Capítulo 9

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Pocos días después de la fiesta Santi me informó que su hermano si drogó a una chica porque otra chica alta, blanca y rubia se lo había pedido. Mi papá no me regañó ni nada pues Ciara me cubrió, le dijo a mi padre que yo estaba con ella. Esa noche "dormí en casa de mi amiga".

En la mañana me desperté y di unas cuantas vueltas en la cama, la verdad no quería ir a la escuela. Mi padre no estaba en casa y me estuvo bastante raro. Me comí una manzana y salí de la casa. El auto de papá no estaba, tal vez tuvo que ir a trabajar temprano.

Comencé a caminar hasta que encontré un taxi, lo detuve y le dije mi destino. Cuando llegamos me quedé indecisa en si abrir la puerta o no, hasta que el conductor me sacó de mi indecisión.

—Hey, se que la superior apesta, pero lamentablemente debes bajarte.— Dijo el conductor mirándome por el espejo.

—Ay, soy una molestia, lo siento.— Contesté tímida mientras abría la puerta.

—No eres una molestia, me quedaría aquí más tiempo, pero debo seguir trabajando.— Respondió sonriendo ampliamente.

—Que tonta, discúlpame. Gracias por traerme.— Le pagué, me bajé y cerré la puerta, el chico solo sonrió y se fue.

Entré a la escuela y fui en busca de Perla. Estaba tan distraída que tropecé con alguien.

—Disculpa, soy muy torpe.— Dije recogiendo mi mochila.

—No eres torpe, Camille.— Cuando escuché esa voz se me erizó la piel. —Solo andas distraída.

Inmediatamente me puse de pie y me encontré con una agradable persona. Estaba sonriendo ampliamente y tenía algunos papeles en las manos.

—¿Santi? ¿Qué haces aquí?— Pregunté entusiasmada y a la misma ves confundida.

—Bueno, en realidad no es por mi, es por mi hermano, pero jamás imaginé encontrarme contigo aquí.— Contestó el mientras comenzábamos a caminar.

—Sí, es que tengo una suerte de mierda.— Cuando mencioné esa última palabra Santi se me quedó viendo impactado. —Oh, disculpa mi vocabulario.— Dije avergonzada.

—Tranquila, todos hemos hablado así.— Contestó el tratando de calmarme.

—Sí claro, pero dime, ¿quién es tu hermano?— Pregunté sentándome en un banco que había en los pasillos.

—Está en su último año como tú, y se llama Zack Stone.— Contestó Santi sonriendo.

En ese momento me dió un pequeño mareo.

—¿Camille? ¿Estás bien?— Santi se arrodilló frente a mi.

—Estoy bien.— Contesté tocando mi frente.

—No lo pareces, mencioné a mi hermano y casi te da un infarto, estás súper pálida.— Santi estaba preocupado, debía explicarle.

—Zack es un gran amigo mío, me ayuda bastante con otro chico que me molesta.— Mientras le explicaba trataba de respirar lentamente. —La cuestión es que el otro día de la fiesta dijiste que tu hermano era el que estaba en la barra y el que ayudó a una chica a drogarme.— Mencioné algo confundida ya que Zack había ido a la fiesta con nosotras.

Razones para odiarte ®Where stories live. Discover now