Amor enfermizo

15.

Sandy cierra mi vestido. Mi rostro y el de ella se ven reflejados en su espejo de cuerpo completo. Me siento en la silla de su tocador mientras ella agarra un poco de maquillaje y lo pasa por mi cara.

–Te ves maravillosa Enana, tu chico quedará con las babas cayendo de su boca– sonríe pasando un poco de brillo en mis labios. 

–Gracias melliza– digo mirándome en el espejo. Por primera vez me veo bonita. Agarro unos tacones de Sandy y ella me ayuda. El timbre suena y automáticamente se escucha la puerta cerrarse. 

–Es hora Grace– dice mi hermana abriendo su puerta dejándome pasar. 

–Enan... estas... wow– Rhys esta boquiabierto frente a mi.– tu...pareja esta abajo. 

Camino hacia las escaleras y de estas se ve a un Chad bien vestido, con su traje y una corbata gris. En sus manos trae algo que parece ser una pulsera de flores. Sandy me agarra de la mano mientras baja conmigo hasta donde está Chad. Mi madre, en el umbral del estudio, nos mira con ternura sonriendo. A su lado, Josh también sonríe. 

–Te ves como en la tienda, pero mucho mas hermosa– Chad agarra mi mano, para poner la pulsera en mi muñeca.

–Esta muy linda– sonrío viendo la hermosa pulsera. 

–¡Una foto!– exclama mi madre sacando la cámara del estuche. Doy unos pasos hasta quedar al lado de Chad y pasar mis brazos por su cintura en forma de abrazo, por su lado, Chad pone una mano en mi cintura atrayéndome a el.

–Mamá quiero llorar– Sandy abanica su rostro con sarcasmo. Mamá toma la dichosa foto después de como otras cinco.– ya pueden irse en paz chicos.

–Cuídala mucho, es mi hermana– amenaza Rhys haciéndonos reír a todos.

–No te preocupes– Chad le sonríe a mi familia antes de salir y adentrarnos en la camioneta manejada por Dylan.

–¡No me quiero graduar!– grita Amber secando algunas lagrimas.

–Ni yo– decimos al unísono Dylan y yo.

Al llegar a la escuela (bien decorada por cierto) nos encontramos con los próximos graduados tomándose fotos, saliendo de lujosos autos, algunos llorando, otros apenas entrando. En la entrada, Anna sonríe con Asher, otro jugador del equipo, a la cámara de su padre. Anna al vernos, nos saluda admirando cada una de nuestras vestimentas.

–Anna estas hermosa– digo abrazándola. 

–Ustedes están muy lindos– nos regala una sonrisa cálida a cada uno de nosotros. Camille, viene caminando de la mano con Marco, su viejo amigo. Lo hemos visto muchas veces cuando viene a ver a Cami jugar.

–¡Hey!– saluda Cami con la mano.

–Yo sabía que iban a terminar juntos– dice Amber haciendo sonrojar a la pareja vista.

–¿Entramos?– sugiere Chad recibiendo muchos "si" por parte de nosotros. Amber y Dylan entran  primero, seguidos de Anna y Asher. Camille y Marco por su parte, posan para la cámara de los padres de Marco. Chad me toma la mano mientras caminamos al gimnasio del colegio. 

–¿Bailas?– pregunta Chad a penas vemos al resto de estudiantes bailar al son de la música. 

–Por algo vinimos, ¿no?– respondo con una sonrisa maliciosa. Chad se limita a reír. 

Con calor y con licor en nuestro organismo, Chad me propone salir para tomar aire. Y con eso caminamos hasta el campo, donde nuestra amistad comenzó hace tres años.

–Me acuerdo cuando hacíamos revancha por algún partido en empate.– dice mirando por ultima vez lo que en poco tiempo dejaremos atrás. 

–Y la apuesta ridícula de salir contigo– blanqueo mis ojos al recordar.

–Pero terminé saliendo con la mejor mariscal que ha tenido el equipo– sonríe mirándome.– a veces siento celos al saber que te gusta Jack– confiesa.

–No se quien me gusta Johnson– confieso mirando el gran campo donde muchas victorias estuvieron de nuestro lado. 

–¿A qué te refieres?

–No se si me gustas, o me gusta Jack, es confuso... Aprecio a ambos, y los amo, pero en realidad aclarar quien me gusta es difícil. ¿Alguna vez te dije que te amo Chad?– pregunto mirando su rostro. Este endereza la espalda y me voltea a ver.

–Una vez me lo dijiste, pero fue el año pasado– suspira.

–Te amo.

–Yo tambie-

–¿Que hacen aquí?– las palabras de Chad quedan en el aire cuando Amber aparece en las gradas– va a comenzar el baile lento, ¿que esperan?

–Vamos– digo levantándome de la cómoda (sarcasmo) grada. Extiendo mi mano hacia Chad. Este entrelaza nuestros dedos y caminamos así hasta el gimnasio. Automáticamente la música alocada cambia a una mas suave y lenta. Mis amigas por su lado, ya están bailando con sus parejas. Las luces que cuelgan en el techo hacen la simulación de varias estrellas como las que vi en el campo.

–Creo que traerte conmigo hoy fue una buena opción– dice Chad atrayendo mi cuerpo a él con sus manos en mi cintura. Yo acomodo mis manos alrededor de su cuello moviéndonos de lado a lado.

–Nunca pensé estar aqui bailando con el chico mas deseado de la escuela.– ambos sonreímos y yo hundo mi cabeza en su pecho, sintiendo su aroma.