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Su mirada es desafiante, y por la sonrisa en su rostro, sé que disfruta mi incomodidad.

-¿Y bien? - pregunta Sam.

-Es mía -responde el tercer hombre con un exquisito acento británico.

Necesito a mi mamá, necesito irme de aquí. Andrew me mira preocupado consiente de como reacciono, siento como el candado de la puerta que había creado en mi mente romperse, dejando a los que me marcaron el poder de divagar por mis pensamientos.

-Aria -habla Andrew poniéndose de pie - Este es Christian - ambos hombres se saludan con un asentimiento de cabeza.

-Gusto conocerte Aria - asiente como lo hizo anteriormente.

-Hola -musito. Viste un elegante traje que le queda a la perfección discrepando con nuestra ropa.

-Por favor, sigan en lo que estaban antes de mi interrupción, yo iré a guardar mis cosas y a refrescarme un poco. ¿Alfa? -dice refiriéndose a Andrew, el disgusto en mi primer compañero es palpable -¿Dónde me puedo instalar?.

-Te guío - le responde dirigiéndose a las escaleras.

-Ven, sigamos con el árbol- Sam me saca de mis pensamientos - Luego llamaré a mi madre para preguntarle sobre como hacer la cena de navidad. - sonrío.

-Cuéntame sobre tú familia -hace una mueca graciosa y comienza su historia con su especial acento escocés mientras volvemos a colocar adornos navideños.

Narra sobre su vida en Inverness, como cuando cachorro le gustaba ensuciarse las patas y jugar con sus hermanos. Aparentemente no es el más grande , pero su hermano mayor renunció al puesto de Alfa luego de una guerra donde perdió a su hijo. Admira a sus abuelos, los días en los que su familia se junta a jugar Monopoli y que hace algunos años antes de ejercer como Alfa había terminado medicina especializándose en trauma y urgencias.

-Hace muchísimo tiempo que no juego monopoli -comento - recuerdo imaginar que conquistaba el mundo.

-Bueno, haz conquistado tres cuartas partes de Gran Bretaña -dice riendo, le pongo los ojos en blanco.

El árbol luce hermoso con las luces de colores y los ornamentos rojos, además Sam compró unas botas que colgamos sobre la chimenea y se pone un chaleco rojo "para resaltar el espíritu navideño"

-¡No tengo nada rojo! -exclamo riendo cuando veo a Andrew bajar las escaleras con un poleron verde pino y un gorro de Santa Claus que Sam le había entregado hace un rato.

-Tú gorro y tus uñas hacen el trabajo -ríe - prometo el otro año comprarte uno de esos espantosos chalecos navideños.

Pensar en el otro año me da escalofríos, sin embargo, tengo algo que esperar.

Sam cocina concentradamente la cena de noche buena, moviéndose de un lado a otro, maldiciendo porque no sabe donde se encuentran las cosas ni cómo prender el fuego.

-¿Necesitas ayuda? - pregunta Andrew detrás mío.

-¡Ya era hora! Necesito que pongas a saltear los vegetales. Esto puede resultar un desastre, la verdad es que no cocino.

-Andrew cocina -le digo.

-Solo cosas sencillas, Aria. y no suelo hacerlo tampoco, normalmente como en la casa de la manada pero ya que haz estado aquí últimamente -señala.

Oigo como Christian baja las escaleras, viene a sentarse a mi lado.

Jengibre, naranja y avellanas tostadas. Dios, podría estar así todo el día.

Andrew y Sam ríen a escondidas, Christian levanta una ceja.

-¡Oh dios, paren! -me pongo mega roja y rápidamente vuelvo a ponerle un candado a la puerta imaginaria de mi cabeza .

-¿Qué te parece Sam, pechuga de pavo a la naranja con un toque de jengibre acompañado con una pasta de avellanas?

-Suena bien por mí -responde Christian en un tono serio sin entender lo que esta pasando.
No pueden estar riendo más fuerte y yo no puedo tener más vergüenza.

La cena gira en torno a la guerra y asuntos de las manadas, por lo que básicamente me siento a revolver mi plato en silencio después de comer la mitad de su contenido.

-¿Ya tienes un plan de entrenamiento para Aria? -pregunta Christian a Andrew para luego mirarme fijamente.

-Esperaba que subiera un poco de peso primero -responde con un tono "Cambiemos de tema"

-¿Por qué entrenamiento? -inquiero.

-Porque querida Aria - habla Christian con su tono de alguien superior - Todos estamos ligados a ti, lo que en la guerra te hace el blanco perfecto. Tu mueres y básicamente morimos contigo.

-Necesito... ire al baño, si me disculpan -Me excuso y rápidamente subo las escaleras.

Nuestra Frágil Luna Donde viven las historias. Descúbrelo ahora