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Christian:

-Vamos Aria, levántate -me rompe verla así, traía recuerdos que prefiero olvidar. -Si no te levantas te cargaré -amenazo.

-Déjame en paz -lloriquea.

-Ni siquiera tienes una buena excusa para estar llorando -exclamo.

-¿Qué sabes tú? -me mira con sus ojos llenos de lágrimas.

-Volvamos a la casa -niega con la cabeza que vuelve a esconder entre sus rodillas.

-¿Prefieres que te venga a buscar Sam? -niega otra vez -Cariño, no puedo dejarte sola aquí afuera, pero me sentaré en aquel árbol de enfrente hasta que tomes una decisión.

Me enoja el comportamiento de Andrew respecto al tema, si tanto se quería acostar con ella ¿Por qué no lo hacía y la dejaba de hacer sufir?

Intento con cuidado meterme a la maraña que a creado Aria en su mente, no es tan buena como la mía, porque estoy seguro que los tres podemos seguir sintiendo sus emociones; tristeza, miedo, ira. Pero como conozco lo que ha hecho y los demás no, se como meterme.

No es tan difícil aunque soy cuidadoso, ya que de hacer fuerza podría notarme. Me pierdo dos veces antes de llegar donde sus pensamientos flotan.

Me arrepiento de haber entrado al minuto, con razón su pequeño cuerpo está tiritando de esa manera en el suelo e intenta reprimir su propio llanto. Me pongo de pie rápidamente, sin salirme aún de su cabeza.

-Vamos cariño, no está bien - me agacho poniéndome a su altura. Necesito sacarla de aquel oscuro lugar que es su mente -Aria mírame -acaricio con delicadeza el cabello de su nuca, pésima idea porque se lo toma por sorpresa y una imagen siendo arrastrada por el suelo me golpea.
No entiendo como puede estar así si hace una hora la estaba pasando de lo mejor con Sam.

Levanta la cabeza y olfatea el aire. Andrew está cerca.

Alivio, culpa, tristeza, miedo, ira.

Aunque estoy bastante seguro que el irlandés puede reconocer sólo las últimas tres. Estoy celoso. Aria estaría mucho mejor solamente conmigo.

Andrew se queda parado a unos pasos sin decir nada, luego escucho.

"¿Qué sucede Aria?" ¡Puedo escuchar a Andrew dentro de a cabeza de Aria!. Imbécil que no quiere que escuche la conversación.

"Nada" mira profundamente a su otro compañero. Suena bastante confidente dentro de su cabeza "No quise hacerte enojar, lo lamento" agrega. Dios Aria, no deberías lamentar nada. Él es el que debería estarse lamentando.

"Quédate conmigo, iremos a dar una vuelta" le digo.

"Esta bien" Le responde Andrew a su disculpa. Claro que está bien. "Volvamos a casa, no haz comido nada hoy"

"Me quedaré un rato más si no te importa, Christian me llevará de regreso, necesito aire"

"¿Prefieres que yo te acompañe?" Sé que es un sí, y me duele. Prefiere que Andrew la acompañe pero le dirá que no por que se lo pedí.

"No te preocupes, nos vemos allá"

La mira una última vez antes de darse la vuelta.

-No tienes nada que lamentar Aria -le reprocho cuando ya sé que Andrew no nos puede escuchar -Ven, vamos -me paro primero y le estiro la mano para ayudarla a ponerse de pie. Su cara sigue hinchada por el llanto y su delicado cuerpo busca el mío para apoyarse. Me encanta.

-¿Quieres transformarte? -pregunto y su cara se ilumina.

-¿Podemos? -asiento.

-El territorio está bien resguardo, no hay de que preocuparse si estás conmigo -frunce el seño pero la idea la sigue emocionando.

-Me iré a sacar la ropa detrás de ese árbol -le sonrío aunque normalmente haría un comentario sarcástico acerca de sacarse la ropa frente a mí. Me apresuro a cambiar yo mismo y en segundos la loba de Aria aparece, es hermosa.

Intento distraerla mientras corremos, juego a perseguirla y la empujo. Siento como la hago reír y me relaja un poco el sacarla de sus negros pensamientos.

Entre juegos y empujones detecto otro olor, pertenece a mi manada pero no espero a nadie. De entre los árboles una loba del color del trigo hace aparición.
La loba de Aria se pone rápidamente a la defensiva al verla, irradia poder de Luna y muere de celos.

Mierda que está haciendo Sofía aquí.

Nuestra Frágil Luna Where stories live. Discover now