C30: Junto A Ti

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✺...✺

¿Estás... orgulloso de mí?

✺...✺

El ardiente sol le despertó de su sueño, la luz le estaba dando directamente en el rostro como un mal chiste.

Sus ojos, cansados y algo irritados, se abrieron con pesadez.

La cálida brisa entró por su ventana, meciendo suavemente las cortinas de seda que estaban abiertas de par en par, como si alguien quisiera que viera el sol radiante afuera y el día prometedor que prometía.

En contraste de toda la tristeza de ese día había un gran sol de primavera.

Las estaciones habían pasado otra vez y ese día llegó de nuevo.

Izuku giró sobre su propio cuerpo, dándole la espalda al sol y abrazándose a sí mismo en una búsqueda de auto contención. No importaba que tanto estirara sus brazos y buscara el cuerpo de su novio, solo sentiría la suave textura de las sábanas porque estaba completamente solo.

Frunció los labios sintiéndose realmente débil y patético. Un inútil en vez de un héroe profesional y aclamado símbolo de la paz. 

Las manecillas del reloj avanzando perforaron sus oídos como pequeñas lanzas que se clavaban en su corazón, recordándole que era hora de levantarse y que no debía perder el tiempo. Era medio día y las calles ya debían estar sobre saturadas de personas y eso era bastante malo si quería salir como un civil ordinario.

Volvió a voltear sobre la cama para quedar recostado sobre su espalda. Deseó que ese día no existiera y que solo fuera un día normal en su vida donde se levantaría temprano, desayunaría, besaría a Shoto recordándole cuanto le amaba e iría a su trabajo.

Las manecillas siguieron sonando.

Las cortinas siguieron danzando.

Dejó caer su brazo sobre su frente, dándose un duro golpe para despertarse. No era momento de actuar de ese modo, porque se suponía que ya lo había resuelto, lo había superado.

Las dulces palabras que le había susurrado Shoto al oído esa noche tan angustiante y dolorosa le habían calmado, eran palabras que no debía olvidar.

Se levantó con fuerza tirando de las sábanas hacia adelante, sacándoselas de encima y por poco desarmando completamente la cama.

Porque había sol afuera, había luz y brisa fresca. Había vida y él no se iba a echar a morir por un solo día.

—Gracias —murmuró con la voz rasposa y cansada viendo hacia la ventana abierta—. Creo que entendí tú mensaje.

Izuku sonrió, más por esfuerzo que por alegría. Se apresuró en darse una ducha y cambiar su ropa por lo más casual y desapercibido que tenía en su armario, añadiendo una oscura gorra para ocultar su revoltoso cabello. No pudo evitar reírse un poco al verse al espejo. Parecía un agente encubierto sin mucha experiencia.

Sacudiendo la cabeza para olvidar esa idea, tomó las llaves del mesón sin si quiera pensar dos veces sobre desayunar algo, no sentía apetito.

Un par de ojos negros le vieron desde el sofá. Izuku solo pudo paralizase.

Se carcajeó esta vez con verdaderas ganas. Su oso de felpa que usualmente estaba en la habitación, ahora estaba sentado sobre el sofá como si le hubiesen vetado del dormitorio. No pudo creérselo, era demasiado absurdo.

• Cotidiano • [TodoDeku]Where stories live. Discover now