hacia eso para ocultarse.

La chica sonriendo levantó una hoja de papel y se la mostró.

"Te veías guapo hoy"

Colin sonrió al darse cuenta de que ella tampoco sabía como hablarle.
Se acercó a su escritorio, tomó papel y marcadores, escribió y después le mostró la hoja.

"Tu te ves hermosa siempre"

Las estrellas envidiaban la forma única en la que ella brillaba por sí misma.

La chica se ruborizó y sonrió tan grande que Colin casi podía jugar que sus mejillas al alzarse tocaban sus ojos.

"Señor Colin, ¿Me está usted coqueteando?" Le mostró ella riendo.

"Por supuesto. No siempre se tiene el honor de coquetear con una chica de ojos tan peculiares, pero haría que mi trabajo fuera más sencillo si me dijera su nombre" contestó Colin y la sonrisa de ella desapareció de su hermoso rostro.

El corazón del chico se detuvo pensando que había cometido un grave error y no sabía lo bien que acertaba con ello.

La chica escribió lentamente en un papel y lo alzó.

"Si te digo mi nombre estaré aceptando que formes parte de mi vida".

Él pensó y pensó. Temía perderla pero si no hacía algo ahora sería como estar a dos metros de distancia sin tenerla cerca realmente.

"Entonces abre la ventana y déjame escuchar tu voz" le rogó.

Y ella negó de nuevo con su cabeza. No sabía que era lo que había entre ambos, pero sentía como si ya tuviera años de conocerla.

La chica le mostró otra hoja.

"Si abro mi ventana, el siguiente paso será decirte mi nombre"

La esperanza en Colín se comenzó a ir como la ceniza con el aire.

"Entonces, ¿Jamás escucharé tu voz? Porque déjame decirte que tu ves mis películas, tengo derecho a saber como se llama la chica que me espía por su ventana". Omitió la parte en la que él también lo hacía.

El rostro de la chica se puso rojo al recordar a Colín tocándose.
Ella movió su cabeza intentando olvidarse de ello por un momento y posteriormente sonrió levantando un papel hacía él.

"Tengo una idea. Dame tu número de teléfono"

Colín soltó una carcajada al leer sus palabras y escribió negando con su cabeza.

"889-04-17"

Él sabía que ella no lo llamaría, no se animaría a hacerlo.
Vio como ella apuntaba el número en un papel y después desaparecía en su habitación.
No supo cuantos segundos pasaron hasta que su teléfono comenzó a soñar y ella apareció de nuevo en su ventana con su celular en un oído.

Santo Dios.

La chica de la ventanaWhere stories live. Discover now