Prólogo

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La vida es como una montaña rusa, tiene sus altas y sus bajas.

Yo estaba en la parte de arriba de la montaña rusa, era muy feliz con mis padres y amistades, pero en un cerrar y abrir de ojos, yo caí a lo último de esa montaña rusa. Todo cambió justamente ese día, cuando mi papá me buscó a la escuela y me llevó al hospital.

Resulta que en la mañana mi mamá había tenido un terrible accidente, personas cercanas llamaron para avisar que habían heridos y del hospital avisaron al trabajo de mi papá.

—Hicimos todo lo posible, pero no logramos mantenerla con vida durante la operación, lo sentimos mucho.

Solo esas palabras de parte del doctor fueron las causantes de que yo terminara internada en un hospital psiquiátrico. Pocos días después de la muerte, el velorio y el entierro de mamá, yo estaba decidida a terminar con mi vida. Le doy gracias a mi padre por haberme encontrado a tiempo y haberme llevado al hospital.

Cuando salí de haber pasado todo un año internada, le pedí a mi padre que me cambiara de escuela, no tenía las ganas de dar explicaciones a mis amistades, maestros, conocidos y otras personas cercanas a mi en mi último año de escuela superior. Solo quería comenzar de nuevo, sin que nadie me juzgara por haber tratado de quitarme la vida después de perder a mi madre.

Mi papá pensó que lo mejor sería mudarnos de casa también, el tenía miedo, no quería que viviera con los recuerdos de mamá, pensaba que si pasaba más tiempo en esa casa podría caer nuevamente en una gran depresión y tratar de quitarme la vida otra vez.

Yo solo quería tratar de comenzar desde cero, tratar de ser feliz y luchar, salir adelante como muchas veces se lo había prometido a mi mamá.

Razones para odiarte ®Where stories live. Discover now