El fruto de nuestro amor (Loricoln)

Temblorosa cumpleañera

Esa noche lluviosa fue la que marcaría a la primera hija Loud de por vida.

- Lincoln... quédate conmigo... por favor... no me dejes- decía Lori mientras sus lágrimas se camuflajeaban por las gotas de lluvia.

- ... - Lincoln luchaba por decir algo.

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La mirada de Lori se había perdido por completo en sus profundos recuerdos del pasado. Casi olvidó el motivo del recordar, hasta que la voz de su hija le hizo salir del transe.

- ¿Mamá...?? - preguntó nerviosamente su única hija.

- Lo siento Loan..., recordé algo... fue... como revivir ese momento.

Su nerviosa hija no comprendía del todo lo que su madre sentía. No entendía ni siquiera el motivo de esa "charla" madre-hija tan repentina.

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Todo había comenzado aquella mañana, Loan se levantó de forma temblorosa, como de costumbre y con temor a caerse, bajó por las escaleras para encontrar a su querida y sobreprotectora madre. Lori la saludó dándole los buenos días junto a un pastel que ella misma había horneado la noche anterior.

Resultaba ser el cumpleaños número 18 de su hija y tal como lo había acordado consigo misma, era momento de revelarle toda la historia con su padre... Lincoln.

Por otra parte, Loan había olvidado por completo que celebraban ese día, como todos los años, su madre tuvo que recordarle e incitarle a celebrar aunque sea solo un poco.

El pastel no le habría dado confianza si hubiera sido de otra persona. Tenía la horrible pesadilla de morir envenenada o intoxicada por ingerir alimentos ajenos a su casa y esto era algo que Lori siempre mantenía presente, sobre todo porque en más de una ocasión, Loan había rechazado con pánico los pasteles y otros postres provenientes de sus tías Leni, Lola y Luan.

Madre e hija tenían toda la mañana antes de que llegaran los demás invitados, lo cual sería aproximadamente en la tarde-noche.

A Loan le hubiera gustado tener amigos con quien compartir su día, pero el hecho de padecer ansiedad, sumado a su temor de socializar... le era imposible. Si bien su madre tuvo parte de la culpa al recluirla todo el tiempo desde a temprana edad por temor a que le pasara algo, ella pensó que era lo mejor.

Habían decidido partir tempranamente el pastel, ambas cogieron dos pequeños trozos y con el plato en sus manos, Lori reunió todo el valor que pudo para decir lo siguiente:

- Loan... vamos a la sala, hay... algo que quiero contarte.

Loan con inseguridad tragó el pedazo de pastel y sin decir nada, solo asintió con su típico temblor en el cuerpo. Tenía la impresión de que sería regañada por algo, ¿Sería por jugar videojuegos hasta tarde? ¿O por no terminar sus tareas de la semana pasada? No tendría sentido, sobre todo porque en su cumpleaños, su nadre nunca tocaba el tema de sus estudios.

*(Toda su vida había estudiado en casa, obviamente)*

¿Era correcto lo que le diría a su hija? ¿Debía esperar más? ¿Era buena idea decírselo antes de que llegaran sus tías (hermanas de Lori)? ¿Debió decírselo antes? ¿Le haría bien o mal a ambas?

Ninguna de estas estas preguntas tenían una respuesta, Lori solamente tuvo que apostar a que eso se tenía que hacer. Ya no podía soportar más el no hablarlo con ella.