CAPÍTULO 1: UNA TEDIOSA RUTINA

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Me lleva la fregada.

—¡¡¡Lisa!!!... Levántate ahora mismo. No te lo repito otra vez.

—¡¡¡Que ya voy!!! —Maldigo a oscuras entre mis sábanas.

Para colmo, mi mamá está hecha una pantera, casi a punto de perder completamente la paciencia por mi culpa. Un llamado de atención más, y es capaz de botarme de la casa por desobedecerla.

Y sí, ese es mi nombre Lisa Cannon Bridge. Una brillante estudiante de medicina en la Universidad de Cambridge-Inglaterra. Tengo 20 años y soy la menor y única hembra de tres hermanos.

Sinceramente, debo admitir que mi madre tiene una facilidad como nadie de alterarme los nervios a tempranas horas del día.

Estoy haciendo un esfuerzo sobrehumano por levantarme; sin embargo, no me conecto conmigo misma. No estoy al 100% y eso es irritante. Me gana la somnolencia.

Minutos después, logro sentarme en el borde de la cama, duro un largo rato viendo al infinito pensando en "nada"..., nada realmente eficiente y productivo. ¡Qué pereza tan nefasta!

Finalmente, mi cerebro logra conectarse con mis miembros inferiores ordenándoles caminar hacia el baño.

Soy una chica como cualquier otra —o por lo menos eso creía, —hago las mismas rutinas que todo el mundo hace al levantarnos: cepillarnos, bañarnos, tomar un desayuno ligero —otras veces no tanto —¡Lo sé!, como mucho; por suerte tengo buenos genes. Estudiar mucho, tener como hobbies leer libros y ver series de terror y lo paranormal, socializar poco, ir a fiestas escasamente y sobre todo sumergirse en el mundo imaginario de la fantasía mágica y erótica con el crush de turno.

Mientras tomo mi ducha, puedo sentir los pasos de mi madre desplazarse por mi habitación apresurándome para bajar a desayunar e irme a la Universidad para no llegar tarde. Ella siempre dice que «la puntualidad es una poderosa virtud», y yo, como futura Doctora, debo tener eso tatuado en mi memoria de por vida. Yo sé que ella tiene razón, pero sinceramente confieso tener una muy buena relación con mi pereza. Somos excelentes amigas.

Al salir del baño y vestirme con lo primero que encuentro, —porque no soy para nada amante de la moda,—veo el reloj que yace sobre mi mesita de noche, dándome cuenta de que me quedan tan solo 25 minutos para llegar a la Universidad —y eso sí corro con la suerte de tomar el bus a tiempo—. Entonces, me meto en el papel de flash para apresurar mis pasos y bajar por las escaleras en tiempo récord hasta llegar a la cocina; saborear el pan tostado y los huevos revueltos que veo servidos en el plato que me corresponde es todo lo que por ahora necesito. ¡Huele delicioso!

Bebo un gran sorbo de jugo de naranja, mientras percibo las miradas inquisidoras y penetrantes de mis hermanos Alex y Jacot. Ellos son tan expresivos con sus gestos, que sé que me están reprochando sin decirlo: «que yo nunca, o casi nunca, me puedo sentar a echar relajo y comer decentemente con ellos». ¡Joder! ¿Cómo podría? Nunca tengo tiempo.

Extrañamente, esta vez no me dicen nada, quizás para evitar problemas con mis padres. Les esperaría otro merecido "zape" si es que se atreven a meterse conmigo. Son muy crueles e irrespetuosos algunas veces.

Les tiro una mirada fulminante al ver sus intenciones.

—¡Adiós a todos! —vocifero antes de retirarme de la cocina.

Camino de prisa a la sala para tomar mi mochila, mi chaqueta e irme hasta la puerta principal para salir, pero antes de hacerlo, escucho a mis padres desearme tener un buen día y mantenerme abusada ante todo —refiriéndose a los peligros de la calle —. Me llena de gratitud sus bendiciones.

SECRETOS DE SANGRE ©🗡️🛡️ |NUEVA EDICIÓN| #1Where stories live. Discover now