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-¡Aria! -vuelve a llamar Sam.

-Si -digo acercándome un poco más, intentando no ver a Christian en el suelo.

-Ve a mi habitación, en el armario hay una especie de caja de herramientas -envía una imagen a mi cabeza y corro hacia las escaleras.

Una caja... una caja, mi cabeza da vueltas y me cuesta concentrarme. Mierda si te mostró donde estaba, me molesto conmigo misma.

Christian está bien, tenía que estar bien. Es un lobo mitad vampiro ¿No? debe ser inmortal o algo así, diviso la gran caja en una esquina y me apresuro.

-Ayúdame a llevarlo a la pieza de invitados -dice Sam a Andrew, lo levantan con dificultad, uno a cada lado. Christian gime de dolor y mi estómago se contrae al ver su cara, tiene sangre que cae de un costado de su frente y a penas puede mantener los ojos abiertos.

Los sigo por el pasillo lentamente, ya que los pies de Christian se arrastran por el suelo, con la caja aún en mis brazos.

-Abre la puerta Aria -habla Andrew y me apresuro hacia ella. Ponen a Christian en la cama con cuidado y le entrego la caja a Sam, la deja en el velador y la abre dejando ver pisos de instrumentos quirúrgicos en ella. Me alejo recordando el daño que hacían alguna de esas cosas.

Con una tijera Sam se apresura a cortar la polera de Christian y lo que veo realmente me asusta, mi corazón se acelera y me cuesta respirar.

-Aria si vas a hiperventilar necesito que salgas de aquí -dice en un tono que no sabía que tenía - Ve a mojarte las manos.

¿Por qué tenía que mojarme las manos? de todos modos salgo de la habitación y cierro la puerta detrás.

Me quedo dando vueltas en la cocina sin saber que hacer. Tal vez deba intentar hacer el almuerzo, miro el reloj y marca las una, de seguro Sam y Andrew estarán un buen rato con la gravedad de las heridas de Christian y tendrán hambre. Quiero llorar pero me hago la fuerte.

Busco en los gabinetes algo que me llame la atención y encuentro un paquete de pasta. Puedo hacer pasta, no creo que sea capaz de cocinar nada más pero la pasta no tiene ninguna ciencia ¿Cierto?

Ni siquiera se como prender el hornillo. Bien, había visto a Andrew prenderlo un par de veces, solía hacer huevos revueltos en la cocina de mi casa. No puede ser tan diferente. Mis manos tiemblan pero logro prender el fuego.

-¡AAAAAAH! -joder, joder, joder Christian -¡AAAAAAH! ¡BASTA!

Concentrate en otra cosa, vamos... La pasta, lleno la olla con agua que termina la mitad en el suelo. La pongo en la cocinilla y espero a que hierva como lo dicen las instrucciones detrás del empaque. Otro grito, por favor... que le están haciendo... va a estar bien, tiene que estar bien.

Pongo el espagueti en el agua hirviendo y queda la mitad fuera. Genial, esto ya es un desastre. Tomo una cuchara y me las ingenio para que entren todos a la olla. Tal vez necesiten más agua, les agrego sal y aceite para que no se peguen y pongo la tapa.

Oigo unos pasos acercándose y un Andrew con un rostro desencajado se sienta en el taburete.

-¿Qué haces? -levanta una ceja.

-Pasta -respondo rápidamente -¿Cómo está Christian?

-Está vivo, estará bien... No se podrá mover un par de días.

-¿Que les sucedió? pensé que ustedes eran... invencibles. Si le hicieron esto a Christian...

-No somos invencibles Aria, somos bastantes poderosos. No te lo voy a negar, pero nos atacó una banda de unos 30 muertos con unos sinmanada, tuvimos suerte de salir vivos.

-¿Muertos?

-Los vampiros que te mostró Christian, se hacen llamar Cognatis, pero muertos o murciélagos les queda mejor.

-Yo soy una sinmanada.

-En teoría lo eres, pero también eres una descendiente de la Diosa Aria, además no todos los sinmanadas son malos, hay algunos que deciden simplemente llevar una vida sin la especie - asiento en señal de comprensión -¿Con que harás la pasta? -Andrew señala la olla.

-Mierda-me apresuro a apagarla, el agua ya se está rebalsando.

-Me iré a dar una ducha, estoy lleno de sangre -Se pone de pie y lo veo cojear.

-¿Estás bien?

-Se pasará en un par de horas -dice y desaparece por las escaleras. Quiero abrazarlo.

No he escuchado ruido de la habitación de invitados por un rato así que supongo que puedo ir a ver que está pasando y aprovecho de llevar a Sam un vaso de agua. Cuando estoy en frente toco la puerta.

-Puedes entrar Aria -oigo al escocés.

-Ten -le entrego el vaso.

-Gracias -me sonríe.

-¿Qué tal todo? -le pregunto acercándome a la cabecera de la cama. Christian ruje y muestra sus colmillos.

-Sangre -Sam me mira perplejo y se que piensa lo mismo que yo.

-No sé si es una buena idea...

Nuestra Frágil Luna Where stories live. Discover now